Patrocinio, la fosa clandestina de la que saben las autoridades en impunidad

En el ejido más una fosa clandestina, hay un campo de exterminio pues un número incontable de restos humanos que se encuentran ahí.

 

coahuila

Regeneración, 04 de octubre de 2016.- Patrocinio es un ejido situado a unos 80 kilómetros de Torreón, Coahuila, dentro de él hay una fosa clandestina, la más grande creada por el crimen organizado de la que se haya tenido noticia en el país, no sólo por su dimensión, sino por la cantidad de restos de personas que podrían encontrarse.

En un reportaje de Mónica Villanueva, se puede leer el horror de un sitio que durante al menos dos años fue utilizado por el crimen organizado para desaparecer los restos de personas que secuestraban.

“La mirada no alcanza. Los restos de hombres, mujeres, niños, de familias completas fueron esparcidos en un espacio que, por ahora, abarca un kilómetro y metro por 80 metros. Pero no se ha terminado de explorar la zona. Es mas… no se ha terminado por empezar”, dice el texto.

Al ejido lo cruza una fractura en la tierra de tres veces el estadio Azteca, la fractura es clara, pero lo que la hace diferente es que desde hace más de un año ha ido vomitando restos humanos, 341 el año pasado y tres mil 147 en lo que va de este año.

La existencia de Patrocinio no es nueva, antes lo había denunciado la prensa de Torreón y hasta la cadena BBC de Londres, en el lugar la PGR y la Procuraduría de Justicia de Coahuila tienen averiguaciones previas abiertas que no han avanzado. La Comisión Nacional de Derechos Humanos tampoco ha podido investigar lo que sucedió ahí.

Una organización, integrada por 35 familias de buscadores, el Grupo Vida, han recabado información sobre lo que pasó.

Se dice que a cualquier hora, llegaban grupos de hombres armados a bordo de una decena de camionetas, instalaban tambos de 200 litros de combustible y los convertían en hornos. Echaban los cuerpos en partes o les sacaban las entrañas y les colocaban ropas bañadas en diésel.

Con esta acción, resaltó la periodista, “no sólo terminaban una vida, sino trataban de garantizar su impunidad. Eliminando huellas, quitando a sus víctimas por completo la identidad. Obligando a los buscadores, a las familias, a convertirse en arqueólogos en busca de verdad y justicia”.

Aquellos hombres pasaban horas mientras esperaban para calcinar los cuerpos, bajo el calor del desierto que suele rebasar los 40 grados; y mientras hacían tiempo, los encargados de este trabajo fatal jugaban futbol americano.

“Al finalizar el fuego, los hombres tomaban una pala y trozaban los huesos que quedaban en los tambos y los echaban a la tierra. A veces los enterraban, otras no y sólo esparcían los restos, detallan los testimonios recolectados por el Grupo Vida que ya entregaron a las procuradurías de justicia de Coahuila y a la General de la República”, dice el texto.

La primera vez que el Grupo Vida llegó a Patrocinio, fue guiados por un pastor de cabras; después, los pobladores de los alrededores de Patrocinio fueron narrando lo que ocurrió en esa zona entre 2007 y 2012, al parecer, fue la zona más usada para esta práctica, aunque en todo Coahuila se han encontrado rastros similares.

Esta historia de horror y dudas sigue sin terminarse, de todas las personas que están ahí, muy pocas podrían ser identificadas por el grado de ensañamiento contra los cuerpos.

Para el Grupo Vida, lo peor es no poder decir que sus hijos o familiares se encuentran ahí, para poder descansar en paz.

Vía Eje Central.