Encarecer chatarra y abaratar comida saludable ahorraría miles de millones en salud

Poner impuestos a alimentos procesados puede beneficiar la salud de la población si la medida se acompaña a subsidios de vegetales y alimentos más saludables.  

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Regeneración, 18 de febrero de 2017.- Muchos países han considerado la aplicación de impuestos a alimentos procesados como refrescos o chatarra, para combatir altos niveles de obesidad, cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes, sin embargo, no siempre se obtienen los mejores resultados. Un estudio de la Universidad de Melbourne, Australia, reveló recientemente que el factor de elevación de impuestos funciona sólo si se acompaña con un subsidio a alimentos más sanos.

En México, el aumento de impuestos a refrescos sólo disminuyó su consumo 12 mililitros por persona, luego de 12 meses de la introducción del impuesto en enero de 2014. Y aún es pronto para determinar si esto representa una mejoría en tasas nacionales de salud. (Además de que el lobby de las compañías refresquera consiguió quitar una parte del impuesto agregado a refrescos)

Varios países actualmente han aplicado la medida del impuesto a las bebidas azucaradas, Francia, México, Noruega y varias ciudades más, además del Reino Unido que empezará a hacerlo en 2018. En Hungría existe un impuesto a la comida salada, por ejemplo.

Pero mejores resultados se conseguirían, si los impuestos se aplicaran a una gama más amplia de alimentos nocivos para la salud, como son casi todos los procesados que contienen conservadores, y altos niveles de azúcar, harinas refinadas y grasas.

El estudio que dirige Linda Cobiac, de la Universidad de Melbourne, asegura que agregar impuestos a todos esos alimentos sólo funciona si se consigue bajar los precios de los alimentos saludables, como incentivo adicional.

El modelo que desarrolla el equipo de Cobiac mostró que esta aproximación combinada de impuestos podría representar una mejora en la salud equivalente a aumentar 500 mil años más años de vida a toda Australia, por ejemplo, cuya población es de 23 millones. También ayudaría a ahorrar al menos tres mil millones de dólares en gastos nacionales de salud.

Para calcular esta figura, el equipo observó una investigación previa sobre cómo los impuestos cambian los hábitos de consumo de las personas. También revisaron el vínculo entre dieta y obesidad, enfermedades del corazón, diabetes y cáncer, y calcularon cuánto costaban estas enfermedades al sistema nacional de salud.

Aumentar los impuestos al mismo tiempo de alimentos altos en azúcar, sal y grasas saturadas es una buena idea, dice Gary Sacks, en la Universidad de Deakin. “Sabemos que múltiples nutrientes contribuyen a tener dietas nada sanas, así que es mejor aumentar el precio que sólo demonizar estos alimentos”. “Cualquier cosa que promueva el consumo de frutas y vegetales es genial”.

 

Con información de NewsScientist PLOs Medicine Journal