Tenochtitlán legado vivo, obligado erradicar racismo: Sheinbaum

Decimos fuerte y lejos: ¡Mientras exista el mundo no acabará la fama y la gloria de México-Tenochtitlan!: Sheinbaum

Decimos fuerte y lejos: ¡Mientras exista el mundo no acabará la fama y la gloria de México-Tenochtitlan!: Sheinbaum

Regeneración, 28 de julio de 2025. Sheinbaum se refirió a la épica mítica de pueblos migrantes en islas salitrosas luego cultura en expansión. Con la conquista, vino la resistencia y las deudas históricas.

A 7 siglos de la fundación de México-Tenochtitlán señaló que el origen de la discriminación hacia los pueblos originarios comenzó con la Colonia española y persistido hasta la fecha.

Calificó «una herida que estamos obligados como mexicanas y mexicanos a curar y a garantizar que se cure, porque fue alimentada por demasiado tiempo de discriminación».

Por ello, enfatizó que «erradicar el racismo no es una opción, es una necesidad y una obligación para construir una sociedad justa, incluyente y digna para todas y para todos».

Sheinbaum

«…, la grandeza de Tenochtitlan no fue solo su fuerza y su belleza, sino su alma; el espíritu

«.., que convirtió una isla inhóspita en un imperio; que amó tanto a sus dioses y a su tierra y a sus ancestros…»

«…, que fue capaz de ofrecer su corazón para que el sol siguiera saliendo todos los días».

«Por eso, cuando los españoles llegaron en 1519, lo que encontraron no fue tierra vacía y lo que divulgaron después como supuesto “salvajismo”…»

«.., sino lo que encontraron fue un imperio sólido, con leyes, lengua, escritura, medicina, formas de cultivo, ingeniería, cultura, conocimientos astronómicos».

«Lo que vieron en Tenochtitlan, sus templos, sus chinampas, sus mercados, su gente organizada, sus escuelas, los hizo pensar que estaban ante algo sobrenatural».

Seguidamente recordó que los conquistadores en lugar de comprender Tenochtitlán, «decidieron aplastarlo».

La conquista

La presidenta subrayó el origen colonial de la discriminación a los indígenas al indicar que recuperar el legado de Tenochtitlan no significa vivir en el pasado, significa reconocernos en él.

Esto es, entender que lo somos hoy.

Esto es, «nuestra forma de hablar, de comer, de mirar al mundo está profundamente marcado por esa historia».

«…, y que solo podremos avanzar como nación si caminamos con esa memoria, con ese orgullo, con esa fuerza».

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«Por ello, debemos entender que erradicar el racismo no es una opción, es una necesidad y una obligación para construir una sociedad justa, incluyente y digna para todas y para todos».

Y es que previamente recordó que la caída de Tenochtitlan, en 1521, no solo significó la destrucción de una ciudad:

«…el inicio de un largo proceso de colonización que buscó borrar todo rastro de lo indígena: una nueva religión, una nueva cultura, impusieron una nueva lengua».

Sometidos

«La Colonia no solo sometió los cuerpos, sino también quiso someter las mentes que perduraron por siglos. Se buscó avergonzarnos de nuestro origen indígena como nación».

“A pesar que ser indígena —lo decían ellos— era sinónimo de atraso, de ignorancia, de barbarie”…
«…, esa fue quizá la herida más profunda, una herida que estamos obligados como mexicanas y mexicanos a curar y a garantizar que se cure…»

«…, porque fue alimentada por demasiado tiempo de discriminación».

Transformaciones

Al proclamar el hoy como el sitio para curar la herida histórica de la discriminación, Sheinbaum subrayó la más dura, profunda y sistemática discriminación hacia las mujeres indígenas.

Recordó además que esas estructuras coloniales han permanecido como muestra millones de personas de los pueblos originarios que hasta la actualidad viven en la marginación y la pobreza.

«Por eso, reivindicamos el hoy, el hoy que es el comienzo de esa cura con la Cuarta Transformación de la Vida Pública», aseveró.

Y si la discriminación quiso marcar la historia, esa discriminación fue más dura, más profunda y más sistemática cuando se dirigió a las mujeres indígenas.

«A ellas no solo se les negó el poder político o económico, sino el derecho a hablar su lengua, a proteger su cuerpo, a ser reconocidas como personas con historia y con derechos».

Transformaciones

Sheinbaum recordó que la estructura colonial no desapareció con la Independencia, «persistió en las formas de poder, en el racismo, en la exclusión de los pueblos originarios, en la marginación que aún hoy viven millones de mexicanas y mexicanos».

«Se reveló en diferentes momentos de la historia, en especial durante la Revolución Mexicana, pero prevaleció después por muchos años, en especial durante todo el periodo neoliberal».

El legado de Tenochtitlan, sin embargo, no fue vencido, vive en la resistencia silenciosa de los pueblos, en la lengua náhuatl que aún se habla, en el maíz que seguimos sembrando, en la medicina tradicional, en los rituales.

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México nació mucho antes de la conquista «con las grandes civilizaciones que florecieron estas benditas tierras: los mayas, los zapotecos, los mixtecos, los purépechas, los mixtecos, todos los pueblos originarios».

Tenochtitlan, por ello, fue y sigue siendo símbolo de ese México profundo, milenario y resistente.

Destacó la presidenta Sheinbaum.

500 años

Hoy, más de 500 años después de aquella invasión, la Cuarta Transformación mira de frente y con orgullo a nuestra historia, no para dividir, sino para comprender; no para odiar, sino para sanar la memoria.

Y en ese proceso, en ese esfuerzo por recuperar nuestra raíz, la Cuarta Transformación que inició con fuerza y tesón el pueblo de México, ha abierto un nuevo capítulo.

«No es casual que uno de los pilares fundamentales sea el reconocimiento de los pueblos originarios».

Por primera vez, recordó la presidenta que el Gobierno de México ha puesto en el centro a quienes fueron históricamente relegados.

«Por primera vez, se ha reivindicado su lugar, su tierra, su agua, su cultura, su palabra, sus derechos elevados al rango constitucional…»

«…; y ha otorgado perdón, por atrocidades del pasado a los pueblos mancillados, reconociendo la profundidad de la palabra “justicia”».

Los gobiernos que tienen el valor de pedir perdón por las atrocidades del pasado que marcaron su historia no se debilitan, apuntó.

Se reconcilian consigo mismo y crecen con una libertad que solo otorga la verdad profunda.

Dignidad

Señaló un proyecto de dignidad, un proyecto que reconoce que «no puede haber justicia verdadera, si no empezamos por saldar la deuda histórica con los pueblos indígenas«.

«Que no puede haber democracia real, si se excluye la voz de quienes llevan siglos resistiendo».

Y que no puede haber identidad nacional, sin reconocer y dar su lugar al profundo y orgulloso rostro indígena de México, su esencia y su grandeza cultural.

Viva

Cabe destacar que entre otros elementos, la presidenta Sheinbaum asentó el orgullo por nuestra patria milenaria.

«Por ello, a todas las mexicanas y mexicanos de todas las raíces nos une el deber de honrar a los pueblos originarios, reconocer nuestro legado de grandeza…»

«…, amar esta tierra sagrada que nos vio nacer o que nos acogió, y sentir con orgullo profundo que somos parte de una patria milenaria y viva».

Por ello, decimos fuerte y lejos: «¡Mientras exista el mundo no acabará la fama y la gloria de México-Tenochtitlan!».

Al tiempo que lanzó vivas a Tenochtitlan, los pueblos originarios, al México profundo y para siempre y por siempre nuestro querido México.