El asesinado jefe de los grupos de autodefensa de Yurécuaro, regresó de su tumba para propinarle una escandalosa derrota al sistema PRI-PRD que por décadas había mantenido el control de la administración municipal de esa localidad.
Ni la muerte fue obstáculo para que Enrique Hernández, el mal logrado candidato de Morena, para que siguiera en su lucha contra el régimen de partidos al que acusó de ser el responsable de la corrupción que permitió la presencia de los carteles de la droga en esa localidad de la zona limítrofe entre Michoacán y Jalisco.
El voto de dolor sumado a la popularidad de Enrique Hernández Salcedo, cuyo nombre apareció en la boletas electorales de por la contienda a la presidencia municipal de Yurécuaro, hizo que la población se volcara en respaldo al hombre que se alzó no solo contra el crimen organizado, sino contra el gobierno estatal al que siempre calificó de corrupto.
El electorado rindió un tributo al héroe caído al otorgarle su confianza en las urnas pese a que ya no estaba presente. En lugar de Enrique Hernández Salcedo, el que gobernará en su nombre será Marco Antonio González Jiménez, quien fue designado de última hora candidato suplente por el partido de Morena, luego que la viuda del jefe de las autodefensas se negó a participar como candidata.
El municipio de Yurécuaro es uno de los bastiones del sistema PRI-PRD que en los últimos 20 años se ha venido alternando el poder en donde el crimen organizado filtró las estructuras de los últimos gobiernos municipales, haciendo que saltara el hartazgo social en la revuelta de los grupos de autodefensa.
El difunto Hernández Salcedo, ya lo había dicho en vida: mientras pudiera sería un lastre para el sistema de corrupción que encarnaron el PRI y PRD. Sus palabras se cumplieron.
Enrique Hernández es el primer caso en Michoacán donde el muerto regresó de la tumba para proclamar su lucha.