Bisabuela e hija sobreviven al terremoto por el deporte

Chelo y Paola pudieron estar en dos de los edificios que se derrumbaron, pero mientras la primera estaba en su clase de yoga, la otra fue a hacer el registro de su equipo de futbol.

 

Regeneración, 26 de septiembre de 2017.- Paola, una de las alumnas del Colegio Rébsamen y su bisabuela, Chelo, habitante de un departamento en la esquina de Petén y Zapata, salvaron la vida de casualidad; ambos edificios se cayeron, pero las dos están vivas.

Momentos de angustia pasó Guillermo, padre de Paola de 13 años, quien tras el terremoto se enteró que el colegio en el que debía estar su hija se había venido abajo.

“Cuando llegué a la escuela me encontré con el drama de los niños atrapados. Mi hija corresponde al área de secundaria, que se ubicaba en el edificio derrumbado. Desesperado, empecé con otros papás a quitar escombros”, contó Guillermo.

También la mamá de Paola llegó hasta el colegio; “cuando llegó y vio la escena se me dobló, se cayó de desmayo; ella lloraba, gritaba que nuestra hija estaba ahí atrapada”, siguió Guillermo.

Pero la buena fortuna estuvo en su casa, pues tras horas de desolación, la abuela de la niña se comunicó con Guillermo y le dijo que ella había acompañado a su nieta a hacer el registro del equipo de futbol.

“Estaba en la escuela, pero se la llevaron, sin yo saber, para hacer un registro, porque ella juega futbol”, dijo el padre.

Después de que Paola se reunió con sus padres y estaban por irse a dormir, pero el drama del día no se había acabado, pues otro familiar llamó a Guillermo para avisarle que el edificio en el que estaba su abuela, Chelo, de 83 años, se había derrumbado y no se sabía nada de ella.

El hombre se trasladó al lugar para ayudar a sacar escombros.

“Tenía la esperanza de que no estuviera ahí”, relató.

Luego de un tiempo, alrededor de la una de la mañana, Guillermo recibió alivio: su abuela fue hallada sentada en una de las bancas del Parque de los Venados.

A la hora del terremoto, la octagenaria había salido para ir a su clase de yoga y al volver y ver la devastación de su casa, quedó en estado de shock y se quedó deambulando sin saber qué hacer.

“Fue así que nuevamente le di gracias a Dios porque mi familia estaba completa”, contó.

Ambas sobrevivientes están devastadas, pues mientras la bisabuela lamenta la muerte de sus vecinos y amigos, Paola llora por sus maestros y compañeros fallecidos.

“Las dos están muy mal y a ambas las estamos tratando con un psicólogo”, indicó.

Vía Animal Político.