Luego de la ejecución de decenas de personas quienes fueron decapitados y sus cuerpos crucificados, Peña Nieto condecoró al rey saudí para reconocer los “servicios prominentes” que ha prestado “a la humanidad”.
Regeneración 18 de enero del 2016.- Este domingo, 17 de enero, el presidente Enrique Peña Nieto entregó la “Condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca” al rey de Arabia Saudita, Salman bin Abdulaziz Al-Saud, durante la primer visita que un mandatario mexicano realiza a ese país, en los últimos 40 años.
Dicha condecoración del Estado Mexicano fue otorgada en la ciudad de Riad, 15 días después de que se cumplieran las órdenes de ejecución contra cuatro presos políticos, quienes fueron decapitados y luego sus cuerpos crucificados públicamente el pasado 2 de enero.
Tales órdenes de ejecución fueron emitidas en septiembre por el sistema judicial saudí (que no se basa en el derecho, sino en el Corán), y ratificadas luego por el rey Abdulaziz Al-Saud.
Arabia Saudita ejecutó en total a 47 personas bajo cargos de “terrorismo”, el mayor número de ejecuciones realizadas en este país en un solo día.
De esos 47 reos, 43 estaban acusados de realizar ataques armados contra instalaciones oficiales, de 2003 a la fecha, como parte de la guerra santa declarada por la organización terrorista Al-Qaeda en contra de la familia real saudí; mientras que otro grupo de cuatro prisioneros enfrentaba los mismos cargos de terrorismo, pero por participar en las protestas pacíficas de 2011, durante las cuales se reclamaban reformas democráticos en esta nación, cuya constitución confiere a la familia Al-Saud la facultad de gobernar el reino eternamente.
En ese grupo de activistas pacíficos, acusados de terrorismo y ejecutados el 2 de enero pasado, estaba el clérigo chiita Sheick Nimr Baigr Al-Nimr, herido y capturado por la policía en 2012, luego de pronunciar distintos discursos contra el régimen monárquico, durante las protestas de 2011.
Además, Arabia Saudita ejecutó a los estudiantes universitarios Mohammed Faisal Al-Shuyoukh, Muhammed Al-Suwamil y Alí Sayd Al-Rubh, también por su participación en las manifestaciones pacíficas conocidas como “Primavera Árabe contra la Casa Real”. En estos cuatro casos, además, se denunció que los activistas fueron sometidos a sesiones de tortura, para obtener confesiones incriminatorias.
La justicia saudí (que no se rige por el derecho convencional, sino por las leyes del Corán) estableció que la ejecución de estos cuatro activistas debía darse por decapitación, y luego sus cuerpos debían ser crucificados, condición en la que debían permanecer hasta su descomposición.
Diez días después de la ejecución, además, el reino saudí se negó a entregar los restos de los activistas a sus familias, impidiéndoles así realizar sus rituales funerarios tradicionales, tal como fue denunciado por pobladores de la ciudad saudí de Al Awamiya, donde realizaron manifestaciones pacíficas para dar a conocer esta represalia, ahora dirigida contra los deudos.
Tal como informa el mismo reino saudí –a través de la página oficial de su embajada en Washington–, a la cabeza de este sistema de justicia que ordenó y llevó a cabo la decapitación y crucifixión de los activistas está, precisamente, el rey Abdulaziz Al-Saud, quien firmó sus condenas de muerte y luego negó el “perdón real” a los sentenciados, ignorando así las peticiones de clemencia que le fueron dirigidas por sus familiares, comunidades islámicas de distintas partes del mundo y organizaciones internacionales de derechos humanos.
Aún así, el decreto con el que Peña Nieto anunció la condecoración al monarca saudí subraya que ésta se entrega para reconocer los “servicios prominentes” que el rey Abdulaziz Al-Saud ha prestado “a la humanidad”.
En reciprocidad, el moncarca saudí impuso a Peña Nieto la medalla “Rey Abdulaziz”…
Aunque en México pasó prácticamente desapercibida la decapitación y crucifixión de los cuatro prisioneros políticos del régimen saudí, el anuncio de su ejecución ha causado decenas de protestas en todo el mundo, desde Líbano hasta Australia, pasando por Irán, Canandá, Nueva Zelanda, Iraq, Francia, Yemen, Estados Unidos, Afganistán, India, Alemania y Pakistán, entre otros países, manifestaciones de condena que se intensificaron luego de que el reino saudita confirmó la ejecución de los cuatro reos, hace dos semanas.
Vía Animal Político