A 120 años del nacimiento de José Gorostiza y la “Muerte sin fin”

El poeta y diplomático nació un 10 de noviembre de 1901; sus preocupaciones estéticas en torno al ser humano y la muerte, lo encumbraron como uno de los mejores poetas nacionales del siglo XX; pese a la brevedad de su obra deja un legado en “Muerte sin fin”, “Canciones para cantar en la barca” y “Poesía”

José Gorostiza Alcalá, en una imagen de archivo.

Por Redacción

RegeneraciónMx, 10 noviembre 2021. Autor de uno de los poemas más complejos y largos, escritos en español durante el siglo XX, José Gorostiza Alcalá, nacido un día como hoy ―10 de noviembre, pero de 1901 en Villahermosa, Tabasco― representa el ideal del poeta inteligente y complejo, de espíritu sutil y profundo.

Recordar a 120 años de su nacimiento a uno de los fundadores de Los Contemporáneos es repensar la vida y obra de un escritor que brindó a la escena literaria nacional uno de los monumentos poéticos más trascendentales del siglo pasado: «Muerte sin fin» un hermoso ejercicio de la simplificación del lenguaje, que resume las preocupaciones estéticas del tabasqueño. Se trata de un poema filosófico que resume la escritura sencilla del poeta a partir de la imagen del agua contenida en un vaso.

Considerado un autor poco prolífico, cuya calidad era inversa a esa brevedad, Gorostiza dejó poco material, pero mucha reflexión. Dice Héctor Valdés que en «Muerte sin fin», Dios, el hombre, el universo y las formas poéticas están “enseñoreadas por la muerte, penúltima fase de un arte dialéctico. [..] Gorostiza se inquita con la idea de la divinad para luego decepcionarse de ella; le preocupa el hombre sujeto a un sinnúmero de dudas que busca la libertad a través de la inteligencia.”

Un hombre que prescindiendo de los adornos del lenguaje y concretando en el análisis de la muerte la mayor exigencia poética dio pie a una escritura cuya característica era la brevedad.

Consagrado al ejercicio diplomático, Gorostiza Alcalá se relacionó desde temprana edad con poetas, entre ellos Carlos Pellicer, quien también se integraría al grupo de Los Contemporáneos, junto a figuras como María Antonieta Rivas Mercado, Xavier Villaurrutia y Salvador Novo. Sus primeros trabajos como servidor público los realizó como docente en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde enseñó literatura; más tarde se integraría a la plantilla de la Escuela Nacional de Maestros y en 1927 se le concedió el papel de canciller de México en Londres. Pasaría por Copenhague, Dinamarca entre 1937 y 1939, y más tarde se mudaría a Italia hasta 1940. Regresaría sólo para integrarse al Consejo de las Naciones Unidas durante seis años y luego marcharse durante un año a Grecia.

Fueron los andares académicos y de la diplomacia los que lo dotaron de un lenguaje pulcro, culto y preciso, con una fuerte carga lírica y expresiva, demostrando su interés absoluto acerca del ser humano y el fin de la existencia; enmarcándose en las tradiciones del modernismo y la vanguardia.

José Gorostiza murió el 16 de marzo de 1973 dejando como herencia literaria “Muerte sin fin”, “Canciones para cantar en las barcas” y “Poesía”.