#Opinión El hombre del aerosol | Relatos de Pesadilla

En un relato más de pesadilla, Luis Orlando Montane te cuenta la historia de Emily y el bote de aerosol que tomó de un lugar abandonado. Ella hacía grafitis y, un día, descubrió que alguien más la emulaba en su propia casa.

Esta es la historia de Emily y el bote de aerosol que tomó de un lugar abandonado. Ella pintaba y un día descubrió que alguien más la emulaba en su casa.

Por Luis Orlando Montane Pineda

RegeneraciónMx, 12 de abril de 2022.- Me llamo Emily, tengo 24 años y esto me sucedió hace seis años en Houston, Texas. Por necesidad ya no pude ir a la universidad, así que mi madre y yo nos la tuvimos que arreglar solas, ya que ella era madre soltera.

Yo sabía poner uñas y hacer tatuajes. Sabía dibujar y me apasionaba el grafiti. En el 2016 abrí un canal de YouTube para mostrar las exploraciones urbanas y las pinturas con spray que hacía por la ciudad.

La verdad, es gracias a YouTube que hemos podido pagar la renta y, hasta mudarnos a un mejor departamento. Mi madre es mesera y yo hago lo que se pueda; con lo que me paga YouTube ahí la hemos llevado.

Recuerdo que un día fui a una catedral abandonada para filmar un video y transmitirlo en vivo por mi canal de YouTube. Se escuchaban cosas extrañas y se sentían presencias, así que aproveché para pintar cualquier cosa en la pared. Lo más curioso es que ya estaba pintada de negro para borrar los otros grafitis que gente como yo había hecho antes. Tenía la pared para mí solita.

Cuando terminé de pintar y estaba cayendo la noche continuaban los ruidos raros. Ya me estaba dando miedo y decidí retirarme de esa iglesia abandonada, pero mi aerosol se cayó al suelo que estaba lleno de basura y botes de otros exploradores. Agarré uno que se parecía al mío (pensando que era ese), lo metí a mi mochila y me retiré antes de que estuviera completamente oscuro.

El extraño aerosol

Al regresar a mi casa no estaba mi madre, ya que esa noche le había tocado trabajar hasta tarde. Me quedé sola en el departamento y todo caminaba normal, hasta que, después de la medianoche, escuché ruidos raros. Yo estaba en mi habitación, viendo la tele y organizando los videos que iba a publicar en YouTube cuando, de repente, escuché que alguien pintaba con spray en el pasillo de mi departamento.

Cuando me levanté para ver qué estaba pasando no podía creer lo que vi. Estaba la sombra de un sujeto pintando la pared de mi casa. Me dio tanto miedo que me encerré con llave e intenté llamar al 911, pero temía que el sujeto me escuchara y me hiciera daño.

Minutos después entró a mi celular una llamada de mi madre. Yo estaba aterrada y no contesté, sabía que él había escuchado el teléfono. Sin embargo, no sucedió nada y, pasando unos minutos, se dejó de escuchar el sonido de la pintura en aerosol, así que agarré valor y volví a checar el pasillo, pero ya no había nada ni nadie.

Esta es la historia de Emily y el bote de aerosol que tomó de un lugar abandonado. Ella pintaba y un día descubrió que alguien más la emulaba en su casa.
Fotos: Especiales

A partir de esa noche los ruidos se escuchaban a cada momento. La primera vez que mi madre lo percibió se levantó a regañarme, pero al ver que no era yo llegó un grito que me asustó más que el mismo fantasma. Ella se asustó a tal grado que pidió su cambio de horario en el restaurante para trabajar todas las madrugadas y así no encontrarse con esa presencia.

Sigue tu camino

Después de un par de meses volví a salir para filmar un nuevo video para YouTube, ya que se me había acabado el dinero y la presencia que tenía en la casa me perturbaba tanto que había abandonado las exploraciones.

Recuerdo que tomé mi mochila, mis pinturas en aerosol y fui a un viaducto en el centro de la ciudad de Houston. Cuando saque mis ‘botes’ para hacer un grafiti me di cuenta que uno de ellos no era mío… entonces comprendí que aquel día en la catedral abandonada había tomado un bote equivocado.

Finalmente, lo tiré a la basura y decidí regresar a casa para comprar otro y hacer mi exploración al día siguiente. Pero, lo más impresionante fue que a partir de ese momento se dejaron de escuchar los ruidos de que alguien pintaba las paredes en mi departamento.

Estoy segura que al traerme ese spray de aquella catedral también me atraje esa entidad y, lo más seguro, es que ese spray pertenecía a él. Eso me hace pensar que el hombre que vi en mi departamento murió cerca de la iglesia.

Mi única alternativa fue dedicarle unos momentos de silencio y decirle, así al aire, que descansara. No sabía los motivos de su muerte, pero le dije que ya era momento de que se marchara, que todo estaba bien y yo devolvería el aerosol al lugar donde estaba.

FIN.

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