Aumenta turismo sexual masculino en México

Por: María Luisa Santillán, DGDC-UNAM

México es considerado uno de los destinos turísticos más importantes en América Latina. Es aquí donde en las últimas décadas se ha registrado un aumento del turismo sexual masculino, por lo que investigaciones recientes han permitido conocer las dimensiones territoriales y la dinámica de esta práctica.

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Entre 2007 y 2008, un grupo de investigadores de instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma del Estado de México (AUEM), la Universidad Veracruzana, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) , la Universidad de Guadalajara, la Universidad Autónoma de Quintana Roo y el Colegio de la Frontera Norte, exploró siete puntos de afluencia turística en México para conocer los mecanismos socioespaciales y la interacción que se da entre turistas y anfitriones en términos sexuales.

Los sitios seleccionados fueron Acapulco, Puerto Vallarta, Veracruz, Cancún, Tijuana, Distrito Federal y Guadalajara, los cuales sirvieron como escenario para recoger testimonios de hombres identificados como sexoservidores.

Este trabajo dio origen al libro Turismo y sexo en México. Cuerpos masculinos en venta y experiencias homoeróticas. Una perspectiva multidisciplinaria, editado por el Instituto de Geografía de la UNAM, en su colección Geografía para el Siglo XXI.

Entre los hallazgos más relevantes presenta este libro, coordinado por el doctor Álvaro López López, del Instituto de Geografía de la UNAM, y Ane Marie Van Broeck, de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, se encuentra la existencia de dos culturas del comercio homoerótico: una tradicional y otra novedosa que denominaron gay, que data de finales del siglo pasado con la irrupción en el panorama global de un conjunto de identidades que adquieren ciudadanía y reivindican sus derechos de existir en la ciudad.

Las diferencias entre estos dos tipos de espacio de actividad comercial homoerótica se debe a factores como el nivel socioecónomico, el grado de segregación social del sexoservidor, la identidad de éste, su forma de promover sus servicios sexuales, su condición general de salud y la manera como se relaciona con los clientes, entre otros.

Álvaro López López señaló que un elemento que destaca de esta investigación es una tendencia a hacer menos visible el turismo sexual masculino por la presencia de Internet, el cual permite que sea más anónimo. “Las conexiones que se dan entre turistas vía Internet evitan tener que evidenciarse públicamente y eso impide muchas veces conocer la magnitud del fenómeno”, dijo.

Al referirse a los tipos de ofertadores, el investigador universitario señaló que sólo estudiaron la parte legal –no se involucraron con el turismo sexual infantil, ni con la trata de personas–, es decir, solo en las personas que en forma consentida ofertan y consumen servicios sexuales. Comentó que existe una amplia gama de trabajadores sexuales, desde los que lo hacen por una cuestión económica, hasta los que se definen identitariamente como gay, a menudo con un nivel escolar más alto, y que gustan de ofrecer sus servicios sexuales.

Entre las conclusiones que los investigadores proponen a partir de esta investigación, se encuentra que la edad es un aspecto que interviene en la negociación de los servicios sexuales, que una parte considerable de los sexoservidores tienen un nivel socioeconómico bajo y la apariencia étnica es otro factor que interviene en este tipo de turismo, ya que se detectó que turistas extranjeros blancos prefieren sexoservidores de piel oscura, mientras que los turistas nacionales prefieran a aquellos de piel más clara.

Mirada étnica y geográfica

Durante la presentación del libro, la doctora Hortensia Moreno Esparza, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, dijo que el material etnográfico reportado en esta obra es extenso, lo cual permite dibujar y conocer una serie de prácticas, formas de relacionamiento, apreciaciones del poder y gamas de emociones que hacen imposible someter esta diversidad a un modelo preestablecido de organización teórica.

“Lo más interesante es la mirada geográfica, la búsqueda de la espacialidad. Las necesidades de la propia actividad determinan y son determinadas por la elección del lugar. De esta forma, nos encontramos con una temporalidad del encuentro homoerótico que puede proyectarse con cuidadosa anticipación al plan del viaje o puede ocurrir de manera espontánea en función de la oportunidad. Puede consultarse en guías de turistas prolijamente detallas en páginas web o en las referencias de usuarios satisfechos o puede decidirse al azar del encuentro fortuito más o menos sospechado de oídas o con el que se tropieza por suerte o mala suerte”, comentó.

Por su parte, el maestro Raúl Arriaga Ortiz, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, señaló que esta obra es un trabajo pionero en las propuestas categóricas que contiene, además de que presenta la práctica del turismo sexual en espacios abiertos y entre hombres, la cual regularmente se había estudiado en espacios cerrados y relacionada con mujeres.

“Analiza a aquellos que se dicen hombres y que están con otro hombre a cambio de dinero, protección, comida, viajes, y habla de los que se definen identitariamente como gay. Asimismo habla de los códigos que se desarrollan en espacios abiertos y cerrados, de las disputas territoriales y de la importancia de los mediadores que son las personas que llevan al turista a donde está ese cuerpo, como taxistas o boleros”, concluyó.

Información: Ciencia UNAM