¿Año nuevo sin los 43?

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Centro de Derechos Humanos Tlachinollan

Regeneración, 29 de diciembre de 2014. La coyuntura que se abrió el 26 de septiembre removió los escombros de un sistema político anquilosado que lo hizo aparecer tal cual es, formado por una burocracia decrépita, corrupta, delincuencial, mezquina, insensible y pendenciera. Una clase gobernante sin legitimidad, sin que represente realmente a la sociedad, sino que es el fiel reflejo de su propia degradación.

En la víspera de Navidad el nuncio apostólico Christophe Pierre, junto con 3 obispos de Guerrero, visitaron en la escuela Normal de Ayotzinapa a los padres y madres de los 43 estudiantes que fueron desaparecidos por policías municipales de Iguala y de Cocula la noche del 26 de septiembre y la madrugada del día 27. Justo en el centro de la cancha donde se encuentran los santos que los papás y mamás diariamente rezan por la presentación de sus hijos, se colocó el altar para oficiar la misa. El nuncio hizo patente su cercanía con los padres. Manifestó su acompañamiento a través de la oración en este doloroso trance por el regreso con vida de sus hijos. Les reiteró su apoyo como Iglesia manifestado públicamente por todos los obispos de México y por el Papa Francisco.
Por su parte, los papás y mamás en las cartulinas que portaban, expresaban en silencio una realidad lacerante: “En México no habrá paz si nuestros hijos no aparecen”. Este mensaje sumamente denso lo manifestaron de diversas maneras los padres y madres de familia al representante del Papa y a los obispos en la reunión que tuvieron después de la misa. Fue un momento crucial, porque era la palabra viva y punzante de los padres. Era su verdad sin tapujos dicha con suma sencillez. “Los que somos pobres, los humildes, no tenemos dinero para pagar al gobierno para que busque a nuestros hijos. Tampoco tenemos las armas para buscar nosotros mismos a nuestros hijos. Por eso el gobierno hace lo que quiere con nosotros. Quiere dividirnos para que como gente pobre no nos unamos”.. “En varios municipios el gobierno está con el narcotráfico, trabajan juntos y no les importa el pueblo. La gente por eso ya no los quiere, porque cometen muchas injusticias y solo tienen policías para matar a los jóvenes. Nosotros ya no queremos esa clase de gobierno, porque en lugar de respetar la vida de nuestros hijos, los mata y desaparece”. “En nuestras casas no habrá tranquilidad ni felicidad mientras nuestros hijos no aparezcan. Cada corazón de cada padre y de cada madre tiene un dolor, porque no está su hijo a su lado. Es algo que no se puede calmar, porque mi corazónl o han hecho en mil pedazos y esto no tiene cura”.
“Sabemos de antemano que el gobierno tiene a nuestros hijos, porque fueron policías los que se los llevaron, por eso les pedimos que ustedes le exijan al gobierno que nos los entreguen”.” Es indignante lo que pasa en nuestro país, que los policías y militares trabajen para la delincuencia y que como gobierno se encarguen de desaparecer a los estudiantes, solo porque no están de acuerdo con este sistema corrupto”.
“Cuando llego a mi casa, después de buscar a mi hijo, se me rompe el corazón, porque mis otros hijos esperan que les lleve una buena noticia, y hasta la fecha todas han sido noticias malas, sin embargo, nunca descansaré hasta encontrar con vida a todos los muchachos”
El mensaje de una cartulina se vuelve inteligible, cuando una tía explica a los obispos que su sobrino se iba a casar por la Iglesia este 22 de diciembre. Tenían la esperanza de que apareciera antes de esa fecha para cumplir con la promesa que había hecho a su esposa, a sus pequeños hijos y a su familia. En la primera fila, junto a la mamá que cargaba a una niña, estaba la tía con el pequeño sobrino portando la pancarta que decía “Papá aguanta la prueba, aquí te estamos esperando, mi mamá, mi hermanita y yo”. Solo las lágrimas de la esposa pudieron transmitirle a los obispos el dolor de no saber nada de su esposo y de tener que sacar fuerza para no solo consolar a sus hijos, sino para echarse a cuestas el sostenimiento de la familia.
Los padres y madres de familia pidieron a los obispos que alcen la voz ante las autoridades, que digan que hacen falta 43 estudiantes y que les exijan que se los entreguen porque fueron gente de ellos quienes se los llevaron. Al final de cada intervención, el padre o la madre de familia se acercaba al nuncio apostólico para entregarle una carta dirigida al Papa Francisco. En esas hojas de cuaderno van las palabras más sentidas de hombres y mujeres que son su dolor y su fuerza están escribiendo una nueva forma de lucha, sin tapujos y sin miedo, peleando palmo a palmo y de frente para demandar a las autoridades que cumplan con sus responsabilidades y exigir que entreguen vivos a sus hijos.
Las cartas al Papa son el testimonio más nítido de lo que es el espíritu combativo de padres y madres que desde la humildad de su ejemplo han logrado convocar a miles de mexicanos y mexicanas que ya no están dispuestos a soportar el flagelo de la corrupción ni a ser rehenes de los gobernantes coludidos con la delincuencia. Se han liberado del miedo y del silencio cómplice, para tomar las calles y hacer pública la indignación y la rabia, y para desmontar todo el aparato delincuencial que cínicamente habla de estado de derecho para atentar contra la vida y la seguridad de las personas.
Este calvario que rebasa los noventa días se ha tornado insostenible para los papás y mamás que no ven resultados alentadores en la búsqueda con vida de sus hijos, y que por el contrario, han notado que el cumplimiento de esta tarea sólo es para calmar los ánimos y no dar motivo para que los padres se enojen y encaren con mayor dureza a las autoridades de mayor rango. Las investigaciones no avanzan en cuanto a las detenciones de personas claves. Nada se sabe del paradero de los que supuestamente participaron en la incineración de los cuerpos en el basurero de Cocula, ni del secretario y director de seguridad pública yd el mentado Gil. Todo ha quedado circunscrito al ámbito municipal, y lo peor de todo, es que existe una postura inflexible por parte de las autoridades federales para no investigar a los policías federales y al mismo ejército, a pesar de que existen varios testimonios que dan cuenta de sus actuaciones irregulares ante los hechos del 26 y 27 de septiembre.
¿Qué nos depara para el 2015 ante un escenario en el que las autoridades federales no dan con el paradero de los 42 estudiantes desaparecidos? ¿Cuál es la apuesta por parte del gobierno federal? ¿Cerrar el caso con la única línea de investigación que se tiene? ¿Abrir otras líneas de investigación que ha planteado la parte agraviada? ¿Darle vuelta a la página de los desparecidos de Iguala? ¿Entrar a una etapa de encapsulamiento del caso para tomar el control de la situación y usar la fuerza ante las futuras movilizaciones o actos de protesta? ¿Alentar la confrontación para colocar fuera de la legalidad el movimiento social que gira en torno a la demanda de la presentación de los 42 estudiantes? ¿Desarticular el movimiento de los padres y madres y emprender una embestida contra sus representantes más visibles?
La coyuntura que se abrió el 26 de septiembre removió los escombros de un sistema político anquilosado que lo hizo aparecer tal cual es, formado por una burocracia decrépita, corrupta, delincuencial, mezquina, insensible y pendenciera. Una clase gobernante sin legitimidad, sin que represente realmente a la sociedad, sino que es el fiel reflejo de su propia degradación. En esta grieta que se abrió, los políticos arrabaleros no se han sabido acomodar ante el nuevo escenario donde los actores verdaderos del cambio, los que gozan de reputación y autoridad moral son todos los padres y madres de México que luchan por un cambio de fondo y que se condensa en las 43 padres y madres de familia que han dado lecciones de dignidad a todo el país, porque han entregado todo para encontrar a sus hijos, y en esa búsqueda están contribuyendo a que cambie nuestro país. El clamor generalizado es el ¡ya basta! ante tanta violencia y tanta impunidad. Es inconcebible que continúen los crímenes en varias regiones del Estado, cuando nos encontramos en un momento sumamente crítico, y que por lo mismo, hay mayores elementos de la gendarmería y del ejército para tomar el control de la situación e imponer el orden.
Este ambiente de inseguridad y violencia es la muestra palpable de que en los altos mandos no han tomado en serio estos hechos que agraviaron al pueblo de México y que para su forma de gobernar no tienen por qué cambiar sus formas; que los intereses caciquiles se mantienen intactos porque éstos están por encima de los intereses de la población pobre que se ha movilizado; que las disputas por las candidaturas se mantienen con los mismos vicios, sin que les genere preocupación alguna a las dirigencias, porque saben que lo que cuenta en estas coyunturas electorales son los recursos millonarios que manejan, y que según ellos, son capaces de doblegar a cualquier adversario o líder social, por eso les tiene sin cuidado el movimiento social que se opone a que haya elecciones en el 2015. Para los partidos políticos y los que suspiran por un cargo este 2015 es el año del trampolín para agarrarse de la ubre, nada tiene que ver con un nuevo modo de hacer política y de entender que ya no podemos seguir lucrando con el poder a costa del dolor de la gente que lucha, y que a ejemplo de los padres y madres de familia de los 42 estudiantes desaparecidos, tenemos que defender los derechos de los demás, luchar con todo para que aparezcan los desaparecidos y entregar hasta la vida con tal de que nunca más haya personas asesinadas y desaparecidas en nuestro país. Solo así podemos aspirar a que este nuevo año podamos labrar el camino de la justicia.