#Opinión: Protectoras de animales


Por Erika Maza

RegeneraciónMx.- Hace algunos días, mientras organizaba mi recámara, vi a Nina y Gabo, mis gatos, durmiendo plácidamente sobre la cama. Ambos son rescatados de la calle, desde hace 11 y 9 años respectivamente. Mientras los observaba me pregunté qué habría sido de ellos si no hubieran aparecido en mi camino. Y concluí, sintiendo un vuelco en el pecho, que probablemente a estas alturas ninguno de los dos estuviera vivo.

Lamentablemente, esa situación no es privativa de Nina y Gabo. Por desagracia, esa es la realidad de miles de perros y gatos en condición de calle en nuestro país.

Pero el hecho de que nuestras vidas se cruzaran, en realidad, no habría tomado sentido si los vínculos afectivos que desarrollé con ellos no me hubieran llevado a colaborar en una protectora de animales, un lugar donde he ido aprendiendo cómo se debe ejercer, de manera correcta, la protección animal.

Si bien es cierto que en los últimos años ha crecido considerablemente la atención y el interés hacia el tema “animalero” ⎼lo cual ha generado la creación de decenas de asociaciones y grupos ciudadanos dedicados a su bienestar⎼ también es una realidad que, en general, las personas tienen una idea equivocada de cuál es el verdadero propósito de una protectora.

Todos los días en redes sociales me encuentro con mensajes que dicen: “Hay un perro atropellado. ¿Alguien que lo ayude?”; “Apareció un gato en mi casa ¿Algún refugio que venga por él?”; “Me voy a cambiar de casa y no me puedo llevar a mi mascota ¿Dónde la puedo ir a dejar?”. Y así un sinfín de peticiones, esperando que alguien más, en este caso una protectora, acuda a resolver el “problema”, porque se ha dado por sentado que su deber principal radica en atender este tipo de solicitudes.

Lamentablemente, se ha arraigado la (falsa) idea de que atender este tipo de demandas es el principal objetivo de las protectoras. Pero sus propósitos van mucho más allá de eso.

Las protectoras de animales son, en realidad, asociaciones sin fines de lucro. Sociedades conformadas por ciudadanos cuyo principal interés es ayudar y ofrecer una vida digna a animales que han sido maltratados, abandonados o que se encuentran en situación de calle. La asistencia que las protectoras ofrecen a los animales incluye, entre otros servicios, rehabilitación, atención médica y esterilización. Todo ello encaminado a que el animal se integre a una familia.

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En otros países las protectoras trabajan de la mano con los departamentos de gobierno. En México, sin embargo, falta mucho para que lleguemos a colaborar de esa forma. De ahí que se haya intentado subsanar esa indiferencia institucional mediante ciertos programas que son impulsados por protectoras (personas o colectivos) interesadas en la protección animal.

Pero, ojo: no es obligación de estas agrupaciones rescatar a todos los animales ni atender (sería imposible) las decenas (o mejor dicho: cientos) de reportes que la gente hace diariamente.

Hay que entender que las personas que se encuentran al frente de estas agrupaciones tienen trabajos comunes, familias y ocupaciones propias. La diferencia, en todo caso, estriba en que han decidido contribuir, en la medida de sus posibilidades, a solventar una grave problemática social como es el abandono y maltrato animal.

Las protectoras ⎼ya sea en grupos o de manera individual⎼ dedican buena parte de su tiempo a esta actividad invirtiendo sus propios recursos económicos, materiales y humanos. Y muchas veces lo hacen a través de la recaudación de fondos, poniendo a la venta artículos, vendiendo comida, organizando rifas o emprendiendo donaciones, etcétera.

Uno de los principales problemas que enfrentan es que, en su mayoría, las protectoras no cuentan con espacios para resguardar a los animales. Y las que disponen de ellos, por lo general, suelen estar al cien por ciento de su capacidad. A esto debemos agregar que las preferencias de adopción se inclinan hacia los cachorros (perros y gatos) e incluso se ha constatado que existe una búsqueda en particular de ciertas razas o tamaños. Eso propicia que la mayoría de los animales que llega a un refugio no sean adoptados.

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Aún hay muchos aspectos en los que debemos trabajar como sociedad. Y la protección hacia los animales es uno de esos aspectos. Es necesario eliminar ciertas creencias preconcebidas, por ejemplo: la falsa idea de que las hembras deben tener, al menos, una camada, o que lo ideal es adoptar cachorros porque se adaptan mejor.

Por supuesto que las protectoras tienen la obligación de atender y resolver toda clase de reportes relacionados con el maltrato y abandono animal. Pero si creamos una conciencia colectiva que favorezca la protección animal, las cosas no serán tan complicadas.

Es importante señalar que gran parte de este trabajo debería ser implementado por las instituciones de gobierno. De ahí que debamos continuar exigiendo que estos temas se prioricen en las agendas políticas. Mientras tanto, como ciudadanos responsables, es importantísimo que sigamos colaborando, desde diferentes flancos de la sociedad, para que esta problemática disminuya.

A decir verdad, cada uno de nosotros, desde sus distintas áreas laborales o profesionales, podemos incidir positivamente para que mejore la calidad de vida de cualquier animal en situación de desventaja.

Si tomamos conciencia de ello, lo más seguro es que la siguiente ocasión que veamos un animal maltratado, abandonado o atropellado, nos animemos a brindarle la ayuda que necesita.

* Diseñadora gráfica por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Tiene más de 10 años dedicada a la protección animal. Ha participado como voluntaria en Can Cat y en el Movimiento Animalista de Puebla. Es autora de la columna “Conciencia animal”, que aborda temas sobre los animales de compañía y su tenencia responsable.