Se trata de niños, niñas y adolescentes centroamericanos, principalmente de Guatemala, que buscan incorporarse al mercado laboral en Soconusco, Chiapas.
Regeneración, 30 de abril de 2016.- La investigación “Niños, niñas y adolescentes centroamericanos en el mercado laboral de la frontera Guatemala-México. Hacia la evidencia de una presencia encubierta y simulada“, elaborada por la Dra. Carolina Rivera Farfán (CIESAS-Sureste), detectó que, aunque los menores todavía se incorporan a plantaciones de café, caña de azúcar, mango, papaya y banano, lo hacen en menor medida, debido a que buscan laborar “en la rama de servicios, comercio, construcción y actividades marginales como el cuidado de automóviles, limpia parabrisas, aseadores de zapatos, venta de dulces, cantantes en el transporte público u ofreciendo entretenimiento como tragafuegos y payasitos”.
Rivera Farfán refiere que en el estudio se encontró también que antes a los menores de edad se les veía viajar acompañados de los padres o algún pariente mayor de edad, pero hoy es “común verlos con amigos, o solos, además que su estancia en México es más dinámica e incluso permanente”.
La investigación puntualiza que se trata de niños, niñas y adolescentes, principalmente de Guatemala, que buscan incorporarse al mercado laboral en Soconusco, Chiapas, debido a las condiciones materiales precarias e insatisfechas en sus comunidades de origen.
Mientras en América Latina se calcula que trabajan más de dos millones de menores de edad en el sector doméstico, se detectó que en el 2011 había 115 mujeres menores de 22 años (la mitad de ellas de 13 a 17 años) realizando trabajo en el hogar en las ciudades fronterizas del Soconusco.
El estudio establece que en el 2013 se encontró que 595 niños de entre 5 y 17 años de edad, laboraban en las plantaciones de café del Soconusco, y otros 400 niños realizaban trabajos nocturnos como boleros, vendedores de chicles, en las afueras de las cantinas, bares, prostíbulos, y en las centrales de transporte público colectivo.
“De estos 400 menores de edad, un 94% son varones, 6% mujeres; 88% proceden del departamento de San Marcos, municipio Concepción Tutuapa, Guatemala; 81% tiene entre 15 y 18 años de edad, 16% entre 9 y 14, y aluden que la pobreza en casa y la falta de trabajo en su país, son las causas principales para migrar a la ciudad de Tapachula para trabajar”, consigna el estudio del CIESAS.
En el marco del Día del Niño, Rivera Farfán comenta que según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para el 2011 había más de 215 millones de niñas y niños (menores de 18 años) trabajando en el mundo, de los cuales 60% lo hace en el sector agrícola, le siguen el de servicios y el del comercio. Por esta razón, la académica considera que “disminuir, erradicar o regular el trabajo que desarrollan niños y niñas es una tarea estructural que va más allá de la frontera sur de México”.
“Es pertinente continuar el estudio de la problemática desde diferentes dimensiones pero reconociendo su incorporación como sujetos activos al mundo del trabajo. El tema precisa de un trasfondo ético y político porque un menor o un adolescente que migra y trabaja es un sujeto doblemente carente de sus más elementales derechos humanos. Hacerlo constituye una tarea impostergable, en virtud de los actuales escenarios económicos, políticos y migratorios en emergencia y en transcurso”, establece la investigadora.