Las enseñanzas de Mireles

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José Manuel Mireles, el líder de las autodefensas en Michoacán está preso por delitos que tienen que ver con su labor de proteger a los pueblos de la tierra caliente de la acción de la delincuencia organizada; existe la versión de que pronto saldrá libre. En este texto se reivindica su ejemplo y su labor social

Por Pablo Alarcón-Cháires

Regeneración, 18 de noviembre de 2015. Las acciones de José Manuel Mireles Valverde son de esas enseñanzas que inspiran hacia la lucha social. Con su surgimiento y el de las autodefensas legítimas, la confianza que despertó empezó a traducirse en esperanza. Pero fue una esperanza que nunca llegó a la anhelada y definitiva paz porque nunca convino a los intereses de quienes lucran con el miedo y la zozobra.

La situación actual de Mireles nos enseña que en el México de hoy se está siendo costumbre dejarnos las leyes, pero quitarnos la justicia. La cárcel o la libertad selectiva como razones de Estado vienen a ser los actuales fundamentos de la impartición de la (in)justicia.

Su enseñanza está en hacer evidentes que la defensa por la propia vida y la de la familia siempre estará por encima del mezquino deseo de arrancar de la tierra su riqueza, de clausurar la vida de bosques y selvas, de vivir cercados por el miedo y el temor.

Las enseñanzas de Mireles son para todos: para sus aquellos que lo admiran, que lo niegan o que se aprovechan para posicionarse y obtener canonjías; para los que comparten su infortunio, que se solidarizan en su encierro o que participan en su defensa; para quienes lo invocan, lo presumen, pero que temen defenderlo; para los que en aras de formar parte de la pasarela y sus luces, no dudan en desgarrarse la camiseta y gritar su devoción.

El mensaje de Mireles va a los partidos políticos todos, sin excepción: para los que actúan por omisión intencional, para los que por complicidad y disciplina asienten la injusticia, y para los que usufructúan su imagen. El contenido de la enseñanza de Mireles para los partidos políticos es que de ellos depende si quieren vivir sin y de nosotros o bien, que estamos dispuestos a vivir sin ellos con nuevas y heurísticas formas de organización política y social que podemos construir.

La lección de Mireles es mostrarnos que los mexicanos podemos ser actores de nuestro presente y futuro, no simples espectadores viendo la vida desde la silla del conformismo. No es nada nueva esta enseñanza, pero cobra sentido cuando la teoría lleva a la acción en la defensa de la vida.

La enseñanza de Mireles fue mostrarnos los intereses de quienes nos gobiernan. No son los justos los que están libres, no son las familias de los justos las que sobreviven precariamente, no son los sueños de los justos los que perfilan la situación actual de Michoacán. La perversidad, la impunidad, la violación, el hurto, el secuestro, el peculado, etc., siguen siendo las variables definitorias que ni declaraciones, ni ficticios informes, ni burlas oficializadas han podido clausurar.

Lo que enseña Mireles es que los héroes puros, diáfanos e inmaculados no existen. Existen los hombres y mujeres cargados de vicios y pasiones pero que deciden un día ofrendarse en vida por una sociedad que, en ocasiones, no ha sabido defenderlos y que como expiación los mitifica.

Mireles ha servido también como ejemplo de lo que les puede pasar a quienes se oponen al Estado fascistoide: te engaño, te armo, te apreso, te imputo, te rapo, te aíslo, te incomunico, te condeno. Una de sus grandes enseñanzas es que lamentablemente no existe un gobierno, ni actores en el gobierno que sean confiables, al menos de los que toman decisiones trascendentales.

Las interrogantes que surgen de las enseñanzas de Mireles son ¿qué tendremos que hacer para tener una vida digna? ¿sabremos transitar hacia otra forma de ser humanos desde la construcción pacifista? ¿seguirá siendo el poder institucionalizado el enemigo o habrá apertura y sensibilidad hacia los intereses del pueblo?

De acuerdo a las últimas noticias, Manuel Mireles saldría libre el mes de diciembre. Esperemos que así sea. Ojalá resista la tentación de la dinámica política que lo cerca y opte por recuperar su salud física y mental. Se lo merece y lo necesita.