La más poderosa tormenta magnética del que se tiene registro se produjo en 1859.
La acción del viento solar sobre la Tierra ese año fue, con diferencia, la más intensa de la que se tiene constancia. El día 28 de agosto aparecieron numerosas manchas solares, y el día 1 de septiembre el Sol emitió una inmensa llamarada, con una área de fulguración asociada que durante un minuto emitió el doble de energía de la que es habitual.
Sólo diecisiete horas y cuarenta minutos después, la eyección llegó a la Tierra con partículas de carga magnética muy intensa. Se observaron auroras en zonas de baja latitud, como Roma, Madrid, La Habana y las islas Hawai, entre otras. A esta fulguración se le llamó el evento Carrington debido a que este científico hacía unos bocetos de un grupo de manchas solares el jueves primero de septiembre debido a la dimensión de las regiones oscuras.
Ria Novosti y RT