Elección en la Mesa Directiva del Senado y paridad de género

La legislatura aprobó una reforma trascendental para la participación de las mujeres en nuestro país, lo que garantiza la paridad de género

La elección de la Mesa Directiva del Senado en la Legislatura de la paridad de género

Por Karla Motte* (@karlamotte)

Regeneración, 21 de agosto de 2019. El 1º de septiembre del año pasado, la primera legislatura paritaria en la Historia de México inició sus trabajos con una inédita composición equitativa del Congreso.

Desde que se dio a conocer el resultado de la elección y la composición de ambas cámaras, la paridad fue una noticia muy positiva en el contexto de transformación de la vida pública.

Por eso, el slogan de la “Legislatura de la paridad de género” se colocó como una bandera para la comunicación social de ambas Cámaras.

Entre otras, esta Legislatura aprobó una reforma trascendental para la participación de las mujeres en nuestro país, pues eleva a rango constitucional este principio.

Ello garantiza que a largo plazo la representatividad de las mujeres, la mitad de la población, esté asegurada.

La lucha histórica de las mujeres que exigieron reiteradamente su derecho a participar en la vida pública, primero con la obtención del derecho al sufragio y después con su participación cada vez más amplia y activa, avanza paulatinamente con una mayor presencia de mujeres que actúan en diversos espacios de toma de decisiones y consolidan el acceso de más y más mujeres a los espacios políticos.

Por otra parte, una de las características más relevantes para la participación de las mujeres en el primer año de la LXIV Legislatura, fue que la composición de las mesas directivas de ambas Cámaras estuvo mayoritariamente integrada por ellas.

Con estas características, en el Senado el principio de la paridad de género ha estado presente en el proceso de renovación de su Mesa Directiva, puesto que un sector de MORENA se ha pronunciado porque este órgano interno de gobierno sea presidido por una mujer, apelando justamente al principio de equidad.

Hasta ahora, la contienda interna le ha otorgado el virtual triunfo a la senadora Mónica Fernández Balboa, después de un proceso de votación interno en el cual el grupo parlamentario mayoritario debía decidir si se optaba por la reelección de su Mesa, o bien, se decantaba por la renovación del liderazgo de la Cámara Alta.

POLÉMICO PROCESOS DE ELECCIÓN

El proceso de elección, sin embargo, no ha estado exento de polémica pues a pesar de que la convocatoria llamaba únicamente a las y los senadores que forman parte de MORENA, se le permitió también participar al PES.

La discrecionalidad con la que el PES se integró a la votación, así como un resultado muy cerrado (29 a favor de la reelección, 33 en contra y 2 votos nulos), ponen en tela de juicio la legitimidad de la contienda interna y, tangencialmente, la forma en la que se asume a la paridad de género.

MORENA es un partido conformado por mujeres y hombres que han luchado por la transparencia y claridad en los procesos electorales.

La historia misma del partido es el refrendo de una nueva forma de hacer política frente a mecanismos de elección poco claros.

Ante una elección cuestionable, es relevante pensar si la alternancia de géneros en cargos directivos debería estar por encima de la legitimidad de un proceso electoral, y si esa utilización del principio conviene o no a la representación de las mujeres, sobre todo porque implicaría traer de vuelta un ejercicio de la política mediante los viejos vicios de los partidos tradicionales.

En este contexto social y político, donde miles de mujeres exigimos se atienda la demanda urgente de mayor seguridad y una vida libre de violencia, vale la pena pensar también en la retórica política sobre el ejercicio femenino en la vida pública, así como lo que implica en la forma en que seremos representadas al interior de uno de los poderes del Estado mexicano.

La paridad de género, uno de los grandes logros de la LXIV Legislatura, no debería ser utilizada como botín político o pretexto para pasar por encima de la transparencia electoral.

*Doctorante en Historia por la UNAM