Ecos del anticardenismo

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Por Gerardo González. 

La creación del ITAM, Bailleres logró confeccionar una institución que cuestionara y combatiera los cimientos, no sólo de la política económica, sino del Estado mismo; “vamos a preparar muchachos que dentro de treinta o cuarenta años puedan hacer la transformación de un país estatista a un país liberal capitalista”.

Regeneración, 10 enero 2016.- Al acercarse las elecciones federales de 2018, México vive una de las crisis económicas y políticas más severas de años recientes. El desmantelamiento de todo aquello que constituía los avatares del Estado mexicano (la institución presidencial, PEMEX, el modelo laboral y de seguridad social, etc.) y el colapso del contrato social (como principio regulador de la convivencia política y cívica) ocupan, ambos, un mismo palmo de terreno.

La aplicación del neoliberalismo ha sido brutal en el país y, desde su origen, contrario a todas las conquistas surgidas de la revolución mexicana (particularmente durante el cardenismo) y en favor de una reasignación del papel del Estado (particularmente en las decisiones económicas). Conviene pues, en un momento en el que se debate la crisis del Estado mexicano y el modelo energético del país, rememorar.

Pinceladas del cardenismo

La confección del Estado mexicano tiene sus asideros, entre otras fuentes, del cardenismo. Época en que el Estado adquiere características que durarían el resto del siglo XX mexicano.

Cárdenas se enemistó con buena parte del naciente empresariado industrial no sólo por sus palabras (Cárdenas había señalado que el Estado era la única institución capaz de regular las relaciones económicas) sino también por sus decisiones. En 1936 Cárdenas apoyó a los obreros en contra de los patrones en sus demandas laborales y de huelga. Esto llevó a una confrontación sería con las familias industriales más prominentes; los Garza Sada y los Bailleres. El general había logrado, además,  romper la concentración de la tierra (el gran reparto agrario de 1935 a 1937), la expansión del crédito hacia las actividades productivas,  la propia expropiación petrolera, el apoyo a los sindicatos, obras de infraestructura y se consolidó el Estado regulador e interventor en la economía.

Un paso esencial que escandalizaría a los abogados y economistas liberales de la generación del 15 (Montes de Oca, Gómez Morín, Miguel Palacios Macedo, entre otros) y al empresariado, sería la promulgación de la Ley de Expropiación en 1936. El artículo 27 constitucional facultaba al gobierno para realizar por causas de utilidad pública. Al tiempo se formaron instituciones (Comisión Federal de Electricidad, Comisión de Fomento Minero, la ley constitutiva del Banco Nacional Obrero, etc.) encaminadas a fortalecer la rectoría del Estado. Por supuesto era un planteamiento absolutamente distinto de lo que propugnaban  y propugnarían los tecnócratas dentro del país y fuera de él.

La política económica cardenista entró en contradicción y choque con los postulados de la ortodoxia monetaria. No se puede, en resumidas cuentas, entender el Estado mexicano y, su posterior desmantelamiento, sin el cardenismo y su antítesis.

La antítesis; Montes de Oca, Bailleres, ITAM

En México el pensamiento económico ortodoxo neoliberal tiene sus raíces en los años 30s. Sus representantes fueron empresarios industriales y economistas liberales ligados al sector bancario. Luis Monte de Oca (gobernador del Banco de México durante el sexenio de Lázaro Cárdenas y alumno de Ludwing Von Mises), junto al empresario industrial Raúl Bailleres (fundador del ITAM) serían la fuerza liberal fundadora de la ortodoxia económica mexicana. Los unía su adhesión a las ideas de la escuela económica austriaca (cuna intelectual del neoliberalismo) y, dada la coyuntura de la época, su desprecio al proyecto cardenista (notablemente la expropiación petrolera).

Se dieron a la tarea de crear instituciones que contrarrestaran el planteamiento programático y de gobierno cardenista. Primeramente fundando la Asociación Cultural Mexicana (1946) y posteriormente el Instituto Tecnológico de México (que en 1962 se transformaría en el ITAM). En ambos casos el programa central era el de economía.

En entrevista en 1988 con Aníbal de Iturbide aclaró los propósitos de la Asociación Cultural Mexicana y de la escuela que de ella se generó; “la ideología cardenista, equivocada en nuestra opinión, todavía estaba muy vigente. Las ideas del gobierno del general Cárdenas todavía tenían una influencia importante en el desarrollo ideológico de la vida y la política mexicana (…) teníamos que tratar de cambiar la mentalidad de la gente. Ésa fue esencialmente la razón que nos impulsó a crear el Instituto Tecnológico de México, teniendo como meta la creación de una escuela de economía de donde egresaran los futuros hombres que manejaran la economía tanto privada como pública de México”1.

Con la creación del ITAM, Bailleres logró confeccionar una institución que cuestionara y combatiera los cimientos, no sólo de la política económica, sino del Estado mismo; “vamos a preparar muchachos que dentro de treinta o cuarenta años puedan hacer la transformación de un país estatista a un país liberal capitalista”2. A decir verdad lo logró, porque, se quiera o no, no se puede negar que sus cachorros “tomaron el poder”2.

Apuntes finales

Las reformas neoliberales en México se materializaron en dos etapas. La primera como “ajuste estructural” traducida como reducción del aparato de gobierno y la aplicación, bajo la supervisión del FMI, de la austeridad fiscal.

La segunda etapa (en la que estamos actualmente) fue una serie de reformas institucionales y constitucionales destinadas a desmantelar la “ideología cardenista” y cualquier atisbo de este. Desde la reforma al artículo 27 y al ejido en la presidencia de Salinas de Gortari, pasando por la reforma laboral de Calderón y la más recientemente cuestionadas reforma educativa y energética de Peña Nieto (esta ultima un “triunfo cultural” de los anticardenistas de los 30s).

Cabe, por tanto, concluir que estamos frente a un tapiz nacional convulsionado por dos visiones programáticas opuestas. La moneda está en el aire y discurrirá en las urnas dentro de dos años: ¿cambio o continuidad?

 

  1. Babb, Sarah, Proyecto; México. Los economistas del nacionalismo al neoliberalismo, México, FCE, p. 100.
  2. Raul Bailleres (1895-1967), Expansión, 13 de abril de 1994, p. 36.