Regeneración, 30 de abril del 2015. «Las niñas y los niños son discriminados por su condición de edad. Su espacio social se ha visto reducido al ámbito de la propiedad familiar, donde se les invisibiliza, se le determinan el ejercicio de sus derechos, y se justifica todo tipo de castigos como medio de educación e incluso, se les obliga a laborar», según consiga el diario La Jornada de México en el dia del niño.
En el marco de la Conmemoración del Día del Niño, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) indica que en la actualidad a nivel nacional de los 40.2 millones de población infantil, hay 6 millones de niños, niñas y jóvenes entre 3 y 7 años que no acuden a la escuela.
Y que de los 6.6 millones de hablantes de una lengua indígena, 15.8 por ciento de 3 años y más no habla español, de ellos, el 61 por ciento son mujeres y 38.3 hombres. El porcentaje de niños con discapacidad en relación a la población infantil es de 1.6 por ciento, mientras que 6 de cada 100 habitantes de 5 años y más hablan alguna lengua indígena. Las que más hablantes tienen son náhuatl, maya y lenguas mixtecas.
En el documento Por una Educación Inclusiva y un Cambio Cultura, destaca que en México, la Constitución establece en su artículo 4° que “los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral. Este principio deberá guiar el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas dirigidas a la niñez”.
Para el Conapred, lograr la inclusión educativa plena, toda la sociedad debe adquirir una nueva actitud ante aquellas personas que presentan. Este tipo de educación debe dar respuesta a la diversidad estudiantil con base en los derechos a la educación y a la no discriminación, debe tender las bases para consolidar una sociedad que aprecie a todas las personas y acoja de manera natural la diversidad.
El derecho a la no discriminación, asegura, es la base para garantizar una educación inclusiva, así como la llave para el acceso real a otros derechos humanos. Se trata de uno de los fundamentos de toda sociedad democrática.
«La educación inclusiva no puede alcanzarse sin una serie de ajustes integrales dentro de las escuelas que deben realizarse de manera progresiva; en otras palabras, lograr una educación inclusiva prevé cambios significativos, pero no por ello inmediatos, por el contrario, se deben ir consiguiendo por medio de avances progresivos. Constantemente deben actualizarse los elementos que propician la educación inclusiva para adaptarse a las exigencias del grupo y necesidades particulares.
El periodista César Arellano en la citada nota señala:
Como lo menciona la Declaración de Salamanca y Marco de Acción para las Necesidades Educativas Especiales, la educación inclusiva debe extenderse a todas las niñas y los niños, porque cada persona tiene necesidades de enseñanza propias.
«Conviene señalar que cuando se habla de educación inclusiva, no se refiere únicamente a niños y niñas con discapacidad sino que también es importante hacer referencia a otras condiciones por las cuales se es excluido dentro del centro escolar por ejemplo: migrantes, indígenas, minorías lingüísticas o religiosas, víctimas de la pobreza, situación de calle, niños y niñas que trabajan, portadores de VIH y víctimas de la violencia».
La discriminación hacia las personas con discapacidad, subraya el Conapred, parte de un grave error. «La sociedad no puede ni debe fracturarse de esa manera».
Según datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (ENADIS) 2010 señalan que más de siete personas de cada 10, creen que los derechos de las personas con discapacidad no se respetan o sólo se respetan en parte. De la población en México, 23.5 por ciento no estaría dispuesto, o sólo lo estaría en parte, a que en su casa vivieran personas con discapacidad.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha reiterado que la discriminación de la que son víctimas las niñas y los niños con discapacidad puede afectar su salud y su aprendizaje, limitar sus oportunidades de participar y hacerlos más vulnerables a la violencia, el maltrato y la explotación.
«México necesita una educación que inculque en las y los alumnos, el valor de la diversidad y la no discriminación. De esta manera, el respeto a los derechos humanos de todas las personas, será la mejor estrategia para consolidar la «.
«La discriminación y la no discriminación pueden aprenderse en la escuela, de tal manera que el sistema de instituciones educativas puede ser una correa de transmisión para los valores instalados y predominantes acerca de las relaciones de desigualdad de trato o puede ser un recurso de crítica y modificación del imaginario colectivo de la discriminación».