“El perdón de Peña es porque 2018 está en juego”: Lorenzo Meyer

El historiador señaló que los antecedentes de que un presidente pida perdón “son muy pocos en el mundo” y esta disculpa “es una manera de zafarse del problema central. El problema central es la corrupción”.

 

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Regeneración, 19 de julio de 2016.- Tras el discurso de Enrique Peña Nieto por la compra de la casa blanca, el historiador y académico Lorenzo Meyer, en el programa de televisión de Carmen Aristegui en CNN, señaló que los antecedentes de que un presidente pida perdón “son muy pocos, yo creo que en el mundo” y esta disculpa “es una manera interesante de zafarse del problema central. El problema central es la corrupción”.

Lorenzo Meyer comentó que “en el caso mexicano, bueno algunos recuerdan, los muy jóvenes no, pero otros a López Portillo pidiéndole perdón al final de su sexenio a los pobres de México porque no les cumplió, y le corrieron las lágrimas. Yo recuerdo que algunos muy identificados con el gobierno se sintieron ofendidísimos; un presidente no llora en público. Pero luego yéndonos un poco más atrás, me acordé de la renuncia de Porfirio Díaz en mayo de 1911″.

En dicha carta de renuncia “acepta que el pueblo mexicano, una parte del pueblo mexicano se haya subreaccionado. Y luego, en el siguiente párrafo, y lo voy a leer, dice textualmente: ‘No conozco hecho alguno imputable a mi, que motivara ese fenómeno social’ (el de la insurrección armada). ‘Pero permitiendo, sin conceder, que pueda ser un culpable inconsciente, esa posibilidad hace de mi persona la menos a propósito para raciocinar y decir sobre mi propia culpabilidad’”.

Meyer agregó que “Díaz también dijo, pues, como el presidente actual: Yo no hice nada malo. Pero no me fijé en las consecuencias de esto. Entonces don Porfirio va muy lejos en esto. Claro que no es nada más la casa blanca, sino es que ya tiene una insurrección en puerta. Todavía no hay revolución, es una insurrección, pero va para allá. Entonces (Porfirio) dice que no le queda más remedio que presentar su renuncia al Congreso y salir del… bueno, no lo dice salir del país pero se entiende también por la carta que se va del país y se espera que en un futuro, que en un futuro que no sabe cuándo, pero probablemente después de su muerte, el pueblo mexicano, pues le reconozca, y entonces ya no haya el agravio. Vaya manera de reconocer una culpa”.

Señaló que en el caso del discurso de Peña Nieto, al pedir perdón, “es una manera interesante de zafarse del problema central. El problema central es la corrupción. La corrupción no solamente de éste gobierno, sino tiene una raíz enorme la corrupción en México, bueno, casi desde el principio de la República, pero desde luego en el régimen posrevolucionario y desde que ya se hizo eso un sistema, no queda duda de que ahí se está concentrando el mal humor social”.

“¿Qué fue lo que lo llevó a eso a EPN? ¿Qué puede ser lo que lo llevó a esto? Bueno. El mal resultado de las elecciones… el 5 de junio y lo de las encuestas. Puede ser también una presión de los empresarios que ya están viendo que el país simplemente no está funcionando y ellos necesitan que funcione. Yo me pregunto si no está también aquí una cierta presión norteamericana ahora que vino la embajadora dijo que la gran potencia necesita que sus fronteras estén en orden”, abundó el historiador.

Recordó que “hace ya buen tiempo que la frontera mexicana no está en orden. En parte por las propias culpas norteamericanas; ¿de dónde vienen las armas y de dónde viene la demanda de las drogas y de dónde viene el dólar o los millones de dólares que mantienen al crimen organizado pero también es en parte una pésima forma de administrar la cosa pública en México por la corrupción. Entonces eso puede ser otra de las razones por las cuales un conjunto de razones y ahora, de cara al 18. Es el 2018 lo que está ya en juego. Y supongo yo que el proyecto del PRI es otra vez el PRI de los muchos años, ¿no? Otra, una segunda etapa del PRI que el siglo XXI sea también el siglo del PRI como fue el siglo XX”.

Meyer finalizó agregando que “en esa pedida de perdón (de EPN) se te debe de incluir a ti” (Carmen Aristegui).

El programa que la periodista condujo años en MVS “se cerró porque sacaste tú y el equipo, es asunto de la casa blanca. El hecho de que el propio Peña Nieto usara el término “la casa blanca”, eso es tuyo. Entonces en esta demanda de pedir perdón, una de las muchas cosas que tendría que hacer es abrir la puerta que él cerro. Él diría que nunca la cerró, que fue MVS. Pero quién va a suponer que no hubo influencia de Los Pinos para acallar un programa que era bastante crítico y bastante popular”.

En tanto el periodista de La Jornada, Julio Hernández López, detalló que “por principio de cuentas, no reconoce como error el hecho de un eventual tráfico de influencias, conflicto de intereses, acto ilegal al recibir su esposa una propiedad inmobiliaria de manos de un contratista tan beneficiado como es el señor Hinojosa y el grupo Higa. Que en la mañana el limpiador oficial se estaba yendo dejando rechinando de limpio el expediente de la casa blanca, que es Virgilio Andrade, pero entonces Peña Nieto lo que hace es decir que tuvo un error al no poder evitar la percepción, la percepción solamente, no el hecho en sí. La percepción de que, aún cuando las cosas habían sido bien hechas, no habían sido bien transmitidas”.

“Es decir, que es algo así como no compres casas blancas buenas que parezcan malas. Sería más o menos la moraleja. El hecho en sí fue bueno y es salvable; el problema es la percepción y sobre eso es sobre lo que gira todo su discurso y toda su postura que lo que ha hecho hoy es reavivar el propio expediente de la casa blanca y empezar de nuevo a meter a este hombre al torbellino de todo lo que sucedió en torno a este caso inmobiliario”, señaló.

Por otro lado, “el recuerdo de esa etapa de López Portillo, que López Portillo también tuvo su propia Colina del Perro, que sería el equivalente como a la casa blanca, Colina del Perro, que le financió Carlos Hank González, que era un subordinado y era un hombre también de negocios relacionados con el entonces presidente López Portillo. Entonces yo creo que no se zafa sino al contrario; creo que a los asesores que le recomendaron esta estrategia debería de despedirlos Peña Nieto. Reaviva el asunto, le concede la absoluta verdad histórica al grupo de periodistas que denunció este tipo de asuntos y además termina creando otro embrollo, en el cual, pues pareciera que Peña Nieto juega justamente en contra de sus intereses”.

Ahora, los priistas, “tienen a Enrique Ochoa Reza como administrador de las nuevas luces del priismo, imagínate. O sea la idea es una apropiación de este proceso y desde luego, frente a un crecimiento que yo he pensado si no es un bipartidismo inducido; el hecho de que ante la eventualidad del crecimiento de la expectativa de Morena y López Obrador pues el propio PAN es el plan del propio sistema que ve que con Peña Nieto, tal como están las cosas, no parece haber mucho futuro”.

“Yo creo que la disculpa es a un equipo de trabajo (al de Aristegui)… la mención es un reconocimiento”, finalizó el periodista.