El riesgo de adquirir diversas enfermedades se incrementa a medida que los hábitos alimentarios cambian de lo natural a lo procesado.
Los alimentos procesados contienen cantidades elevadas de azúcar, sal y grasas.
De este último ingrediente hay cuatro tipos: grasa saturada, monoinsaturada, poliinsaturada, colesterol y grasas trans.
En este espacio hablaremos de los ácidos grasos trans, mejor conocidos como “grasas trans”.
La industria saca el mayor provecho de este componente, pues mejora la durabilidad, el sabor y la textura de los alimentos para que tengan mayor vida de anaquel y los consumidores prefieran sus productos.
Si bien ofrecen ventajas a la industria de alimentos, las grasas trans tienen efectos negativos para la salud, por ejemplo:
- Incrementan los niveles del “colesterol malo” y reducen los niveles del “colesterol bueno”.
- Aumentan el riesgo de padecer enfermedades del corazón.
- Contribuyen a la inflamación y bloqueo de las arterias, lo cual conduce a ataques al corazón.
Se ha establecido que una reducción de apenas un 2 a 4% en el consumo de grasas trans en América Latina y el Caribe podría prevenir entre 50 mil y 230 mil infartos al corazón al año.
El grupo de expertos de la OMS/FAO recomendó que el consumo de grasas trans no supere el 1% del aporte energético alimentario diario.
Si una persona lleva una dieta de 2 mil calorías por día no debe superar el consumo de 2.2 gramos de grasa trans al día.
Actúa: Recuerda leer la etiqueta de los productos que consumes y evitar el consumo de alimentos procesados que contengan grasas tans, como: galletas, pasteles y pan dulce industrializado; margarinas; pizza congelada; palomitas de microondas; papas fritas industrializadas y cremas para el café.
Información: Alianza salud