El Istmo no deja la tradición de muertos, colocan altares donde antes había casas

La tradición de Juchitán y de toda la región del Istmo no se pierde, esta año es diferente, luego de la tragedia que dejaron los sismos de septiembre.

Regeneración, 1 de noviembre de 2017.- En Juchitán, los recientes sismos dejaron derrumbadas miles de viviendas, pero aún después de esta tragedia la gente sale a comprar su fruta, las flores y por las pencas de platanares para poner el Biyé que es el altar, ya que se guarda la tradición de que en estas fiestas de “Todos Santos”, los muertos que llegan a visitar sus casas y a convivir con sus familiares, por lo que normalmente las familias ponen altares de diferentes tamaños, adornados con flores y alimentos típicos como tamales, bebidas, cocos, frutas, hojas de plátano y veladoras.

La tierra de las Velas, las mayordomías, de las fiestas y de la gente alegre, se levanta poco a poco de los escombros y penumbras, resurge para recibir a sus “muertos”, la fiesta mejor conocida como Todos Santos o Xandu’ en el idioma zapoteco, esta tradición se resiste a morir, informa NSS Oaxaca.

Don Francisco, de 86 años de edad, cuenta que esta es una de las fiestas más esperadas porque sus familiares los visitan y ellos con gusto los reciben. Pero en esta ocasión los esperarán en las calle porque las casas “fueron tiradas, ya no tenemos vivienda”, asevera.

En español se llama el primer año de muerte de la persona, Todos Santos, en zapoteco se dice “Xandu’ Ya’a”, y al segundo año es Todos Santos se llama “Xandu’ Guiropa”, pero hay personas con mejores posibilidades económicas que realizan para sus difuntos un Xandu’ Guio’ na (tercer Todos Santos) situación completamente excepcional”, indica el adulto.

Se adornan los altares con flores y frutas, para iluminar sus caminos unas veladoras blancas pero en esta ocasión los vientos fuertes no permiten que en las se coloquen porque de inmediato tienden apagarse.

CUMPLEN CON EL RITUAL

Algunas familias invirtieron hasta 13 mil pesos para este ritual cumpliendo con los nueve rezos previos a la llega de los muertos, 30 y 31 de octubre, elaboración de los tamales y la realización de los altares o biguie’. El biyé o biguie’, es la ofrenda, la forma en que se nombraba los cuatro pilares o columnas que sostenían las esquinas del mundo y que eran representados por cuatro jaguares (beedxe’/jaguar), animal totémico, así lo indica el medio Encuentro.

En estos días de muertos, Xandú (santo) para los zapotecas del istmo, el biyé se representa con un armazón en cuadro hecho con carrizo que se llaman beedxe’ (jaguar o tigre).

COLOCAN ALTARES DONDE ANTES EXISTÍAN CASAS

También se colocan pequeños altares en donde antes había una vivienda, para recibir a quienes se han ido de este mundo desde años anteriores ya que se dice que los muertos de este año no podrán venir a convivir, sus almas apenas se fueron. Para el próximo año ya les podrán colocar un altar según las posibilidades de su economía que podría ser hasta de siete niveles.

La visita a los panteones no se acostumbra como en la capital del estado o en otros partes del país. las tumbas se limpian y visitan días antes como para avisar que ya están listos para recibir a “Todos Santos”.

En esta región del Istmo los pobladores colocan su ofrenda este 31 de octubre, el primero asisten a visitar a sus familiares o conocidos quienes hayan fallecido un año antes, aportan una “limosna”, un recurso según su economía se lo permita y conviven con los vivos y muertos.

Con sismo o con lluvias y con vientos, la tradición en Juchitán y en todo el Istmo, no se pierde. Sólo que este año será distinto. Con más luto, con menos dinero, y en medio de la tragedia.