Víctor Manuel Guerra García
Seminario Nacional de Movimientos Estudiantiles
Hoy en día las manifestaciones organizadas y constituidas por jóvenes en las principales calles de la Ciudad de México son parte de la cotidianidad, la festividad en las mismas contagia y convence a una pequeña parte de esa población, que aun con timidez, lanza su aprobación con gritos o aplausos, si bien es cierto existen otras manifestaciones de corte más radical lo que se ha logrado es hacer públicas la indignación y la inconformidad, es así como una nueva forma de entender la realidad inunda el espacio público que se conquistó, curiosamente, hace 50 años.
Las calles y las plazas fueron arrebatadas al Estado y se convirtieron en tribunas. La jovialidad y energía de los jóvenes de aquellos años, quienes con ocurrencias e imaginación lograron hacer frente a la maquinaria estatal de propaganda que los denostaba iniciaron un proceso de consolidación de lo que ahora nos parece cotidiano. Al hablar de los movimientos estudiantiles se tiende a hablar de la tragedia, tanto en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968 como en San Cosme el 10 de junio de 1971 y como otras fechas más recientes, en nuestros planteamientos y reflexiones olvidamos la forma en las que las experiencias vividas en dichos movimientos transformaron la vida de sus protagonistas, es decir, después de las represiones decidieron construir una alternativa para transformar la realidad, muchos cambiaron el ¡únete pueblo! ¡por el unámonos al pueblo!
Se cumplen 50 años no solo de una represión estatal sino de la continuación de un proceso de transformación social, en el cual continuamente se toma como referencia la combatividad y entrega de los jóvenes, con quienes se comenzaron a construir nuevas redes de participación política, una concepción donde los derechos no se negocian ni se piden sino que se exigen, al igual que la justicia, que dicho sea de paso, ha buscado diversos cauces para que los responsables de los episodios de Tlatelolco y San Cosme sean llevados al banquillo de los acusados pero sin tener el éxito que se esperaba, nos abre también la posibilidad de reflexionar en torno a ¿Por qué han sido fallidos los intentos de justicia respecto a la violencia de Estado en México? En este aspecto las investigaciones de los académicos interesados y comprometidos con estos movimientos han aportado perspectivas valiosas para poder entenderlos además de presentar las transformaciones sociales a partir de ellos.
Una pieza importante también es entender las luchas de familiares y ex militantes en la búsqueda por la justicia, que no parten necesariamente de lo académico pero que su experiencia es crucial para que las reflexiones y estudios en torno a estos temas tengan mayor peso y diversidad de voces, Por ello el Seminario Nacional de Movimientos Estudiantiles considera que resulta de crucial importancia rememorar los hechos del 10 de junio de 1971 en su 50 aniversario con la realización de un congreso que sirva para construir un balance de este proceso, que a su vez nos permita ampliar lo que sabemos sobre aquel operativo represivo y reflexionar sobre las consecuencias de la violencia de Estado en la vida política y social del México contemporáneo. Asimismo, la propuesta es que este congreso constituya un espacio para dialogar desde la reflexión y el análisis sobre las investigaciones acerca de los movimientos estudiantiles en México y en el mundo.
El Seminario Nacional de Movimiento Estudiantiles invita al público en general a las diferentes actividades a realizarse de manera virtual los días 2, 3 y 4 de junio por las páginas de Facebook:
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