“No sucumbió la eternidad”: los estragos de la desaparición forzada

El entramado de reflexiones que surgen del documental, conducen a desentrañar que el dolor y los modos de aceptación tras la desaparición de un ser querido

Un documental sobre los estragos de la desaparición forzada

Por Sofía Ortiz Laines

Regeneración, 21 de agosto de 2019.  “¿Qué haría yo si a mí me pasara?” Este cuestionamiento constituye uno de los pilares y la preocupación inicial del primer documental de la periodista mexicana Daniela Rea, titulado: “No sucumbió la eternidad” (2017).

Obra que aborda los estragos de la desaparición forzada a partir de dos historias inmersas en dos contextos históricos: la experiencia de Alicia de los Ríos cuyos padres, pertenecientes a la Liga Comunista 23 de septiembre fueron desaparecidos por el Estado mexicano en el año de 1978; y el caso de Liliana Gutiérrez cuyo compañero de vida fue desaparecido en el año de 2010 en San Fernando, Tamaulipas, bajo la sombra del crimen organizado.

El interés en producir este tipo de materiales audiovisuales inscritos en esta temática ha sido notorio, sin embargo, es imprescindible recalcar que el punto focal de esta pieza (y al parecer, lo que la distingue de otros documentales) reside en que el desarrollo y el eje narrativo está centrado en la familia, pues se exponen los estragos de la desaparición de sus seres queridos en la cotidianidad de Liliana y Alicia, quienes decidieron “dejar de buscar” y resistir bajo sus condiciones.

El entramado de reflexiones que surgen, conducen a desentrañar que el dolor y los modos de aceptación ante tal delito son meramente subjetivos, es decir, cómo aceptar, en el caso de Alicia, que sus padres fueron desaparecidos siendo una niña pequeña; cómo llevar un embarazo saludable y la posterior crianza de su hijo sin la compañía de Arturo, el novio de Liliana.

El intento continuo de desplazar el miedo y la culpa de disfrutar la vida constituyen parte del proceso de autodefinición, la creación de una nueva versión de ambas mujeres, quienes tratan de dignificar el recuerdo y no asumirse como víctimas: ante la desaparición forzada se halla o se descubre una metamorfosis forzada.

El rescate de la imagen de sus seres queridos, de aquellas ausencias presentes, está vinculado al uso de la memoria: la adquisición y retención constante de recuerdos de un pasado que ha sido significado por las personas que lo experimentaron o que suponen haberlo hecho.

En ese sentido, la memoria es volátil, susceptible de ser transformada, impulsada por conmemoraciones y rica en detalles sujetos al olvido. Este “presente eterno” está ligado con la oralidad, es decir, la construcción de relatos cargados de emociones que develan un sinfín de sentidos.

“No sucumbió a la eternidad”, revela una serie de narrativas que intentan explicar cómo se vive y se lidia ante la desaparición de un amor de muchos años, ante la desaparición de una madre y un padre cuya oportunidad de ser les fue arrebatada.

Los puntos de encuentro entre ambas historias son diversos: la maternidad, la conformación de lazos afectivos, la búsqueda, la aceptación, el dolor, pero sobre todo, se vislumbra una perspectiva de género que impacta en el discurso en torno a las experiencias de la desaparición forzada en México.

Por otro lado, la diferencia más explícita, se encuentra en el fenómeno generacional que atraviesa el caso de Alicia y Liliana.

Sin embargo, considero más provechoso considerar aquello que las une. Ejemplo de lo anterior, es la manera en la que intentan explicar la espera y el advenimiento de sus familiares por medio de metáforas y de la memoria espacial.

Alicia relata cómo es que prohibía matar bichos en su casa, pues se imaginaba que uno de ellos era su madre visitándola.

Por su parte, Liliana recurría llevar a su hijo Leo a la playa que frecuentaba con Arturo, o contándole la historia de sus tatuajes en los brazos.

Afirmaciones como: “Me levanté asumiéndome como otra”; “Dejar de buscar desaparecidos”; “No heredar patrones a nuestros hijos”; “Que no se vuelva a repetir”… son sólo una muestra de los relatos de dolor, fortaleza y emancipación de dos voces femeninas: una aproximación sin transgresión.