Peña Nieto nos visitó “para decir una sarta de tonterías”: familiares de víctimas de Pajaritos

La viuda de uno de los trabajadores en Complejo Pajaritos revisó 20 cuerpos antes de dar con su marido, lo que significa que la cifra de muertos no es la que informan autoridades.

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Regeneración, 23 de abril de 2016.- Desde ayer, en las congregaciones de Mundo Nuevo, Villa Allende, en los municipios de Coatzacoalcos y Agua Dulce, comenzaron los funerales de varias de las víctimas de la explosión en Clorados III, localizada en el complejo Petroquímico Pajaritos, en Coatzacoalcos, Veracruz.

Los panteones se han llenado de flores y carrozas para dar sepultura a los trabajadores que murieron en el fatal accidente. Pero el caos y la desconfianza prevalece en la zona donde camionetas de redilas entran al corporativo y sacan de dos a tres ataúdes por viaje.

Los reclamos se siguen escuchando en el acceso a la planta, por ejemplo la familia de Eric Camaño Ramos, de 23 años, que se quejó con la prensa local de que el Servicio Médico Forense (Semefo) les querían entregar un cuerpo que no correspondía al de su familiar.

“Tenemos dos días acá y ya aburrimos a las autoridades, tanto, que nos querían dar un cuerpo que no era y lo rechazamos. Después regresaron con otro y tampoco era. A fuerza nos querían dar a uno que tenía todos los dientes chuecos pero nuestro muchacho, Eric, tenía sus dientes derechitos”, relató el familiar de uno de los obreros de la empresa Prometálica.

Algunos obreros que lograron sobrevivir a la explosión aseguraron que durante el miércoles se registraron dos fugas antes de la catástrofe y que incluso fueron evacuados durante diez minutos pero después se les pidió regresar a sus labores.

Luis Felipe Barrera, ayudante de obra, dijo a la agencia Reuters que cuando ocurrió la explosión, más de 200 obreros corrieron entre una nube de cloro gasificado que les impedía ver y cuya onda expansiva les arrojó por los aires. “Creo que se pudo evitar”, refiriéndose a la tragedia, pues “en toda la semana hubieron fugas”, aseguró el joven de 21 años.

Sylvestre Morales de tan solo 23 años, cayó a unos 80 metros de la estructura de metal que estaba arreglando y su cuerpo estuvo incinerándose toda la noche, según narró su hermano César en la funeraria.

En una funeraria del centro de Coatzacoalcos, elementos del cuerpo de bomberos rindieron un homenaje a Fredy Sánchez Lara, quien perteneció a esa dependencia y murió en el cumplimiento de su deber mientras intentaba rescatar a las víctimas de la explosión.

Su viuda, Georgina Burelo Rueda, comentó que una vez que se percató de la explosión en Pajaritos inmediatamente marcó a su teléfono celular y en todo momento la llamada fue enviada a buzón. En ese momento el calvario de la búsqueda en hospitales inició, pues recorrió todos los nosocomios de Coatzacoalcos y la región sin hallarlo.

Apenas hace unas horas Georgina logró entrar al lugar siniestrado, gracias al apoyo de su hermana que trabaja en Pemex: “logramos entrar, los soldados se pusieron groseros pero al final nos dejaron pasar. Estuve ahí desde las 9 de la mañana hasta casi las 10 de la noche que encontré a mi marido”.

Afirmó que durante el tiempo que estuvo en el complejo, logró ver que eran decenas de cuerpos calcinados y desfigurados los que sacaban de la planta. Y confirmó que revisó 20 cuerpos antes de dar con su marido, por lo que la cifra de muertos no es la que informan las autoridades; agregó que el presidente Enrique Peña Nieto, los visitó solo “para decir una sarta de tonterías”.

 

Con información de Proceso y E-Consulta Veracruz.