‘Benito Cárdenas Madero’: Claves del pensamiento y praxis política del obradorismo

«La narrativa del obradorismo podría ser catalogada como simplista, pero el trabajo intelectual de sintetizar la complejidad de los fenómenos de poder en palabras sencillas es una tarea de pedagogía política sin desperdicio»

Por Javier Portugal

Regeneración 3 de octubre de 2017.- El 25 de junio pasado durante la firma del “Acuerdo Político de Unidad por la Prosperidad del Pueblo y el Renacimiento de México”, en la plaza principal de León, Guanajuato, en pleno corazón del Bajío y cuna de nuestra Independencia Nacional, Andrés Manuel López Obrador declamó: “yo quisiera seguir el ejemplo de un dirigente que en mi imaginario se llama Benito Cárdenas Madero”. Esta declaración fue una respuesta directa a los dirigentes políticos del PRIAN y a los medios de comunicación que se han dedicado a denostar sistemáticamente a Morena y a su Presidente Nacional, comparándolo de manera burda con Nicolás Maduro, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, y con Donald Trump, Presidente de Estados Unidos de América.

Esta aseveración no sólo respondió a los ataques, sino que realmente forma parte del corpus político-intelectual de López Obrador. Sobraría repasar la biografía y trayectoria del político tabasqueño que en el año 2000 fue electo Jefe de Gobierno del Distrito Federal, que fue objeto de la maniobra más baja orquestada desde el gobierno de la “alternancia” mediante un desafuero y que posteriormente contendría en dos ocasiones para la presidencia de la República (2006 y 2012). No obstante, es necesario detenernos en los referentes que le han dado forma y fondo al proceder teórico y práctico del político mexicano más importante de lo que va de este siglo.

López Obrador se ha nutrido de su andar en la resistencia civil pacífica desde su primera incursión en la política, sin embargo, también ha complementado su formación con la revisión apasionada de la historia política mexicana de la mano de diversos intelectuales que lo han acompañado a lo largo de este camino. El joven AMLO obtuvo el grado de Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM con la tesis “Proceso de formación del Estado nacional en México 1821-1867”, quedando desde entonces marcados los cimientos de su pensamiento político, el cual se desarrollaría con mayor rigor y amplitud en otras obras ya publicadas. Como bien lo señala en la introducción de una de sus múltiples obras, “Neoporfirismo. Hoy como ayer”: Mi gusto por la historia me ayuda mucho en el trabajo como dirigente político. En el conocimiento del pasado están los secretos para entender y transformar la compleja y amarga realidad del México de hoy… [1]. Con este rasgo queda de manifiesto que la gran inspiración del obradorismo es la historia patria y su legado, por más que los voceros del régimen pretendan compararlo con categorías, figuras y procesos políticos externos.

La narrativa obradorista podría ser catalogada como simplista, pero el trabajo intelectual de sintetizar la complejidad de los fenómenos de poder en palabras sencillas es una tarea de pedagogía política sin desperdicio. Cuando en la plaza pública, en el informar casa por casa, en las entrevistas o en los libros, se escucha o se lee “mafia del poder” o “PRIAN”, la idea general asociativa es contundente, se habla y se entiende el mismo lenguaje. La construcción de esta narrativa, además de generar un horizonte de referencia, también plantea el antagonismo ellos/nosotros como una pertinente contribución para librar la batalla de las ideas e ir a contracorriente de un pensamiento único que ha cantado victoria. Por ello, el valor del quehacer político de realizar asambleas informativas en todos los municipios del país donde se da cuenta de la situación política, social y económica del momento y donde a su vez se recogen los sentimientos del pueblo, es inconmensurable.

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La cuarta transformación ha sido una asignatura persistente en el discurso e ideario obradorista. Andrés Manuel sostiene que en la historia de México han habido tres transformaciones que han cimbrado la vida pública del país: la Revolución de Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana. De estas tres fechas históricas, el obradorismo recupera y se apropia de la esencia y legado político de personajes de la talla de los insurgentes José María Morelos y Pavón y Miguel Hidalgo y Costilla; Benito Juárez y su gabinete liberal; los revolucionarios Ricardo Flores Magón, Francisco I. Madero, Emiliano Zapata, Francisco Villa y Lázaro Cárdenas. Más allá de las diferencias sustanciales que existen entre estos personajes, López Obrador ha condensado el legado de la lucha de cada uno de ellos para combatir a la reacción en la arena política contemporánea.

El movimiento político se ha mantenido vivo gracias al vigor que aún imprimen las gestas y los héroes que nos dieron patria, y una serie de elementos constitutivos de una República que hoy está en disputa y que la izquierda encabezada por AMLO se esfuerza por recuperar. Estos elementos han acompañado al obradorismo como gobierno y movimiento. He aquí tres ejemplos incontrovertibles de la armonización entre la teoría y praxis del movimiento.

La austeridad republicana ha sido una constante en la vida pública de AMLO, el ya trillado “no puede haber un gobierno rico con un pueblo pobre”, ha sido una máxima a la hora de gobernar y administrar los recursos públicos. Para el líder de Morena, un político debe vivir en la “honrosa medianía”, tal como lo manifestaba el presidente Benito Juárez en un célebre discurso que data del 2 de julio de 1852; esa era la línea a seguir cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal y en la actualidad se mantiene firme. Cuando Morena se fundó como partido político y comenzó a ganar y ocupar espacios de representación popular tanto en la Cámara de Diputados, como en los congresos locales, delegaciones y municipios; los representantes populares de Morena, en consonancia con este eje fundamental del proyecto, están obligados a donar la mitad de sus salarios y prerrogativas para diversos fines sociales, entre ellos, el “Programa de Escuelas Universitarias”[2]. Aunado a ello, el 1° de septiembre de 2015, durante la apertura de los trabajos de la LXIII Legislatura en la Cámara de Diputados, el debutante Grupo Parlamentario de Morena presentó la iniciativa de “austeridad republicana”, la cual consigna la supresión de todo gasto superfluo y la reducción de los salarios y prestaciones de los altos funcionarios, así como la eliminación de la pensión vitalicia a los expresidentes.

Otro elemento que ha sido visible en este movimiento es la defensa de la soberanía nacional y de los recursos naturales. En este apartado es evidente el legado de la política popular y patriótica del General Lázaro Cárdenas del Río cuando decretó la expropiación petrolera el 18 de marzo de 1938, decidiendo así hacer a un lado los intereses de compañías extranjeras y priorizar el bien de la nación. A partir de entonces, la derecha mexicana tuvo la intención sistemática de desmantelar para después privatizar a la industria energética, tanto a PEMEX como a CFE y la extinta Luz y Fuerza del Centro. A pesar de las “Brigadas en defensa del petróleo, la economía popular y la soberanía nacional” que el movimiento político articuló y que dieron resultado para evitar que se aprobara la iniciativa de Felipe Calderón que pretendía privatizar algunas áreas de la industria petrolera, los hombres de negocios y la derecha no se cruzaron de brazos y en el marco del Pacto por México y la nula discusión pública, se aprobó la reforma energética en un santiamén después de más de siete décadas de intentos infructuosos. Sin embargo, Morena, como el partido del obradorismo, continúa dando la batalla en las calles y en la política institucional para recuperar los recursos naturales propiedad de la nación.

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En un país donde las instituciones que administran, organizan y califican los procesos electorales han llegado a un límite operativo y a una descomposición sin precedentes, Andrés Manuel López Obrador se ha mantenido firme en el objetivo de transformar al país por la vía pacífica electoral. Lo anterior podría ser considerado una paradoja ¿cómo es posible que un movimiento político que ha criticado categóricamente la corrupción institucional y en particular a las autoridades electorales, obtenga el registro como partido político nacional y además compita en las elecciones desde el 2015? Para propios y extraños resultaría difícil plantear una respuesta, teniendo en cuenta el historial de fraudes electorales que se han documentado desde la “caída del sistema” en 1988 hasta la imposición de Alfredo Del Mazo como gobernador del Estado de México. Sin embargo, AMLO refrenda su vocación democrática, tomando como referencia al “Apóstol de la democracia” Francisco I. Madero, quien confrontó a la dictadura porfirista en los albores del siglo pasado, proclamando los principios democráticos de la libertad del sufragio y la no reelección, mismos que se han desdibujado en la actualidad y que el Movimiento de Regeneración Nacional adopta en aras de disputar el poder por la vía pacífica-electoral a partir de un partido-movimiento como instrumento del pueblo para transformar al país.

Ni Maduro ni Trump. Las fuentes ideológicas del movimiento obradorista consolidado en Morena como partido político nacional -más allá de considerarse en el espectro político de la izquierda- se encuentran en la historia política mexicana y a partir de ese legado se ha construido un liderazgo sólido que ha recabado las demandas populares históricas para abordar los desafíos del siglo XXI en un contexto crítico para nuestro país. Benito Cárdenas Madero, más que una respuesta es una reafirmación en voz alta de la esencia e inspiración de nuestro movimiento de cara a la cuarta transformación.

 

[1]: López Obrador, Andrés Manuel (2014), Neoporfirismo. Hoy como ayer, Grijalbo, México, p. 13.

[2]: Hasta el mes de septiembre de 2017 se han inaugurado quince escuelas universitarias, tanto en la Ciudad de México como en diferentes municipios del país. Véase: http://escuelasuniversitarias.org.mx/