El principal reto para la economía mexicana en el ya muy próximo 2023 es evitar caer en una estanflación. Para ello deben diseñarse y aplicarse efectivamente políticas complementarias a la política monetaria restrictiva. Mismas políticas complementarias innovadoras que logren frenar la inflación y que no limiten la producción y por lo tanto el crecimiento económico. Tarea nada fácil, pero sí es posible.
Por Dr. Carlos E. Z. Cabeza Reséndez.
RegeneraciónMx, 16 de noviembre de 2022.- A pesar de la buena conducción macroeconómica del Gobierno de México encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, donde entre otros muchos logros está el paliar de manera efectiva los efectos nocivos de la pandemia, el mantener el consumo doméstico en medio de una crisis pandémica sin precedentes e incrementar la recaudación, así como mejorar el tipo de cambio, y los precios de los energéticos, así como los ahorros derivados del combate a la corrupción y las reformas para proteger el patrimonio nacional, además de los 19 programas de bienestar en exitosa marcha y por supuesto los grandes proyectos estratégicos del sureste y los de la industria de la energía y el programa para contrarrestar la inflación, se prevén factores de carácter exógeno fuera de nuestro control inmediato en cuanto al origen de éstos que la economía, el gobierno y el pueblo de México tendrán que paliar en el futuro inmediato.
Para esto es necesario, con creatividad e innovación y altura de miras, profundizar el cambio verdadero, ahora, en materia económica. Ante esta situación, se destaca la necesidad de aplicar políticas para frenar la inflación sin agravar el riesgo de recesión, como la reactivación del campo, la construcción de centrales de abasto, la eliminación de intermediarios y las cooperativas de consumo y producción denominadas dentro de la economía social y circular. Entre otra muchas políticas públicas someramente mencionadas en esta reflexión por cuestión de espacio.
Como ya lo mencionamos en una pasada entrega, en paralelo a que los bancos centrales de todo el mundo aumentan las tasas de interés para responder a la inflación, se evidencia el irrefutable hecho que el mundo está avanzando a pasos agigantados hacia una recesión mundial en 2023 y una consecuente serie de crisis financieras en los mercados emergentes y las economías en desarrollo de la cuales México forma parte.
Es así, decíamos y lo reiteramos, que el riesgo de una recesión mundial en 2023 aumenta en medio de un panorama de alzas simultáneas de las tasas de interés, la inflación y el estancamiento económico global. En este adverso contexto, como ya decíamos, emerge la inalienable e impostergable necesidad de aplicar políticas para frenar la inflación sin agravar el riesgo de recesión.
Ya mencionamos en el artículo anterior titulado NUBARRONES ECONÓMICOS EN EL HORIZONTE INMEDIATO la cada vez más inminente recesión mundial que se avecina. Tal cual lo presagia el irrefutable hecho de que los bancos centrales de todo el mundo aumentan simultáneamente las tasas de interés para responder al letal incremento del temible flagelo social de la inflación, que pareciera que el mundo entero podría estar avanzando poco a poco hacia una recesión mundial, a partir del año 2023, lo cual, mencionamos ocasionaría una serie de crisis financieras en los mercados emergentes y las economías en desarrollo, que les podrían causar daños duraderos a países emergentes como es el caso de México.
Este inédito suceso en el que globalmente los bancos centrales incrementan notablemente las tasas de interés durante este año. Incluso es de hacerse notar, que este fenómeno alcista o de política monetaria restrictiva ha sido llevado cabo con un grado de sincronización no visto en las últimas cinco décadas, mismo grado de sincronización que inhibe la inversión directa. Dado que el costo de oportunidad de tener el dinero en el sector real fuera del sistema bancario es cada vez mayor. Y solo proyectos con una alta tasa de capitalización serán rentables en este contexto internacional alcista de las tasa de interés.
Por otro lado, el del consumidor, este fenómeno alcista inhibe el consumo de bienes duradero disminuyendo la demanda agregada, lo cual repercute en la baja del producto interno bruto. Tal es el caso de México. Es así como se presagia que se desacelerará el crecimiento económico para México en 2023. La mayoría de los estudios más recientes del último cuarto del 2022 señalan que el rebote de la actividad económica en 2022 se desvanece, a medida que la demanda se deteriora en un contexto de alta inflación, mayores tasas de interés y un crecimiento de EE. UU mucho más mesurado en el mejor de los casos. Aunque el último reporte de la inflación en Estados Unidos alienta expectativas de un aminoramiento de la desaceleración al menos en la coyuntura inmediata.
Aunque la mayoría de los análisis en la materia anticipan una tendencia a la baja del crecimiento, a pesar del anuncio de abatimiento relativo de la inflación en el vecino país del norte, que probablemente continuará en el mejor de los casos hasta bien entrado el año próximo por lo menos. Sin embargo, es posible que la trayectoria prevista en la actualidad de los aumentos de las tasas de interés y de otras medidas de política no sea suficiente para reducir la inflación mundial a los niveles registrados antes de la pandemia.
Es así como la economía mexicana tiene un panorama pleno de retos para 2023, ya que mientras la Secretaría de Hacienda y Crédito Público estima que en 2023 el PIB tenga un repunte de 3%, la mencionada cifra del 3% para muchos analistas parece optimista, dado que arroja el doble de crecimiento que presagian las expectativas de organismos como la OCDE y el FMI.
Sin embargo, en la medida que persistan factores como el crecimiento sin precedentes de las reservas, el repunte del sector turístico y las fortaleza de los parámetros fundamentales de la economía producto del buen manejo de estos por la secretaria de hacienda del gobierno de México de la 4T. Pero, es indudable que la economía mexicana enfrentará serios retos para seguir creciendo en 2023, ya que después de un nada fácil 2022 en materia económica, a todas luces el panorama económico global no ayuda a que el desempeño económico nacional sea halagüeño, por decir lo menos.
De tal manera que diversos organismos internacionales como la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Banco de México (Banxico) entre muchos otros han revisado a la baja su estimación para la economía mexicana, a un rango entre 1.3 y 1.6%, respectivamente; mientras que incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI) mantiene firme su expectativa en 1.2%.
Todo lo anterior a pesar de que las proyecciones de la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público mantienen en buena medida hasta el momento un crecimiento de 3%. Mientras la mayoría de los resultados del análisis y proyecciones del crecimiento del PIB en la economía mexicana pronostican, con mayor proclividad, a la baja el crecimiento respecto a la estimación oficial. E incluso concluyan que los supuestos de la Secretaria de hacienda son escasamente realistas y carecen de fundamentos firmes en base a los parámetros macroeconómicos y microeconómicos observados a la fecha, tanto en el país como globalmente.
Sin embargo, la austeridad republicana más el buen manejo de los fundamentos macroeconómicos y de las finanzas públicas, así como la relocalización de empresas asiáticas a territorio nacional para operar en el mercado de América del Norte, pesan a favor de los pronósticos de la secretaria de hacienda. Sin embargo la espiral inflacionaria y el estancamiento de la economía del resto del mundo son un reto muy importante a superar por la economía mexicana. Para esto se debe de dar una reconversión productiva que aproveche los 14 tratados de libre comercio y complementación económica que le dan acceso preferencial a los productos mexicanos en más de 43 países, la cual a nivel de los tres órdenes de gobierno deberán de observar una serie de policías tales como el apoyo efectivo de capital semilla, acompañamiento, capacitación utilización de agrupamientos que permitan la competitividad del desarrollo de proveedores, puede apuntar a una manera de paliar la atonía de la actividad económica.
Asimismo, se debe continuar fortaleciendo el libre comercio bajo un enfoque de comercio justo, enfatizado la ejecución efectiva de los programas de creación de valor agregado, así como la identificación y puesta en marcha de los proyectos estratégicos y detonadores del crecimiento y subsecuente desarrollo económico, que el caso de México bien pueden hacer la diferencia. Para esto es necesario llevar a cabo una agenda de competitividad y fomento productivo, coordinada por el gobierno federal, en específico por la Secretaria de Economía a través de sus 32 delegaciones y las subsecuentes subdelegaciones que lamentablemente al menos en este menester, por decir lo menos, han dejado que desear en las 32 entidades federativas, sobre todo en el nefasto periodo neoliberal que incluso durante al menos 35 años se le dejó el destino del país al mercado, siendo que éste tiene fallas y además de insaciable es insensible.
Baste decir que durante este fatídico periodo neoliberal se consideró tabú y hasta la fecha por los neoliberales se sigue considerando absurdamente tabú la política industrial y de fomento efectiva a la MIPyMES y los emprendedores, así como es urgente la definición de la vocación optima de cada región dentro de las 32entidades federativas y por lo tanto no es prioridad incentivar y auspiciar los proyectos estratégicos de cada región y subregión. No existiendo hasta la fecha al menos publicado un inventarios nacional de los proyectos estratégicos del país e incluso ni siquiera de los prioritarios en materia social, este esfuerzo debe de retomar el desarrollo regional justo e equilibrado, que al menos de alguna manera, incluya directa o indirectamente a los más de 2 mil 452 municipios en las 32 entidades federativas. Solo así podremos paliar al máximo posible la crisis global que se avecina o en la cual para muchos ya estamos inmersos.