#HistoriasCotidianas: No Me Quiten Mi Dinero

Por Ana María Vázquez

RegeneraciónMx.- Según Forbes, son 37 las familias más acaudaladas de México, cuya fortuna se contabiliza en 171,490 millones de dólares, dichas fortunas, sigue apuntando Forbes, han crecido un 20% durante la pandemia.

La brecha entre los más acaudalados y el pueblo es cada vez más amplia, es innegable que tales fortunas sirven, aunque sea parcialmente para generar empleos y apuntalar la economía del país, sin embargo, en gran medida esos capitales van en su mayoría a paraísos fiscales, inversiones en el extranjero o limosnas disfrazadas de actos de filantropía.

Para 2014 en el país se contabilizaban 131 fundaciones, creadas por 500 empresas. ¿Qué es una fundación?: “Es una entidad sin ánimo de lucro, que por decisión de sus fundadores tiene asignado un patrimonio para interés general.” Hasta ahí pareciera lícito, ético y hasta deseable, por ello, muchas son cofinanciadas por los mismos gobiernos, empresas y hasta países.

SILENCIANDO CONCIENCIAS. – Desde el siglo XlX se generalizó en México la práctica de repartir limosna a los desprotegidos, que solían hacer fila fuera de las iglesias al término de misa para recibir un poco de la “bondad” del hacendado que, sin mirarlo, dejaba caer algunas monedas a las manos de los mendigos a los que ni siquiera veían porque la pobreza es “sucia, da asco y quizá sea contagiosa”. A veces ni siquiera era el hacendado sino alguno de sus sirvientes los encargados de repartir aquellas monedas a los que el “patrón” señalaba. Así, con la conciencia pulcra y reluciente, el hacendado se retiraba a seguir contemplando a sus peones a los que obligaba a comprar la comida en la tienda de raya de su propiedad al precio que él designara, y de donde recuperaba, con ganancia por supuesto lo que invirtiera en sus “generosas dádivas” porque era el patrón, porque era su ley, sus tierras, su dinero y su gran conciencia blanqueada.

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Reyezuelos por la gracia de Dios, o porque Dios es un gracioso, diría el clásico, que juegan con una moneda amarrada de un hilo; te la dan, pero antes de cerrar la mano te la arrebatan cuando tiran del mismo. Los tiempos han cambiado y las técnicas también, ahora lo nuevo es regalar dinero en tuits (o al menos ofrecerlo) o lo más sofisticado: Crear una Fundación una Asociación Civil. No quiero decir con esto que todas las instancias sociales privadas tengan esta premisa, pero todos sabemos como muchas de esas fundaciones y asociaciones fueron creadas no solamente para blanquear conciencias y bolsillos, sino también para el golpeteo político favoreciendo, como en la historia del hacendado, a si mismos y no al pueblo.

¡NO ME QUITES MI DINERO! Parecieran gritar todos los días los encargados de aparecer públicamente. Dinero heredado de los saqueos revolucionarios, de los terratenientes, de los favores de sexenios pasados; dinero manchado de sangre y dolor del pueblo. No quiero decir con esto que todo el empresariado sea falto de ética, sin embargo, sería bueno insistir en que esas mismas fundaciones recibían dinero del erario, apoyos para sus empresas, exención y condonación de impuestos, sosteniendo a esta élite durante años con el alto costo que sus gastos ocasionan.

Estas élites fueron permeando cada vez más al poder político haciendo que se les regalaran literalmente medios de comunicación, tierras y bienes de la nación. Con el tiempo, ambos poderes se fusionaron en uno, el agujero negro crecía tragando todo lo que correspondía a los mexicanos que ni conocemos Aspen, Dubay ni nos importa nada más que lo básico, pero las élites crecían y había que sostenerlas… ¿cómo?. Subastando al país.

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Se tiene noticia que las primeras ventas llegaron con el régimen de Carlos Salinas y fueron creciendo hasta llegar a Peña. Muchos gritamos hasta desgañitarnos que estaban vendiendo al país, pero nadie parecía escuchar. Las elites solo se ven a sí mismas, y por ello, lo único que alcanzan a mirar es que se les quitan los privilegios tan “arduamente” conseguidos. No se trata de empobrecer a nadie, no deberían aterrarse, se trata de devolverle al país lo que le pertenece, de no seguir manteniendo élites, “quebrando empresas” para venderlas como chatarra; de no expropiar tierras para venderlas a los extranjeros; de no seguir concesionando a empresas, que a través del “fracking” saquean y roban ya que ni siquiera pagan por esa concesión de, por cierto, 200 años.

Ya no es posible seguir manteniendo elites ni estamos dispuestos a comprarle al hacendado, mucho menos formarnos afuera de la iglesia para recibir la “bondad” del otro. Hoy no queremos fundaciones que jueguen a “dar limosna”, sino una sociedad justa y equitativa, en el que todos tengamos lo que nos corresponde: Un pedazo de nuestro gran país.

“Por el bien de todos, primero los pobres” Andrés Manuel López Obrador. Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

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