Recuperar la independencia

 

El gobierno calderonista

ha renunciado a garantizar

la seguridad nacional y la paz

pública, a comandar a las

fuerzas armadas y a dirigir

las acciones policiales.

La conquista y la preservación de su indepen­dencia le ha costado al país innumerables vidas y sufrimientos. La derrota de las tropas coloniales españolas, la resistencia juarista a la invasión francesa y la respuesta heroica de la po­blación ante las numerosas agresiones militares estadounidenses le permi­tieron a México mantener en pie la soberanía.

La obligación constitu­cional de velar por la in­dependencia declinó en el sexenio de Miguel de la Madrid y se olvidó del todo con Carlos Salinas, promotor y responsable de la firma del Tratado de Li­bre Comercio con Estados Unidos y Canadá. Ese con­venio comercial ató la eco­nomía nacional, transfirió muchas facultades del go­bierno y de los tribunales mexicanos a organismos extranjeros y fue el princi­pio del fin de la industria y del agro nacional.

Los gobiernos de Er­nesto Zedillo y Vicente Fox agravaron la creciente de­pendencia y entregaron a empresas trasnacionales telecomunicaciones, ferro­carriles, bancos y concesio­nes mineras. Ambos mandatarios incrementaron la deuda externa en forma escandalosa, lo que debilitó a las finanzas nacionales y nos hizo más vulnerables a las crisis externas.

El régimen espurio de Calderón ha ido mucho más lejos en la entrega del país a manos extran­jeras: en abierta violación de la Constitución, ha puesto buena parte de la generación de energía eléctrica y de extracción petrolera bajo control de empresas foráneas.

La sospecha del entreguismo se convirtió en certeza a la luz de documentos de la embajada de Estados Unidos en nuestro país, entregados por el sitio WikiLeaks, que preside Julian Assan­ge, al diario La Jornada.

Por los cables de WikiLeaks hemos podido saber que el propio Calderón, antes de asaltar la Presidencia, fue a decirle a los estadounidenses que estaba de acuerdo con ellos “en todo”, que el ex embajador Tony Garza maniobró para imponerlo en Los Pinos, que la Casa Blanca no está dispuesta a tolerar un cambio del modelo económico neoliberal que padece el país, que los diplomáticos mexicanos son informantes de sus pares estadounidenses antes que de sus superiores mexicanos.

Lo más grave: dejan cla­ro que son los representan­tes de los Estados Unidos quienes diseñan y dirigen la “guerra” insensata que Calderón declaró desde sus primeros días de gobierno y que le ha costado al país más de 35 mil muertes. El gobierno calderonista ha renunciado a garantizar la seguridad nacional y la paz pública, a comandar a las fuerzas armadas y a dirigir las acciones policiales.

Hemos podido consta­tar que no hay un gobierno nacional, sino una mario­neta dirigida desde la Casa Blanca, el Pentágono, el Departamento de Estado, la CIA, la DEA y el FBI. La independencia ha sido li­quidada y se ha cedido el mando del país a autorida­des extranjeras. Eso tiene un nombre en la Cons­titución: traición a la patria.

Recuperar la independencia y la soberanía na­cionales es una tarea urgente, a fin de conseguir que México vuelva a ser de los mexicanos. Para ello es necesario sacar del poder a la oligarquía política, económica y mediática, corrupta, insa­ciable y entreguista, que ha vendido al país y a sus habitantes. Somos millones organizándonos para reconquistar la soberanía en forma pacífi­ca y cívica, y establecer con Estados Unidos una relación basada en el respeto, la dignidad y la co­operación, ajena al sometimiento de los gobier­nos neoliberales, tanto priístas como panistas.

Para lograr la nueva independencia nacional te invitamos a formar parte del Movimiento de Regeneración Nacional. México necesita de ti. Marchemos juntos en la tarea. No hay de otra.

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