Muere Tikiri, la elefante maltratada que conmocionó al mundo

Tikiri fue obligada a desfilar durante 10 días sin descanso en el festival budista Esala Perahera, por lo que se hizo viral en redes.

Regeneración, 25 de septiembre del 2019. La elefante Tikiri, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo al trascender que era obligada en Sri Lanka a desfilar sin descanso pese a sus lamentables condiciones de salud, murió y la ONG Save Elephant Foundation (SEF) mostró “alivio y dolor” por la noticia.

El elefante domesticado, de unos 70 años, falleció la noche del martes en Kegalle, a unos 80 kilómetros al este de Colombo, capital de Sri Lanka, y el gobierno local ordenó la realización de una autopsia, anunciaron este miércoles funcionarios del departamento de vida silvestre.

Expertos locales en paquidermos aseguraron que se trata de un animal maltratado y gravemente desnutrido.

Visiblemente con la piel pegada a los huesos, sus imágenes circularon en agosto pasado en las redes sociales tras conocerse que pese a su condición, Tikiri fue obligada a desfilar durante 10 días sin descanso en el festival budista Esala Perahera, junto a otros 60 elefantes.

Las imágenes, publicadas por SEF en agosto pasado, dejaron ver un elefante tirado en el piso, escuálido y moribundo, despertando la indignación de organizaciones en defensa de los animales.

Tras la denuncia virtual y las críticas contra el gobierno cingalés por permitir el uso de animales, de avanzada edad y enfermos, en desfiles de varios kilómetros con elaborados atuendos, el animal fue retirado del evento.

Save Elephant Foundation, con sede en Tailandia, luchó por salvar a Tikiri hasta el final. “El sufrimiento de Tikiri ha terminado, su alma ahora está libre. No puede hacerle más daño”, publicó en Instagram el fundador de SEF, Lek Chailert.

Las fotos mostraron también a la elefante actuando en el festival, con su frágil cuerpo cubierto por un colorido disfraz, aunque para responsables del templo budista que organiza el festival, la condición de Tikiri se debía a una enfermedad digestiva que no le permitía aumentar de peso, y no afectaba su fuerza y habilidades.

“Nadie ve su cuerpo huesudo o su condición debilitada, debido a su disfraz. Nadie ve las lágrimas en sus ojos, heridas por las luces brillantes que decoran su máscara; nadie ve su dificultad para caminar, ya que sus piernas están encadenadas mientras camina”, declaró Chailert en las redes, al tiempo que pidió revisar las leyes que protegen a los animales en Sri Lanka.