Los supermercados, mercados en línea, restaurantes y grandes marcas usan un sinnúmero de trucos para que la gente compre más, manipulando sus emociones. El diario ‘Huffington Post’ ha reunido estas diez.
El poder de la sonrisa
Compañías como Heineken o Amazon hacen que sus logos parezcan sonrisas para mostrar una apariencia más amistosa, y así los consumidores se sientan más felices. En el caso de Heineken, en su logo aparecen 3 letras ‘e’ diseñadas para formar una sonrisa, mientras que Amazon agregó una flecha que une las letras A y Z con el mismo objetivo.
No compras cereal, sino un amigo
En la mayoría de las cajas de cereales aparecen personajes y mascotas dibujadas de manera que presentan rasgos humanos. De esta manera, los productores buscan establecer lazos emocionales con los consumidores, ante todo con niños, diciéndoles que no están comprando el desayuno sino a un amigo.
Mirar a los ojos al posible comprador
Esta es la razón por la que los personajes antropoides miran hacia abajo en los envases, establecer un contacto visual con los niños. Según algunos estudios, el contacto visual ayuda a que se establecezca una conexión emocional entre los consumidores y el producto, convenciéndolos de esta manera de que se animen a comprar.
Imágenes apetitosas
En los restaurantes los clientes compran mucha más comida si la carta es sencilla y bien arreglada en vez confusa y colmada, pero también si la carta cuenta con imágenes de comida que nos hacen la boca agua cuando las miramos
Aromas tentadores
Los aromas no solo despiertan el apetito, sino que también generan ganas de comprar cosas. Es por ello que en algunos supermercados se puede oler a canela, por ejemplo, aunque no haya restaurantes cerca. La tienda Bloomingdale dispersa olor a coco en la sección de trajes de baño.
Las frutas primero
La regla común de todos los supermercados es colocar pilas de frutas en la entrada, algo que, definitivamente, estimula a los consumidores a comprar después comida basura. El mecanismo es muy sencillo: el consumidor entra, compra frutas y legumbres, y luego, sabiendo que acaba de comprar comida sana, se siente libre para comprar papas fritas, dulces o galletas.
Encarecer para luego abaratar
Un viejo truco consiste en aumentar el precio de algún producto para luego anunciar un descuento para este mismo producto, generando la sensación de que el precio final ha bajado.
Las cuentas llegan tarde
Para retrasar el sentimiento de culpabilidad al consumista compulsivo, Apple, por ejemplo, envía la cuenta con un retraso de horas o incluso días. De esta manera, la cuenta no impide al consumidor seguir haciendo compras sin control.
Tocar antes de comprar
Según un estudio del Instituto Tecnológico de California, los compradores suelen pagar hasta un 50% más por aquellas cosas que pueden tocar antes de comprarlas. Es por esta razón que, pese a que existe un sinnúmero de tiendas en línea, las tiendas convencionales no desaparecen.
La música no amansa al comprador
Parece que la música lenta estimua a los consumidores a pasar más tiempo de compras y a comprar más, mientras que la música rápida tiene el efecto contrario. Lo mismo pasa en los restaurantes. La música rápida, sin embargo, empuja a hacer compras de forma compulsiva.