Política exterior mexicana vuelve a brillar con luz propia

AMLO inaugura un periodo de política internacional profundamente libre y soberana, protagonista en positivo dentro del complejo escenario internacional

México recobra política exterior
México recobra política exterior

Regeneración, 3 de mayo del 2020. AMLO y la 4T abren un nuevo periodo para la política exterior mexicana, retomando los principios constitucionales de soberanía y libre determinación.

Por Arturo Gallegos*

Desde el comienzo de la administración de Andrés Manuel López Obrador se pudo percibir que el nuevo Gobierno tenía la convicción de llevar a cabo una política internacional profundamente libre y soberana.

La primera muestra de esta nueva política exterior se dio en marzo de 2019.

Esto, cuando el presidente mexicano exigió al Gobierno español y al papa una disculpa por los agravios cometidos durante la conquista.

Si bien este gesto fue puramente simbólico, algo parecido habría sido impensable en los tiempos de las sumisas administraciones neoliberales.

Así pues Obrador confirmó desde el principio que iba en serio con su intención de recobrar para México una política exterior soberana y protagonista en el escenario internacional.

El Gobierno mexicano ha sido a partir de entonces consecuente en su política exterior.

En mayo del mismo año Obrador reconoció a Francisco Arias Cárdenas como embajador de la República Bolivariana de Venezuela, ignorando así la solicitud enviada por Guaidó con su propio candidato para el puesto.

Pero los momentos más significativos del primer año de gobierno de Andrés Manuel en el plano de la política exterior vinieron a fines del mismo.

Visita de Cuba

En octubre el presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel, hizo una visita oficial a nuestro país.

Esto sin duda mandó el claro mensaje de que México apoyará a la isla caribeña sin importar las presiones del vecino del norte.

Además, el Gobierno de López Obrador se reconoció implícitamente a sí mismo, con esta visita, como uno de izquierda progresista.

Evo Morales

Esta naturaleza política del nuevo Gobierno fue confirmada con contundencia un mes después, cuando en noviembre el presidente Obrador ofreció asilo político al presidente boliviano Evo Morales, quien fue víctima de un golpe de Estado.

En aquella ocasión una arriesgada misión de rescate fue emprendida por la fuerza aérea mexicana para evacuar a Evo.

Lo que fue sin lugar a dudas la acción más significativa de la política exterior mexicana en décadas.

Para 2020 la administración de Obrador de mano de su canciller Marcelo Ebrad no ha hecho sino colgarse aún más logros.

OPEP

En este abril en especial llevaron a cabo una negociación que fue catalogada por todos como exitosa con los países miembros de la OPEP y otros productores de petróleo para llegar a un acuerdo en cuanto a recortes en la producción de crudo.

Una negociación por demás significativa puesto que Obrador recién acababa de anunciar su plan económico de contingencia contra la crisis del COVID-19.

En este plan el presidente mexicano relacionaba fuertemente la superación de la crisis económica con el fortalecimiento y revitalización de PEMEX como eje central y motor de la recuperación del país.

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Es también en este mes de abril cuando la política exterior mexicana alcanzó su logro más grande, con el embajador del país en la ONU, Juan Ramón de la Fuente.

El embajador de México presentó la iniciativa del presidente mexicano (iniciativa 74/427) para evitar el acaparamiento y la especulación de vacunas, materiales médicos e insumos para tratar la pandemia COVD-19.

Esta iniciativa fue aprobada con un número récord de 179 votos a favor, convirtiéndose en la iniciativa mexicana más votada en la historia de la ONU.

Doctrina Estrada

Así pues con estas acciones en lo que va del sexenio de Obrador, el Gobierno mexicano muestra la honestidad de su voluntad por regresar a la doctrina Estrada.

Misma que había caracterizado a la política mexicana hasta antes de la llegada de los neoliberales entreguistas.

Las actitudes con las que el Gobierno de López Obrador ha encarado las distintas coyunturas en nada palidecen en comparación con la más significativas de anteriores presidentes mexicanos como lo fue otorgar asilo a los republicanos españoles durante su guerra civil iniciada en 1936.

Así mismo, la entrada de México en la Segunda Guerra Mundial en el bando aliado en 1942 o la negación del Gobierno mexicano en 1962 a romper relaciones diplomáticas con Cuba.

Por estas razones es certero decir que en materia de relaciones exteriores el Gobierno de la cuarta transformación ha cumplido con su tarea de retornar a una política exterior soberana.

Es decir, de respeto al derecho a la autodeterminación de los pueblos y de defender la no intervención en los asuntos de otros Estados soberanos.

Con esto, Obrador da muestra de su honestidad también en este rubro y de su capacidad de conciliación, puesto que en el plano internacional las presiones a las que son sometidos países dependientes como los nuestros dejan poco margen de maniobra.

Solo los más audaces, valientes e íntegros gobernantes se aventuran a desafiar los grandes intereses en pos del beneficio de los pueblos.

*Arturo Gallegos


Plebiscito por el agua, un derecho incontestable, argumenta Arturo Gallegos e ilustra la historia jurídica de este contrapeso del pueblo ante gobernantes

El plebiscito por el agua en Baja California y la democracia directa

Por Lic. MM.L. Arturo Gallegos

Regeneración, 26 de enero del 2019. En 2016 el gobierno del Estado de Baja California otorgó un permiso a una compañía Americana llamada “Constellation Brands”, para construir y operar una fábrica cervecera en la ciudad de Mexicali, capital de esta entidad federativa.

Este permiso permitirá a esta empresa consumir alrededor de 20 millones de metros cúbicos de agua al año.

Esto representa aproximadamente el 30% de todas las reservas de agua de la región.

A pesar de que esta decisión es altamente impopular, la cervecería sigue en construcción hasta hoy.

Voluntad popular y gobernantes

Esto representa un distanciamiento claro entre la voluntad popular y las decisiones hechas por un gobierno, que paradójicamente, fue electo democráticamente.

Los romanos reconocieron este problema muy pronto durante el periodo de la República.

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Por esto crearon un contra balance a los poderes tradicionales de su Estado: los magistrados (poder ejecutivo), los pretores (poder judicial) y el senado (poder legislativo).

El tribunus plebis

Aparte de estos, se creó un cuarto poder “tribunus plebis” el tribuno de la plebe. Esta institución restringía el poder del gobierno y su senado oligárquico, protegiendo así a la gente común.

Sobra decir, que cuando la República Romana cayó bajo el autoritarismo imperial, esta institución fue rápidamente abolida.

Pero durante su existencia, las decisiones hechas por este magistrado del pueblo fueron llamadas “plebiscitos” y hasta el día de hoy son el único mecanismo legal directo para contrarrestar las decisiones de gobiernos apoyadas por parlamentos.

Democracia directa

Al lado de los plebiscitos, existen también los referéndums y esto es en general lo que llamamos democracia directa.

El pueblo decidiendo sin intermediarios sobre asuntos específicos e importantes de la vida pública.

Algunos argumentan en su contra, que la gente es en general tonta y que tomarían decisiones equivocadas, si se les da la oportunidad de hacerlo.

Es cierto, hay gente tonta, que tiene miedo de lo que otra gente tonta como ellos pudiesen decidir, si se les otorga el derecho para hacerlo.

Pero tanto el derecho comparado, la lógica y el sentido común nos muestran que esta forma de participación funciona.

Por ejemplo, ¿habrían ocurrido tantas manifestaciones en contra de las decisiones más impopulares del Gobierno, si se le hubiese consultado a la población sobre el asunto que causo el problema? No lo creo.

Pero también es necesario un tratado internacional que instaure la democracia directa como un requisito para considerar cualquier sistema legal como uno democrático.

Porque si no es así la pregunta se mantendrá:

¿Deseamos un sistema legal y democrático auténtico, con todo lo que esto conlleva? ¿O queremos solo un sistema político específico, cubierto con un manto de legalidad?

En conclusión

La democracia directa ha sido tradicionalmente rechazada a nivel federal o nacional en muchos países, NO porque sea impráctica, costosa o porque la gente vaya a decidir equivocadamente…

¡Sino por el mero hecho de que el pueblo decidiría finalmente y por sí  mismo!

Esto envía escalofríos a las clases dirigentes, ya que siempre que el pueblo ha tenido el derecho a decidir, lo ha hecho en contra de las grandes compañías, contra las guerras, contra el desmantelamiento de sus derechos.

Y, como el pueblo de Baja California lo hará, si gana la lucha por un plebiscito, contra la explotación monopólica y arbitraria de sus derechos naturales.

*Arturo Gallegos, internacionalista mexicano.