Opinión: Hablando de salud a bajas dosis

Por Miguel Ángel Sánchez-Mecatl

RegeneraciónMx.- Sábado 09 de mayo 2020, 8 de la mañana, se debe de enviar el reporte de la ocupación hospitalaria, del piso a que fui asignado, 80 camas que se dispusieron sólo en un piso para atender a los pacientes que así lo requirieran, hoy 45 pacientes hospitalizados, el día de ayer pudimos dar de alta por mejoría a 6; pero también el reporte incluye las defunciones ocurridas hasta este momento las cuales fueron en el mismo número. 

Antes de enviarlo se tiene que revisar y cotejar con el del día anterior, tratando de evitar cualquier tipo de error, lo hago desde las 6 de la mañana, hora en que pido diariamente me lo envíen antes de turnarlo a las autoridades.  Estoy despierto desde antes, pues la guardia nocturna en el otro hospital fue intensa y tal como lo menciona el comunicado de las autoridades, los Institutos Nacionales de Salud dónde se atienden pacientes con COVID-19 alcanzamos la máxima capacidad. 

No he dormido, es sábado, y aunque oficialmente es mi día descanso, no ocurrirá así, llevamos 46 días así.  Quienes vivimos la epidemia de Influencia de 2009 sabemos que esto apenas comienza, esperamos que esta vez sea distinto.  Durante el día recibiré infinidad de comunicaciones tanto logísticas cómo de atención directa de los pacientes. 

Trato de conocer y saber de todos, de todos los pacientes y su evolución, de todos mis compañeros que hoy están ahí, dentro, en el área Covid como ya comúnmente se le llama, estaré despierto y preparado para acudir de nuevo al hospital si cualquiera de ellos requiere mi ayuda.  Tenemos material, en el hospital hoy se han entregado 3 mil cubrebocas de alta eficiencia, que van acompañados con los equipos de protección biológica que hasta este momento usamos guiándonos por la experiencia y el conocimiento compartido a nivel mundial. 

Aún así, la sensación de miedo y desconfianza impera, los veo, los escucho, son jóvenes ahora todo es nuevo y desconocido, los entiendo; en 2009 un cubrebocas de esos lo usábamos durante una semana porque no había, no había aquí en los hospitales de la ciudad más afectada, como hoy, no había aquí aunque en el país si, y en el mundo había de sobra. 

Más tarde escucho las cifras oficiales: 33 460 casos y 3, 353 muertes, 62 % de los respiradores mecánicos de la ciudad están trabajando conectados a pacientes, en el país el 25 %.  Las camas hospitalarias dispuestas para estos enfermos 74 % ocupadas aquí, en el país el 34 %. También se dan comunicados sobre la salud mental en peligro por el confinamiento y por escuchar demasiadas noticias acerca de la pandemia, pienso que si es así y que ojalá sólo retengan el “Quédate en casa, usa cubrebocas en lugares públicos, aprende a toser y estornudar”

Y por favor, no hacer reuniones.  En el mundo la situación es casi diez veces mayor en todo, en Europa más de 26 000 fallecimientos, Reino Unido, Italia, España y Francia los países que encabezan la trágica cifra.  Por las comunicaciones nos enteramos que en otra unidad médica, el personal de salud estableció un sistema de comunicación entre pacientes internados y su familia a través de cartas, sonrío conmovido.  Mañana es domingo, y día festivo, antes de dormir cerca de medianoche pienso que ojalá mañana no me despierten las mañanitas.

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411 días después de la fecha oficial de inicio de a emergencia sanitaria aquí, en México.  Durante este tiempo he visto demasiadas cosas.  Las cifras de hace un año se han elevado a millones de casos confirmados y más de dos cientos de miles de muertes.  Pero para hoy, la preocupación ha cambiado, la cantidad de personas con respirador mecánico y hospitalizados se han quedado en el 15 y 11 % respectivamente de lo disponible a nivel nacional.  Han pasado los peores meses, y en cada uno de ellos algo peor ha ocurrido que me es difícil aun categorizar cuál fue lo peor. 

Compañeros trabajadores de salud fueron agredidos en transportes públicos, sólo por portar su uniforme, ahora prefieren esconderse con ropa de civil y diluirse entre la gente.  Infinidad de rumores aparecieron y se extinguieron, desde los disparatados que helicópteros rociaban el virus sobre la ciudad, hasta soluciones de acabar con la pandemia en tres meses (algo que creo nadie escucho porque en ninguna parte del mundo lo tomaron en cuenta). 

Los científicos de la salud en un constante estira y afloja, muchos buscando el medicamento “mágico” para ganar en la curación, exigiendo compras impulsivas aunque semanas después se mostrara su ineficacia o incluso peligrosidad, pero nunca se retractaron; hubo incluso quienes experimentaron con sustancias totalmente dañinas, y otros muchos otros los vi prescribir listas infames de medicamentos que en una sola receta sumaban una docena, sin un sentido lógico sólo por lo que se oía, me quede con varias de ellas como muda prueba de lo que ocurre desde una farmacia hasta los grandes consultorios de especialidad. 

A todos nos afectó este año, de uno o varios modos, vi a mis compañeros exhaustos física y mentalmente, varios enfermaron, algunos gravemente y pudieron salir adelante, otros no.  Vi a abogados hacer “su trabajo” y dar amparos para que fuéramos menos personal disponible para atender a tantos enfermos, tanto que hay un buen número que durante este periodo no hemos podido tomar un día de descanso. 

Sin embargo, vi llegar un batallón de jóvenes a quienes les dieron una gran oportunidad, entre ellos muchos “Médicos Generales”, esos que tradicionalmente por los “Especialistas” habían sido rechazados y relegados fuera del sistema de salud hospitalario, pero a ellos los vi esmerarse y dar lo mejor de sí, reforzar a los que habíamos quedado y aliviar así el alma y el trabajo. 

Ojalá hubiera visto ahí a todos aquellos que sólo daban videoconsultas, ojalá hubieran ido de voluntarios, incluso si fueran odontólogos, un par de manos extra siempre hacían falta.  Porque también vi innumerables momentos de dolor, de reconocer que toda la tecnología, investigación y tratamiento era inútiles para aliviarlo, y lo único que les daba ánimo y esperanza era tocar a nuestros pacientes, tocarlos no con afán exploratorio, sino en el alma a través del contacto de las manos que les decían aquí estamos para cuidarte. 

Sin embargo, también vi a muchas personas organizarse para ayudar, realmente ayudar con lo que sabían hacer y bien, aún desde sus confinamientos.  Hoy también vi llegar millones de vacunas, y las cifras de más de 10 millones de personas de la tercer edad ya vacunadas, la mayor angustia de todas las casas, las vi llegar desde meses atrás en un gran esfuerzo a pesar del acaparamiento insensible y poca importancia a la equidad de muchos países “civilizados” que preferían recibir los reflectores por sus supuestos logros, sin importar mantener en crisis al resto del mundo (me recordó la película Myst de Stephen King, a gran escala), incluso vi a quien tuvo el tiempo de escribir durante estos meses algún libro opinando acerca de lo que no vivió, o quienes escaparon a sus momentos hedonistas.

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No hay mucho que comentar, la vida prácticamente esta en su normalidad salvo el miedo, miedo en todo exacerbado por la avalancha de noticias y mentiras que no han dejado de abrumar.

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Hago el recuento de los años anteriores y me es muy difícil de creer, se ha determinado al fin de la peligrosidad del Covid-19 como pandemia, todos sabemos que seguirá con nosotros en todo el mundo causando enfermedad y cobrando vidas aún. 

Han surgidos “expertos” por todas partes, Yo sólo veo expertos en atemorizar y criticar desde sus minúsculos mundos, incluso cuando ni siquiera brindaron atención al 1 % de los enfermos de esta ciudad; dan entrevistas, columnas, reportajes, incluso dos libros de ríspida crítica a las acciones tomadas en el país, personajes que como dijo el Dr. Lajous “se sujetan a comparaciones internacionales sin una lógica explícita, y no ha apelado a formas reconocidas de evaluación de sistemas de salud… En el transcurso de una pandemia es difícil evaluar, de manera robusta, el impacto de distintos instrumentos de política pública”. 

Otra vez veo a los abogados hacer su mismo papel, demandar, ¿a quién? A quien es su foco de atención, basados sólo en sus corazonadas y acaso en algunos intelectuales que me recuerdan al despotismo ilustrado del siglo XVIII. 

Sólo me queda por hacer tres cosas: primero continuar mi labor cómo antes y durante ésta etapa de la historia, segundo recomendarles a esos críticos y otros que me encuentre que de menos lean el artículo del Dr. Lajous publicado en Nexos Febrero 2021 como algo breve, para después intentar leer la publicación reciente de la OMS/OPS (2022) de un marco (conceptual) para el análisis de Políticas de Salud resultado del esfuerzo de Investigadores en el tema por unir diferentes metodologías para la evaluación del desempeño de los Sistemas de Salud; y finalmente continuar hablando y escribiendo de lo vivido, lo aprendido y lo estudiado en mi vida acerca de Salud, en bajas dosis.

Miguel Ángel Sánchez-Mecatl es Médico Especialista y Graduado en Gestión y Políticas de Salud

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