Por: Pedro Salmerón Sanginés /II
Es más que mero desinterés la actitud gubernamental con respecto a la producción artística, histórica y cultural. Es expresión de un modo de entender el conocimiento y también las relaciones sociales, fundado en la idea de la utilidad reducida a su dimensión mercantil, señala el informe del Observatorio de la Historia (OH) sobre el primer año de Peña (http://issuu.com/elpresentedelpasado/ docs/informe_2013).
La mercantilización de lo histórico y lo cultural se manifestó en hechos concretos: la construcción de grandes almacenes de capital multinacional (o de la tristemente célebre Soriana), las concesiones mineras, las obras de infraestructura que dañaron zonas arqueológicas y patrimoniales, así como la vida misma de pueblos y comunidades, se hicieron por todo el país. En Tehotihuacán, Xochicalco, Cancún, Loreto, Centla, Tepoztlán, el valle del Yaqui, Wirikuta y muchos lugares, las autoridades mostraron olímpico desprecio o supina ignorancia en los asuntos relativos al patrimonio material e inmaterial de los pueblos. La tendencia del gobierno ha consistido en privilegiar los aspectos económicos inmediatos –siempre que beneficien a los grupos de poder político y económico–, pasando por encima de los derechos y la voluntad de los pueblos.
En materia educativa, destacan la intención explícita del gobierno (una vez más: peor de lo mismo) de educar para la competencia y para la empresa, así como el descubrimiento de múltiples errores en los libros de texto gratuitos. Sin embargo, lo más importante fue la llamada reforma educativa, aprobada por unanimidad en el Congreso federal. Supuestamente, se pretende modernizar el marco jurídico para lograr una mayor calidad y equidad educativas. Sin embargo, las reglas y las formas de operación van en sentido contrario de dichos propósitos, lo que provocó el rechazo masivo de los profesores y otros sectores de la sociedad.
La discusión y aprobación de la reforma mostró uno de los rasgos característicos del peñato: los acuerdos cupulares a espaldas de la población. El gobierno (y sus aliados del PAN y el PRD) rechazó cuantos proyectos de educación alternativa le fueron presentados por investigadores y profesores. Al mismo tiempo que su desdén por los sectores involucrados, el peñismo mostró su tolerancia ante la corrupción endémica.
Un último aspecto que preocupa al OH es la escasa, casi nula presencia pública de los historiadores: en efecto, nuestra formación nos empuja a la especialización, al desprecio por la enseñanza y la difusión. Pareciera incluso que el verdadero valor de nuestro trabajo radica en su incomunicabilidad y […] en la repetición acrítica de verdades convencionales.
Autoritarias y narcisistas, las universidades promueven la marginación social del conocimiento histórico. Se inhibe la autonomía y se premian la endogamia y la mediocridad. La lealtad y el conformismo parecen ser los supremos valores académicos. Esto quizá se deba a la precariedad laboral de la mayoría de los historiadores titulados, empleados por horas a cambio de salarios muy bajos; y cuya permanencia en el empleo es por completo discrecional. Más de la mitad del personal docente de las universidades se encuentra en esta situación. Igual pasa con los académicos de tiempo completo, que en general son contratados a dedo (práctica institucionalizada en la UNAM por el artículo 51 del Estatuto del Personal Académico). Los concursos de oposición suelen diseñarse en beneficio de la persona previamente seleccionada.
La denuncia de concursos amañados y el caso de un plagiario serial (http://www.jornada.unam.mx/2013/ 07/30/opinion/021a2pol) evidenciaron estas prácticas. Cuando voceros del establishment académico salieron en defensa del plagiario, Fernando Escalante escribió: No niegan que sea un plagiario, no se refieren ni a sus libros ni a su docencia. Ni siquiera dicen que sea bueno, ni medio bueno. Para defenderlo basta con rodearlo de una serie de nombres, tan peregrino como sea el motivo […] es decir, que pertenece a ese pequeño círculo de los que cuentan ( La Razón, 25/8/13).
Sin reglas de contratación claras, es inevitable que las relaciones personales sean el principal mecanismo para la integración de los claustros académicos, sigue el informe del OH. Las relaciones y lealtades se imponen. Llamar mafioso a este modo de organización social no es mera licencia poética. La corrupción estructural de la academia mexicana es onerosa para el erario, insultante desde una perspectiva ética y contraria al carácter social del conocimiento histórico. Sin embargo, concluyo por mi cuenta, es útil a los gobiernos neoliberales y a su concepción y práctica de la historia (como mostramos en La Jornada 18/6/13 y 2/7/13).
El blog El Presente del Pasado, órgano del OH, es coordinado por Luis Fernando Granados, Halina Gutiérrez y Fernando Pérez Montesinos. Ellos y una decena de colegas redactaron el informe anual.
twitter@salme_villista