Puertas giratorias entre Washington y Wall Street

Lo que descubren los emails de Wikileaks sobre la relación entre Hillary Clinton y los bancos

Por Andy Robinson

hillarywallstreet

Regeneración, 19 de octubre del 2016.-Ha quedado eclipsado en los medios de comunicación de EE.UU. por los titulares sobre el machismo barriobajero de Donald Trump. Pero la publicación por parte de Wikileaks de las conferencias que Hillary Clinton pronunció a puerta cerrada en diversos bancos de Wall Street entre 2010 y 2014, y por las que la demócrata cobró unos 1,8 millones de dólares, son materia de primera página.

A juzgar por las ponencias filtradas, Clinton pareció querer tranquilizar a los ejecutivos bancarios en 2013 en tres conferencias dadas en Goldman Sachs, el banco mas estrechamente identificado con el poder aplastante de Wall Street, por las que cobró 650.000 dólares. “Sobre la regulación, demasiada es mala, y demasiado poca, también. ¿Cómo se logra el termino medio? Pues la gente que sabe más es precisamente la que trabaja en el sector”, dijo Clinton en referencia a los banqueros reunidos para el evento.

En su calidad de senadora por Nueva York, la actual candidata demócrata también limó las asperezas en las relaciones entre la administración Obama y Wall Street al insistir en otra conferencia pagada por Goldman que se tuvieron que adoptar medidas contra Wall Street solamente “por motivos políticos”. Pese a que la Ley Dodd-Frank de reforma financiera fue diseñada inicialmente, según el discurso público dominante, para evitar una repetición de la mega cash de 2008, en sus encuentros privados con los bancos, Clinton daba a entender que las medidas serian principalmente cosméticas, solo necesarias para frenar la rebelión del movimiento Occupy y del Tea Party. En los años posteriores, un ejército de grupos de presión de Wall Street lograron debilitar las medidas de regulación incluidas en los borradores del proyecto de ley.

En un momento en el cual todos los banqueros se quejaban del supuesto exceso de regulación de la nueva ley, no es de extrañar que Tom O’Neill un ejecutivo de Goldman, echase el siguiente piropo a Hillary Clinton en una conferencia celebrada después. “Estamos agradecidos de que cuando usted fue senadora por Nueva York, mostró coraje en áreas relacionadas con Wall Street”.

Una posición en público, otra en privado

El contenido de estas conferencias se filtró finalmente como parte de los más de 50.000 correos electrónicos del pez gordo demócrata John Podesta -actual jefe de campaña de Clinton- en poder de Wikileaks. La filtración llega tras la negativa de la campaña de Clinton de responder a loa repetidos llamamientos de su rival en las primarias demócratas, Bernie Sanders, para que los correos se publicaran. “Hace falta tener una posición pública y otra privada”, confiesa Clinton en otra de las conferencias con banqueros hecha pública. Otro e-mail demuestra que Clinton, pese a sus declaraciones al contrario, sería favorable a recortar el impuesto de sociedades para las grandes multinacionales.

Pero no es el único correo que muestra las diferencias entre la posición publica de Clinton y sus relaciones a puerta cerrada con los bancos y lideres empresariales. En una conferencia dada en el 2013 en el banco brasileño Banco Itaú, Clinton defendió la creación de un acuerdo de liberalización de inversiones y comercio multinacionales en toda América Latina pese a los discursos públicos en los que defiende la revisión del Tratado de Libre Comercio com México (criticado tanto en EE.UU. como en México por su impacto negativo sobre los salarios en ambos países) y no pactar el acuerdo pacífico con los países asiáticos. “Mi sueño es un mercado común global con fronteras abiertas y libre comercio“, dijo Clinton ante un publico de directivos de Itaú, según las filtraciones de Wikileaks.

De hecho, Bill Clinton intentó inútilmente pactar tras la cumbre de Miami de 1994 la creación de una Área de libre comercio de las Américas que provocó una rebelión latinoamericana en toda regla. De las conferencias secretas de Hillary Clinton se puede desprender que ahora estaría dispuesta a tomar el relevo de su marido, a pesar de su posición pública al respecto. “Las empresas deben dar prioridad (a la liberalización de inversiones y comercio) y los gobiernos pueden hacerlo mas fácil”, dijo en la misma conferencia secreta en la entidad brasileña.

En otro mail, remitido en febrero de 2016, el abogado internacional, experto en acuerdos e liberalización transnacional, e interlocutor del lobby pro israelí AIPAC, Stuart Eizenstat, busca un puesto de asesoramiento en la campaña Clinton. Eizenstat destaca que los polémicos acuerdos de liberalización transnacionales de inversiones y comercio como el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) y el acuerdo transpacífico van a topar con la oposición. “Serán cuestionados por los sindicatos y los grupos de consumo. Puedo ayudaros a tomar posiciones” dice al equipo de Podesta. Para respaldar su solicitud, añade: “Soy el presidente del Consejo de Negocio Transatlánticos (un lobby de empresas multinacionales) , y (…) miembro de los consejos de UPS, Blackrock, Alcatel, Globe Speciality Metals, Christie’s GML, y Coca Cola”. Se da la circunstancia que en los últimas semanas, Clinton se ha acercado a las posiciones de Sanders y Trump en su discurso público al defender la revisión del TLC con Mexico y oponerse a los tratados con Europa y Asia.

De Wall Street a la Casa Blanca

Otros mails, remitidos poco antes de la victoria de Obama en noviembre del 2008, demuestran cómo funcionan la puertas giratorias de Wall Street con el poder de Washington. La correspondencia de la campaña demócrata con Michael Froman, jefe de Estado mayor de Bill Clinton y máximo responsable de política comercial para Clinton y Obama, con quien se había incorporado tras pasar por la dirección de Citigroup junto a Robert Rubín, es una buena muestra.

Los emails reparten los cargos en la administración Obama incorporando a varios ejecutivos de Wall Street en la administración federal justo después del colapso de Lehman Brothers, momento en el cual Obama terminaba su campaña con promesas de ser implacable contra los bancos.