Don Luis Arévalo Venegas o la historia de un maestro zapatero que lucha por la paz en la jungla tepiteña

#Columnas mexicanas | La historia del maestro zapatero y promotor cultural Don Luis Arévalo Venegas en el barrio de Tepito

 

 

 

 

Don Luis Arévalo Venegas o la historia de un maestro zapatero que lucha por la paz en la jungla tepiteña

 

Hablar del Espacio Cultural Tepito, es hablar necesariamente de la trayectoria de Don Luis Arévalo Venegas, de oficio zapatero y promotor cultural por vocación, en uno de los barrios más pintorescos pero también más violentos de la Ciudad de México.

La primera vez que vi a Don Luis Arévalo fue en un Martes de Arte, en la esquina de Vidal Alcocer, fui con la finalidad de conocer el espacio donde el Colectivo Ernesto Guevara de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, realizaba el proyecto de Curso de preparación al examen de admisión a nivel bachillerato.

En esa primera charla, Don Luis nos dio una breve pero concisa clase de historia sobre el barrio de Tepito, que de alguna manera se entrelaza con su historia personal y con los objetivos que el se fijó para su labor de promotor cultural y de cronista del barrio.

El curso de preparación al examen de admisión a nivel bachillerato, nace como resultado de una conjunción de varios factores: Primero, las reflexiones propias dentro del movimiento estudiantil de la UNAM, que vivía su reflujo, a pesar de haber frenado con éxito la motivación principal de su existencia, que no la única: el cobro de cuotas; al mismo tiempo que padecía el golpeteo permanente de las autoridades universitarias, que habían colocado en la dirección de la FCPyS de la UNAM, a Fernando Pérez Correa, otrora subsecretario de gobernación en el periodo en que dicha dependencia fue dirigida por Manuel Bartlett Diaz.

Segundo, hablar del carácter público de la universidad, era hablar del 90% de los rechazados que no encontraban un lugar dentro de las instalaciones de la universidad, y era hablar de que el otro 10% de los aceptos se concentraba en estratos socioeconómicos cada vez más altos, lo cual ponía en evidencia una elitización del acceso a la UNAM.

Tercero, al mismo tiempo los integrantes del Colectivo Ernesto Guevara, conocen a Don Luis Arévalo en Cuba, participantes de las Brigadas de Trabajo Voluntario que cada año se realizan, creando un ambiente de confianza en donde el carisma y el empuje de Don Luis jugó el papel principal.

Así fue como poco a poco fuimos conociendo la historia de Don Luis Arévalo y su premio por parte de la Unesco por su trabajo de promoción cultural y educativa dentro del barrio, su participación en la construcción de talleres de calzado en los municipios autónomos zapatistas, su vinculación con los talleres de arquitectura de la UNAM, su trabajo con los niños de los Palomares y su permanente Taller Libre del arte del calzado.

Al mismo tiempo nos enteramos que el espacio ubicado en Vidal Alcocer, era presa de una disputa entre los que mantenían vivo el trabajo cultural y la iglesia contigua, que alegaba propiedad sobre dichas instalaciones.

Dicho conflicto llegó a juzgados y a las amenazas por parte de golpeadores que, con citatorio en mano, pedían en tono amenazante, ver a don Luis, sin importar que había menores de edad tomando clases.

Dicha acción provocó la manifestación de solidaridad de varias personalidades del barrio de Tepito, de la UNAM y de otros sectores de la sociedad civil.

El tiempo y la corrupción propias del sistema judicial, sepultaron en el archivo muerto el pleito jurídico, sin embargo, puso en evidencia el limbo jurídico en el que se encuentra la propiedad del inmueble y que hoy quiere ser aprovechado por personas gandallas, que muy probablemente quieren sacar beneficio personal de un espacio que se ha caracterizado por facilitar el acceso a la cultura, la capacitación y la educación de personas habitantes del barrio de Tepito y de colonia aledañas.

El Espacio Cultural Tepito, debe de permanecer como un espacio de encuentro de la comunidad cultural tepiteña, sin menoscabo de ninguno de los proyectos que alberga. Necesariamente debe conservar su independencia y su estrecha vinculación con quienes habitan el barrio.

Una voz como la de Don Luis Arévalo, debe ser escuchada y respetada por quienes hemos llegado al espacio y hemos sido parte de él en algún momento. Hemos de estar al tanto de lo que ahí suceda y dispuestos a la solidaridad activa con Don Luis Arévalo, quien ha sido el que ha estado siempre al frente con su trabajo.

Autor: José Luis García Paniagua, Militante del Colectivo Ernesto Guevara de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, Asesor en el Curso de preparación al examen de admisión al bachillerato del 2006-2009.