No nos van a callar

Por: María Santos 

Para: María del Rosario Fuentes Rubio, que en paz descanse, y su familia.

“El miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente.”
– Alonso de Ercilla y Zúñiga (1533-1594) Escritor español.

Regeneración, 20 de octubre de 2014.-Después de los hechos del 15 de octubre en el que irrumpieron personas del crimen organizado en un hospital de Nuevo Laredo para secuestrar a una doctora, se supo al día siguiente que habían descubierto su identidad debido a su celular y por ello la asesinaron. Ella era conocida en redes sociales como @Miut3, o “Felina” y su verdadero nombre era María del Rosario Fuentes Rubio. En ellas se encargaba de difundir información sobre el crimen organizado y el gobierno, así como los vínculos entre estos dos. Y la asesinaron por ello.

Foto: Mauricio Garnelo
Foto: Mauricio Garnelo

Sin embargo, esta no es la primera vez que sucede algo por el estilo. De acuerdo a un reporte de la organización internacional “NetCitizens” que se publicó en el 2013, en ese año fueron asesinadas 71 personas que se dedicaban a los medios de comunicación en México. En el 2011 fueron encontrados dos jóvenes que se dedicaban a lo mismo que “Felina” colgados de un puente. Ese mismo año, también se encontró el cuerpo descuartizado de una periodista de “Primera Hora” junto a un mensaje del crimen organizado. Incluso el gobierno de Javier Duarte en Veracruz encarceló gente que se dedica a lo que hacía “Felina” bajo los cargos de terrorismo y sabotaje; por ejemplo, María de Jesús Bravo y Gilberto Martínez en el 2011.

En fin, los casos de desapariciones, encarcelamientos sin causa justa, torturas y asesinatos de periodistas que critican al gobierno o informan del crimen organizado, son demasiados para enlistarlos en un solo artículo. El mensaje que nos dejan quienes están detrás de estos ilícitos es claro: “tu silencio por tu vida”. Qué injusto es que un periodista no pueda realizar su trabajo de forma correcta sin que el gobierno y el crimen organizado (si no es que son lo mismo ya) les estén amenazando o violentando sus derechos humanos. Tristemente, para estar seguros de ataques de este tipo, hay que quedarse callados.

Estos hechos han indignado a todo México y se ha difundido en redes sociales distintas reflexiones al respecto. Principalmente, está el debate de si la muerte de “Felina” fue en vano, como se publicó en su cuenta de Twitter, o si no lo fue y debemos seguir su ejemplo. Es indiscutible que causa un miedo terrible el que puedan atacarnos, asesinar a nuestra familia, o “sacarnos un susto” como se dice coloquialmente. Pero también es indiscutible que si guardamos silencio ante toda la corrupción y las injusticias, estarían logrando su objetivo y, entonces sí, las muertes de todas esas personas habrían sido en vano.

Estas muertes no solo les afectan a las familias de los difuntos, a sus amigos, a sus colegas, a sus conocidos. Estas muertes nos afectan a toda la sociedad mexicana como tal y a todo el mundo como humanidad. No lo podemos permitir. No los podemos dejar ganar a costa de nuestra libertad y de nuestra seguridad.

Por supuesto, hay que cuidarse. No exponernos nosotros ni a nuestras familias publicando en redes sociales declaraciones o acusaciones graves contra el narco y contra el gobierno. Quizás es buena idea eso de tener un “alias”. Recomiendo que, si es que alguien forma parte de esta red admirable de tuiteros que denuncian como debe de ser y nos informan la verdad, se modere un poco en cuanto al tono y en cuanto a los ataques, sobre todo si no tienen evidencia. Incluso, podrían consultar a expertos en tecnologías de la información para que los asesoren en hacer más segura su cuenta.

Debemos todos de tomar medidas de seguridad drásticas. Pero claro, esto sin dejar de hacer nuestra labor como ciudadanos responsables y preocupados por nuestro país y por el mundo.

Sigamos el ejemplo de toda esa gente valiente que arriesgó su vida para darnos un futuro mejor: un futuro en el que el gobierno verdaderamente sea del pueblo y para el pueblo y en el que el crimen organizado se vea extinto. Gente como el admirable presbítero Alejandro Solindade, como la prodigiosa periodista Carmen Aristegui y como la notable tuitera “Felina”.