Violencia pega a los universitarios en Puebla

Si gobierno, autoridades educativas y sociedad no reaccionan y cierran filas ante el incremento de la violencia en Puebla, el estado corre el riesgo de dejar de ser una opción para los estudiantes.

Regeneración, 8 de octubre de 2017.- El asesinato de Mara Castilla mostró a los poblanos que la violencia y el crimen están ahí, a la orden del día.

Los universitarios aún no se reponen de lo que pasó con la joven estudiante de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) pues, como ella, muchos disfrutan de salir de fiesta o reunirse con amigos para distraerse. 

Con el repunte de la violencia y los sismos del 7 y 19 de septiembre, los negocios en Puebla reportan bajas. En entrevista con el País, Conny Santín, una camarera, dijo que “las propinas han caído un 50% en las últimas dos semanas”.

“El control del Gobierno a los bares ha sido mucho más estricto, pero ellos son los responsables y los que tienen que tomar cartas en el asunto”, dijo a El País, Santiago Gabián, un empresario español que abrió un bar en Cholula hace dos años.

Cuando inició la guerra contra el narcotráfico, muchos jóvenes de otros estados llegaron a Puebla en busca de nuevas oportunidades educativas y hasta de esparcimiento, pero ahora, el estado también vive una crisis.

Puebla es el estado con más universidades en el país y según datos oficiales ha sufrido un repunte de más del 50% en robos violentos, de más del 35% de los homicidios dolosos y del 7% en violaciones entre enero y agosto de este año.

La violencia ha alcanzado a los universitarios, destaca El País y retoma los casos de Minerva Hernández, una estudiante de 26 años de la Universidad Iberoamericana, fue apuñalada el pasado 21 de marzo al negarse a ser novia de su feminicida, además del rector de la Universidad Angelópolis, Roberto Corvera, fue acribillado el pasado 5 de agosto en su oficina y, el caso más reciente, el de Mariana Fuentes, una alumna de 20 años de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), murió de un balazo en la cabeza la semana pasada cuando intentaban quitarle el celular.

El gobernador Antonio Gali, con unos meses en el cargo, asegura que el aumento de la incidencia delictiva en el estado, es un reflejo de lo que vive el país actualmente.

Alejandro Guillén, profesor de la UPAEP, dijo que “nunca se había vivido algo así en Puebla y mi lectura es que el exgobernador Rafael Moreno Valle, que aspira a ser presidente de la República, no quiso que se ventilaran los resultados de sus políticas de Seguridad Pública porque han sido un fracaso”.  Para él, “se ha destapado una cloaca”.

Un conductor de Uber, de nombre José Andrés García, contó a El País que en una ocasión una joven le dijo “viólame, pero no me mates” y que ahora, anotan placas, toman fotografías antes de susbirse a la unidad,

“Las niñas están asustadas y lo entiendo, pero el que nada debe, nada teme”, dice el chofer quien aseguró que en las últimas semanas la clientela ha bajado un 20%, aun con Cabify, el mayor competidor, fuera del mercado, luego del asesinato de Mara Castilla.

Fernando Fernández, rector de la Universidad Iberoamericana de Puebla, dice que “el feminicidio de Mara fue la gota que derramó el vaso”.

“Hay una estructura de Gobierno que está cada vez más destruida y la población ya no está dispuesta a seguir tolerando promesas vacías y estériles de los gobernantes”.

“Esto nos está pasando a todas las universidades, pero no todos han reaccionado igual”, lamenta Guillén.

Por su parte, Juan Carlos Canales, profesor de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla dijo que “la respuesta de la rectoría de la BUAP ante el asesinato de Mariana Fuentes ha sido muy débil, no se ha hecho lo suficiente”.

Si la inseguridad y la violencia siguen apoderándose de Puebla, y nadie reacciona ni se cierran filar, entonces se corre el riesgo de que el estado deje de ser una buena opción para los estudiantes, dice Guillén.

 

 

Con información de El País