#19S: Los jóvenes tomamos las calles de nuevo, las escuelas, las computadoras, la tierra para reconstruir la solidaridad, tan vapuleada en todo el país.
#19S Respuesta organizativa y “Comandos de Incidencia Popular”
Por Ángel González Granados
Regeneración, 17 de septiembre del 2019. Como joven citadino formé parte de las labores independientes de coordinación de esfuerzos y logística durante el sismo que azotó a la Ciudad de México el 19 de septiembre de 2017.
Junto con otros jóvenes, nos dimos a la tarea de recuperar y reproducir información validada como real, conseguir herramientas y apoyos, dirigir hacia los sitios de escombros a brigadistas, monitorear los sitios colapsados y monitorear brigadistas que en múltiples ocasiones tuvieron problemas con las fuerzas armadas o con corporaciones policiacas.
Ese trabajo que hicimos tomó una forma colectiva interesante, una red popular independiente que logramos construir entre conocidos y gente por conocer.
La red finalmente se convirtió en un grupo grande de apoyo de amigas y amigos que bien pusieron sus energías para estar día y noche removiendo escombros, consiguiendo transportes, preparando comida caliente para brigadistas, repartiendo medicinas en bicicleta y reportando en vivo lo que acontecía desde cada lugar.
Esa red incluyó a compañeras y compañeros del Instituto Mora que desde Uruguay, Perú, Alemania y España montaban guardias virtuales para incorporar información a la base de datos de #AquíNecesitamos ¹, plataforma que estaba pendiente de sitios y necesidades a raíz del terremoto².
No siempre se pudo conseguir un transporte para llevar brigadistas de un sitio a otro, ni las herramientas que con urgencia se necesitaban para despejar los colapsos, por eso la urgencia con la que se actuaba era primordial y eso también en algunos casos construyó monstruosos rumores que resultaban afectar el propio flujo del apoyo.
Aprendizajes para la sociedad
Pasada la emergencia vino el tiempo de la reflexión. Uno de los primeros aprendizajes que tuve fue la utilización óptima de las redes sociales para recuperar información de los sitios con necesidades y urgencias.
En toda esa nube de información siempre abundaron las falsas alarmas. Parece ser que una de las asignaturas pendientes es aprender a utilizar las propias redes sociales sin contaminar el flujo de información que se va generando.
La psicosis natural producida por el terremoto era suficiente como para multiplicarla con los falsos rumores, por lo tanto, el rol que jugaron quienes verificaron la información fue crucial.
Escuché de algunos rescatistas profesionales de otros países que las labores de rescate en las que los jóvenes habíamos participado podían organizarse de una mejor forma en algo que se llama “Comando de Incidencia”.
Evidentemente por la premura de las emergencias, jamás nadie se puso a pensar si estaba capacitado o no para atender las situaciones.
En esos momentos de ansiedad y zozobra el valor supremo fue actuar de cualquier forma para salvaguardar vidas, los y las jóvenes salimos sin reparo a ayudar.
Ahora le conviene al gobierno y a nosotros, pensar en la conformación de algo que se me ocurrió llamarles “Comandos de Incidencia Popular”.
Es decir, organizarse por células de 10 personas y repartir roles; dos personas encargadas de logística y monitoreo, cuatro rescatando y otras cuatro listas para relevar -un ejemplo burdo-.
¿Se imaginan cuál sería el alcance de grupos especializados conformados por la propia sociedad? Eso es lo que motivó el surgimiento de la brigada de rescate mexicana conocida como ”Topos”.
La contraparte de esta idea es preguntarse el por qué las autoridades encargadas de gestionar y coordinar las zonas donde se efectuaban los rescates no organizaron lo suficientemente bien sus actividades, tampoco la información y mucho menos a los voluntarios y voluntarias que acudían con energías frescas.
Omisiones del gobierno
Sé de primera mano que después de un par de días de haber acontecido el sismo, el gobierno seguía mapeando la Ciudad para conocer colapsos, y que esa actividad se pudo haber organizado mejor poniendo a trabajar los drones automatizados que varias dependencias tienen.
También pude constatar por testimonios que me fueron confiados, que los conflictos entre el gobierno local y federal resultaron en el retiro de maquinaria segura para posibles rescates.
Sobre la actuación del ejército, los datos siguen en el aire; tropa movilizada para acciones de rescate que misteriosamente no conseguía comida a pesar de que el ejército cuenta con sus propios medios de sostenimiento para cualquier tarea que se le encargue.
Por otra parte elementos de la Marina llamando a los rescatistas a no dejarse engañar por el gobierno.
En Chimalpopoca, la escena que se difundió por noticiarios, casi heroica, de la supuesta cancelación de actividades de rescate, resultó ser un absoluto montaje, académicos de la UNAM que estuvieron en el lugar removiendo escombros durante varias horas me relataron la escena.
Entre otras cosas el testimonio de una compañera que al llegar a Álvaro Obregón (AO286) encontraría un desorden propiciado por las autoridades que terminaba por generar el acaparamiento de los apoyos: “la isla de las aguas con su rey, la isla de las herramientas con su reina”.
Fue ahí mismo, en AO286, donde constate el sufrimiento y las injusticias a las que los familiares de las víctimas del terremoto eran sometidos. Participé en una protesta que los familiares de las víctimas del colapso habían organizado para pedir cuentas claras.
Entre muchas de las cosas que pude escuchar fue la desesperación de las familias por recibir información de lo que se hacía después del cordón de seguridad y la tortuosa búsqueda alterna de cuerpos de víctimas en los Servicios Forenses a falta de detalles de las autoridades presentes.
Muchas de esas situaciones logré transmitirlas desde mi cuenta de Facebook en vivo, una de ellas, la petición de uno de los familiares a la comunidad universitaria y a los jóvenes para que siguieran acudiendo a engrosar los rescates y pusieran su actividad por encima de sus clases.
Para esta lista inmensa de las injusticias y tropelías cometidas por la movilización de “autoridades” en la Ciudad de México se suma lo que ocurrió el 22 de septiembre por la tarde en la calle de Chimalpopoca, donde se encontraba la fábrica de textiles.
Un grupo de compañeros quienes junto con la brigada feminista se encontraban en labores de rescate, fueron agredidos por el cuerpo de granaderos de la Ciudad de México al resguardar herramientas que el propio cuerpo policiaco quería confiscar sin razón ni fundamente alguno ³.
Afortunadamente la denuncia a través de redes sociales y la presión de la gente en el lugar logró dispersar las intenciones represivas de los granaderos.
Las y los jóvenes y la urgencia de participación
A pesar de que se ha repetido hasta el cansancio que nuestra generación es la generación “millenial” y que nuestro destino es no participar políticamente, una vez más demostramos la energía y el sentido de transformación que buscamos imprimirle a los acontecimientos que nos rodean.
Pienso que hay una metáfora que bien puede trasladarse del #19S a la latencia política y solidaria de los y las jóvenes.
Escuché en repetidas ocasiones de monitores independientes que estaban en los sitios de colapsos, como algunos jóvenes tenían que arrebatarle el control de las zonas a las “autoridades” porque no hacían sus tareas de la mejor manera, eso por cierto, incluyó no dejar pasar voluntarios a las zonas colapsadas ni siquiera a ayudar en labores logísticas.
La metáfora es esa, el ejercicio constante de organización sin importar en qué estado se encuentre el gobierno, o si le interesa apoyar a su propia gente o no.
Tomar las riendas de las consecuencias de un desastre es el mensaje que dejamos parcialmente al tomar las calles de nuevo, las escuelas, las palas, las computadoras, la tierra y reconstruir la solidaridad, tan vapuleada en todo el país.
Para el sociólogo Alberto Melucci 4 la solidaridad es esa capacidad de reconocer y reconocerse como parte de la misma unidad social. Estamos trabajando entonces como jóvenes para la construcción de una identidad colectiva que rompa constantemente con los estigmas que se nos han cargado.
Ahora falta involucrarse también en las exigencias de quienes se han quedado sin hogar y exigen una reconstrucción que clarifique el destino de los recursos gubernamentales y de las donaciones hechos por empresas y gobiernos de otros países.
La exigencia de la gente organizada a partir de los Multifamiliares de Tlalpan es clara: “reparación social, económica y emocional de las familias afectadas”.
REFERENCIAS
[1]https://docs.google.com/spreadsheets/d/1mo9czjIQupWSkjyM–_RSusShy-WbHi8w28oBmxeufk/edit?usp=sharing
[2] El esfuerzo de programadores y demás equipo terminó por generar una página de internet que se encuentra alojada en el siguiente vínculo: http://www.aquinecesitamos.org
[3] Una parte de lo que grabaron mis compañeros la subí a Twitter y se encuentra en el siguiente vínculo:https://twitter.com/angelfulminante/status/911354781658226688
[4]Melucci, Alberto, Acción colectiva, vida cotidiana y democracia, El Colegio de México, 1999, p. 46.