Adolescentes embarazadas sufren riesgo de suicidio

  • Jany se embarazó a los 15 años de edad y tuvo a su bebé a los 16; el padre de su hija, quien le dobla la edad, la abandonó luego de no cumplir la promesa de que se separaría de la mujer con quien está casado

  • Al saberse embarazadas, abandonadas y engañadas por su pareja, muchas jóvenes caen en depresión e incluso las lleva a pensar en el suicidio

 

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Regeneración, 24 de octubre de 2016.- Al saberse embarazadas, abandonadas y engañadas por su pareja, con el temor de que los padres se enteren, la incertidumbre del futuro y con el miedo de no saber qué hacer y a quién dirigirse, muchas jóvenes caen en depresión e incluso las lleva a pensar en el suicidio.

Para estas jóvenes, el embarazo representó y representa deserción escolar, desempleo o trabajo mal remunerado, abandono, mayor vulnerabilidad económica y escasas posibilidades de desarrollo, así como riesgos a la salud, son algunos de los problemas que enfrentan las adolescentes con embarazos tempranos.

La mitad de las adolescentes embarazadas terminó la secundaria y el 38 por ciento cursó un año de preparatoria, según los resultados del Estudio del Embarazo en Adolescentes en el Distrito Federal, desde un enfoque de género, 2005-2014.

De acuerdo al Consejo de Evaluación del Desarrollo Social (EvalúaCDMX), 43.3 por ciento dejó de estudiar; 63 por ciento vive en unión libre y 8.6 por ciento está casada, revelaron las cifras del análisis realizado.

El estudio señala, además, que el despertar sexual puede iniciar entre los 12 y 13 años de edad, aunque se dan casos de 10 y 11 años; según el estudio Pautas sobre Sexualidad y Anticoncepción, mientras que la edad promedio de la primera relación de los adolescentes es entre 15 y 17 años.

La información que se desprende del estudio realizado por el Instituto Nacional de Perinatología (INPER), periodo 2013-2014, afirma que cada año nacen en México más de 397 mil 400 bebés de madres menores de edad, de las cuales más de 8 mil 600 tienen menos de 14 años.

Al intentar ocultar el embarazo y no asistir a consultas de control prenatal, se genera otro riesgo de la mortalidad de la madre y el niño, asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Las estadísticas demuestran que de las jóvenes embarazadas 86.2 por ciento afirmó que fue al Centro de Salud en el primer trimestre de su embarazo, 89.7 por ciento acudió a una consulta de atención prenatal, y solo tres por ciento fue a dos o más. Además, 77 por ciento tiene alto riesgo de dar a luz a bebés con bajo peso al nacer.

Jany se embarazó a los 15 años de edad y tuvo a su bebé a los 16; el padre de su hija, quien le dobla la edad, la abandonó luego de no cumplir la promesa de que se separaría de la mujer con quien está casado.

La joven no estudia ni trabaja, pues por ser menor de edad es difícil conseguir un empleo; cuando lo logró ni siquiera percibía el mínimo. Por ello, desesperada, aceptó lavar trastes en una cocina económica.

Pero no era lo mío, porque era matarme sin conseguir lo más indispensable para mantener a mi hija”, manifestó.

Ahora, en lugar de jugar con muñecas tiene que ver por su nena de apenas seis meses de edad. “Antes mis muñecas eran mis hijas, pero no gastaba en comida ni en pañales; realmente la vida se vuelve muy difícil”.

Alma, de 17 años de edad, reconoció que en un principio ni siquiera sabía que estaba embarazada; como la gran mayoría de las adolescentes tuvo un embarazo no planeado. Vive en unión libre con su pareja y aunque le ha pedido casarse no está segura, y prefiere mantenerse así.

Se acabaron las fiestas, las amistades y la escuela, a la que ve muy difícil regresar, confesó en entrevista.

Jazmín fue madre a los 14 años de edad, y aunque utilizó un dispositivo intrauterino durante algún tiempo, tras retirárselo volvió a embarazarse. Ahora tiene 16 años y un segundo bebé. Apenas terminó la secundaria.

Vive en casa de sus padres, con su pareja, quien gana el mínimo trabajando en una tienda; el departamento también lo comparten con su hermana, quien fue madre a los 18 años de edad, y su compañero. Es decir, cohabitan tres familias en un espacio de 54 metros cuadrados.

Aunque en casa nunca se habló de sexo, admitió que existe mucha información sobre los métodos anticonceptivos, y en la escuela tuvo conocimiento de esto. No obstante, no tomó las debidas precauciones.

Miranda, de 15 años de edad, tiene 31 semanas de embarazo, y aunque tuvo el apoyo de su familia, aseguró que los médicos que la atienden le han advertido del peligro en el que está su vida y la de su bebé.

 

Con información de Excélsior