Cambio Climático y el Neo-realismo internacional

Los intereses de las compañías y el gobierno estadounidense salieron favorecidos con la COP21.

cop21

Por Gonzalo Ballesteros*

Regeneración, 4 febrero de 2016. Hace 14 años Michael Klare un experto sobre cambio climático y política internacional conocido por su libro La Guerra por los Recursos anunciaba una nueva geografía de los conflictos internacionales a causa del cambio climático: escasez de agua, comida, minerales, hidrocarburos así como sequías e inundaciones que a su vez llevarían a poblaciones y Estados a nuevas disputas y problemas en el mundo, principalmente en lugares y regiones donde la pobreza, la desigualdad y la explotación son una constante.

Ante el desafío cambio climático los gobiernos se han visto obligados a hacer esfuerzos para mitigar las emanaciones de dióxido de carbono. El Protocolo de Kyoto fue uno de los mecanismos donde se plantearían los objetivos y metas para reducir tales emisiones y transitar a energías menos dañinas para el planeta. El Protocolo fracasó hace unos años, fundamentalmente por la salida de países como Estados Unidos, China y Canadá quienes no querían cumplir los compromisos porque se verían perjudiciados así como sus empresas.

Ahora los gobiernos han venido trabajando en la llamada Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

El pasado diciembre del 2015 se celebró la 21ª Conferencia de las Partes (COP21) en París y al final los gobiernos anunciaron que fue la reunión donde más se ha avanzado en el tema, algo que los grandes medios han hecho eco.

Pero queda una pregunta que responder: ¿en realidad qué ocurrió?, ¿quien ganó? La mayoría de expertos han dicho que la reunión mostró un alto nivel de diálogo y compromiso. En contraparte los escépticos han informado que las grandes compañías petroleras y automovilísticas, responsables principales de la emisión de emisiones de carbono, junto con los países industrializados, no se verán afectadas y seguirán en su lógica extractivista y de consumo de materiales contaminantes.

Geopolitica

Las compañías y el gobierno estadounidense sabían que la COP21 sería diferente al Protocolo de Kyoto. Dieron el paso a la Convención no sólo con cautela y negociación diplomática, cinco meses antes de la reunión el Congreso de los Estados Unidos recibió un análisis por parte del Departamento de Defensa (DoD)[1], un documento titulado Report on National Security Implications of Climate-Related Risks and a Changing Climate en el que advierten que el cambio climático es ya una amenaza para la Seguridad Nacional en un contexto global.

“Esta es la madre de todos los conflictos” en la que ve a los Estados frágiles y vulnerables los primeros focos de atención ante una serie de desastres multifacéticos, desde huracanes hasta enfermedades cardiovasculares, pareciera ser que el análisis de Michael Klare fue tomado en cuenta por el Pentágono para hacer de una ‘nueva geografía de los conflictos internacionales’ a un ‘diseño geopolítico de riesgos ambientales’ [y cuando se dice un diseño geopolítico debe entenderse relaciones de poder y dominación y sus prácticas espaciales].

El Departamento de Defensa señaló que es una responsabilidad primaria proteger los intereses de la Seguridad Nacional alrededor del mundo: el Ártico, el Medio Oriente (Siria), África, Asia (Pakistán), Sudamérica (Haití), etc. La disputa en estas regiones se dará por el acceso al agua, a la comida y habrá desplazados por sequías e inundaciones, creando zonas de conflictos por lo que se requiere una seguridad global.

En el documento también se enfatiza que Estados Unidos debe de ser el líder y proyectar fuerza, poder y salir decisivamente ganador ante el cambio climático. Quizá se le debe considerar como ganador en la COP21 [hágase extensivo a las corporaciones en la lógica del Triángulo de Hierro, un monstruo de tres cabezas, del establishment estadounidense: políticos, militares y empresarios]. Por igual se plantea que los Comandos geográficos de Combates identifiquen formas de integrar la mitigación de riesgos en sus procesos de planificación y atención en [i]operaciones, personal, instalaciones, estabilidad y seguridad humana de otras naciones.[2]

Lo que se puede analizar de esto es que los Estados Unidos llegaron quizá más seguros a la COP21 sabiendo perfectamente qué hacer con el calentamiento global. Ahora esta nueva amenaza como lo fue en su momento la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), terrorismo, Estados fallidos o narcotráfico representa un objetivo difuso –porque está en todos lados– pero a la vez claro para sus objetivos en política exterior ésta es una modalidad más de la construcción del enemigo o de la amenaza perpetua que da lógica a sus diseños geopolíticos en busca de cuotas de hegemonía donde reconfiguran puestos de comando en lugares y espacios altamente geoestratégicos.

Ésta es una conceptualización más de los neoconservadores en el poder, con una visión del neo-realismo político en las relaciones internacionales y su insistente mundo anárquico que enfatiza en la violencia, el control y el uso de la fuerza de ser necesario para mantener estabilidad. La COP21 podría estar en una línea muy delgada de ser una expresión de humanismo y de concertación multilateral de alta diplomacia para ayudarnos ante lo que se prevé como una catástrofe global a 2080-2100 o una institución más como es el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM) que forman parte del orden geopolítico actual, un orden desigual, injusto y altamente predador.

Dejo la pregunta al aire ¿Y dónde se inserta México?

Notas sobre la discusión “La COP21 y la transición energética” del Grupo de Energía del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo UNAM 3/febrero/2016

* Colaborador en la Secretaría de Política Internacional de MORENA.

[1]https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Unified_Combatant_Commands_map.png#/media/File:Unified_Combatant_Commands_map.png

[2] http://www.defense.gov/News/News-Releases/News-Release-View/Article/612812