La única forma de defender al Instituto Nacional Electoral es exigiéndole que haga su trabajo limpiamente, que sea un verdadero árbitro y demuestre lo eficaz que dice ser.
Por Melissa Cornejo
RegeneraciónMx, 22 de diciembre de 2021.- Durante las últimas semanas hemos presenciado en redes sociales y medios corporativos el tradicional nado sincronizado de la oposición, esta vez, en defensa del Instituto Nacional Electoral, su presidente Lorenzo Córdova, y —en palabras del diputado Gerardo Fernández Noroña— su “monaguillo” Ciro Murayama.
Con la finalidad de informar y redondear este artículo, me gustaría proveer de contexto a mis lectores y explicarles de qué hace falta defender al INE, pero me da la impresión de que ni los que se suman al hashtag terminan de entender las supuestas amenazas que sufre este instituto por parte de la administración actual.
¿Cuál ha sido el gran error del gobierno y de la población politizada? ¿Exigir suelo parejo y condiciones justas? ¿Exigir que el INE funja como árbitro imparcial en las elecciones y vele por la democracia? ¿Exigir que se realicen consultas populares, facultad que está plasmada en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el artículo 35? ¿Exigir austeridad y cuestionar los altos salarios de los Consejeros y sus asesores?
Si la clase intelectual y todos aquellos que tienen secuestrados los medios de información, que hoy se rasgan las vestiduras y se sulfuran por los señalamientos que se han hecho al INE, tienen verdadero interés en defender y rescatar dicho instituto, deberían empezar por exigirle que haga su trabajo limpiamente: que deje de poner trabas a los ciudadanos que se organizan para realizar ejercicios de democracia participativa sin precedentes, que comience a ser un verdadero árbitro, y que su consejero presidente se concentre en su labor actual en lugar de candidatearse.
Pasando por alto su deshonestidad, su ceguera y su mala fe de jurarse preocupados por la democracia al mismo tiempo que no reconocen la legitimidad de la administración actual que fue impulsada por treinta millones de mexicanos, y dándoles el beneficio de la duda, les haré la tarea: la única forma de defender y rescatar al INE, es exigiendo que cumpla con sus tareas y demuestre lo eficaz e imprescindible que es.
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