Una quinta parte del país vive “condiciones de hambre”

De acuerdo con cifras del Banco de México, de 2008 a la fecha el incremento en el precio de los alimentos ha sido de 21.2 por ciento, lo cual representa un riesgo para la población en pobreza alimentaria, que en 2008 era de 19.5 millones de personas, de acuerdo con un análisis del Observatorio de Política Social y Derechos Humanos.
 
Hasta junio de 2009 las personas sin un ingreso mínimo de mil 40 pesos en el ámbito urbano y de 773 en el rural para comprar la canasta básica no podían cubrir sus necesidades mínimas de alimentación, con lo cual pasaron a la pobreza alimentaria, indica.
 
Genaro Aguilar refiere que una quinta parte de la población mexicana vive en condiciones de hambre: se trata de personas a las cuales sus ingresos cotidianos no les permiten adquirir una canasta mínima de alimentos para cubrir adecuadamente sus necesidades nutricionales.
 
Considera que el hecho de que la pobreza alimentaria persista en México nos lleva a reflexionar en la necesidad de implementar programas agresivos (sic) de combate al hambre; de lo contrario, no cumpliremos con las metas de desarrollo del milenio en el sentido de erradicar la pobreza alimentaria.
 
El observatorio indica, en un análisis, que después de la crisis alimentaria de 2008 los alimentos todavía tuvieron un incremento de 10.1 por ciento.
 
Estas cifras reflejan que, lejos de la estabilización de los precios de los alimentos posterior a la crisis alimentaria, se experimentó un aumento constante en el precio de los mismos, aunque no en la misma magnitud.
En cuanto al aumento reciente en los precios de los alimentos, los datos indican que desde junio de 2010 se han elevado en 5.2 por ciento. Y si se toman en cuenta las previsiones de algunas agencias internacionales, esta tendencia continuará.
Es necesario, agrega la organización, que el gobierno ejerza las medidas convenientes para atender a la población vulnerable mediante la consideración de las tres dimensiones que permiten garantizar la seguridad alimentaria: la disponibilidad de alimentos, el acceso o capacidad para adquirir los mismos, y el consumo.
Indica que se debe hacer énfasis en políticas que permitan la disponibilidad de alimentos al interior del país a través de programas sociales que beneficien a los productores nacionales para mantener el abasto de alimentos a precios asequibles.
También falta una estrategia que permita hacer frente a los fenómenos meteorológicos, a través de medidas de adaptación a los cambios en el clima. Con el objeto de que la alimentación sea efectiva, se debería insistir en la ampliación de programas nutricionales que brinden la cantidad de nutrientes que éstos requieren para mantener su bienestar. Si bien el mercado de los alimentos siempre ha sido volátil, resulta indispensable contar con mayor información sobre el estado de las existencias de los alimentos, propone.

*Periódico La Jornada. Lunes 25 de abril de 2011, p. 8

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