La paz no se logra con la guerra #ParoNacional20NovMX

Por: María Santos | @marifersv94

Con motivo de las protestas que se dieron en más de 100 ciudades del país, incluyendo Monterrey, el día de ayer, quisiera compartir con ustedes unas opiniones que tengo muy precisamente. En concreto, se trata de tres temas:

  • El derecho inalienable del pueblo a protestar
  • Las maneras en las que debemos de manifestarnos
  • Críticas positivas y negativas a las protestas de ayer

 En cuanto al derecho del pueblo a protestar, es este indubitable e innegable. Está consagrado este derecho en tratados internacionales y en el derecho nacional. En el artículo 16 de la Convención Americana de Derechos Humanos, en los artículos 6 y 9 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en jurisprudencia de la Corte Suprema de la Nación.

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 Sin embargo, toda libertad conlleva una responsabilidad. Y, proporcionalmente, entre más grande sea la libertad de un individuo, más grande es la responsabilidad. Así como hay un derecho humano a protestar, no es de forma caótica. Hay maneras de hacer las cosas en todos los ámbitos. No se debe confundir libertad con libertinaje, por ende, les menciono a continuación las maneras en las que se puede protestar.

 La Constitución Política Mexicana establece lo siguiente:

“Artículo 6o. La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado.

[…]

Artículo 9o. No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada, tiene derecho de deliberar.

No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o presentar una protesta por algún acto, a una autoridad, si no se profieren injurias contra ésta, ni se hiciere uso de violencias o amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee.”

 Estoy de acuerdo en que la autoridad muchas veces tergiversa la ley para hacer todo materia de “orden público” y “ofensa contra el gobierno”. Es algo muy subjetivo, sin duda. Pero creo que hay ciertos estándares que no podremos disentir con la autoridad en que son incorrectos: usar bombas molotov, atacar con objetos a los policías, quemar cosas en las calles o edificios administrativos, perturbar la paz pública de quienes no asisten, violentar los derechos de otros, etcétera, son unas cuantas.

 En cuanto a injurias, definitivamente es bastante subjetivo. Pues puede considerarse injuria desde gritar groserías a acusar de delitos graves. En cuanto a violencia y amenazas, es un poco más fácil de determinar si ocurrieron o no. Sin embargo, en los hechos del día de ayer, hay una cuestión muy particular, la quema de la figura de Enrique Peña Nieto, que puede considerarse como amenaza.

 De acuerdo a lo anterior, quisiera criticar positiva y negativamente las protestas diversas del día de ayer, 20 de noviembre. En cuanto a lo positivo, quiero expresar que me da un gusto enorme que el pueblo finalmente esté despertando. Me da gusto que no haya sido como siempre que los pobres o los zapatistas fuesen quienes se revelaron: todas las clases sociales se unieron al paro nacional. Me dio mucho gusto ver gente que siempre me criticaba por apoyar las marchas y manifestaciones el preguntarme dónde sería la del día de ayer e interesándose por asistir. Me dio un increíble gusto el ver que por fin quienes abrazaban la apatía la tiraron a la basura y se unieron con todo el dolor y sufrimiento de los mexicanos. Por fin, todos nos unimos y fuimos solidarios y fraternos con el dolor ajeno. Además, me dio gusto ver cómo en los últimos dos años se incrementó exponencialmente el número de gente, al menos a mi alrededor, que se interesa y critica la política mexicana. Y esto se vio claramente en las manifestaciones de ayer. Además de lo que yo vi, los testimonios de varios manifestantes y lo que hay en videos y fotografías, la inmensa mayoría fue de manera pacífica. Y esto me enorgullece: el saber que los mexicanos estamos teniendo la suficiente madurez para no combatir violencia con violencia.

 Sin embargo, hay varias cosas que yo vi muy negativas de las protestas de ayer. Para empezar, los provocadores: no infiltrados, sino gente que nada más fue a hacer destrozos e incitar a la violencia. Los infiltrados no pueden considerarse negativos de la protesta porque esos no son culpa del pueblo sino del gobierno. Segundo, la quema en el zócalo de una figura del presidente: me pareció muy mal. Muchos se defienden con que significó un símbolo de que repudian sus actos y sus reformas. Pero esto se puede expresar simple y sencillamente con el hecho de estar allí en las marchas. A mi me pareció que el mensaje fue que el pueblo quiere ver arder a Peña Nieto, y esto no me gustó. Pues independientemente de si sea o no mal gobernante o si sea o no mala persona, el mal no se le debe de desear a nadie. Me pareció un modo de expresión violento y de muy mal gusto. Además, de que el gobierno en general y específicamente el presidente puede considerarlo como una amenaza y con esto tener fundamentos para reprimir las manifestaciones. También repudio la presencia de los autodenominados anarquistas encapuchados. Primeramente, porque si verdaderamente fueran anarquistas, sabrían que el anarquismo abraza la fraternidad y no la violencia, sabrían que anarquía es orden y no caos (http://cijfldm.blogspot.mx/2013/09/el-anarquismo-demonizacion-del-concepto.html aquí explico el verdadero anarquismo). En segundo lugar, por su afán de hacer daños en propiedad pública y privada y no ir en calidad de protestar al gobierno y exigir justicia, sino de atacar violentamente a agentes estatales o federales (como lo son los policías) que únicamente estaban haciendo su trabajo. Claro, estoy conciente de que todos estos protestantes negativos eran una minoría en comparación con todos los manifestantes pacíficos.

 A pesar de que la mayoría fueron protestantes pacíficos, lo que siempre hace ruido en los medios son las cosas negativas y no las positivas. Por lo que estos actos negativos, aunque fueron pocos, sólo van a perjudicar la forma en la que el mundo ve las protestas de los mexicanos. En vez de ayudar, nada más perjudican todo lo que se hizo con tanto esfuerzo, organización y dedicación. Debemos todos repudiar enérgicamente estos actos, para que se haga saber que la mayoría sólo queremos justicia, paz y un gobierno legítimo. No queremos violencia, no queremos atacar. Las manifestaciones no tienen otro propósito que el expresar la inconformidad de manera pacífica. No deben tornarse en otra cosa totalmente distinta.

 En fin, espero que a las siguientes marchas, manifestaciones o protestas que se organicen en cuanto a cualquier tema político, consideren que todo debe de hacerse de manera pacífica y sin violencia visual, verbal o física. El derecho de protestar acaba cuando violentamos el derecho de seguridad de alguien más. No hay que darle razones al gobierno para que nos reprima y se nos impida seguir ejerciendo nuestra libertad de expresión, de asociación y de protesta.