¿Qué son los ataques de pánico? ¿Cuáles son sus síntomas y qué se puede hacer si se sufre una crisis?

panic

Original de Algarabía

Regeneración 27 de diciembre del 2015.- Imaginen que de pronto, sin explicación alguna, sienten que su corazón palpita cada vez más rápido, las manos les sudan, quizá se sientan mareados, comienzan a tener una sensación de asfixia y lo que les rodea les resulta ajeno; sólo pueden percibir con intensidad toda esa serie de cambios en su cuerpo y en su mente que parece decirles que algo malo se aproxima. El miedo a morir repentinamente se intensifica y la sensación de amenaza y de peligro no los deja ver con claridad lo que está ocurriendo. ¿Qué es lo que está pasando? Muy probablemente están experimentando una crisis aguda de ansiedad, más conocida como ataque de pánico.

Este tipo de eventos no se relacionan con la edad, el género o la profesión; es decir, a cualquiera le pueden ocurrir y las razones son variadas. Por ejemplo, escritores como Tennessee Williams —famoso por su obra de teatro Un tranvía llamado deseo—, o la actriz Kim Basinger —protagonista de la película Nueve semanas y media—, presentaron ataques de pánico durante muchos años.

A veces una circunstancia normal, como un día en el trabajo o con la familia, puede ser el momento en que una de estas crisis suceda. De acuerdo con estudios, al menos 10% de la población adulta ha presentado alguna vez este tipo de ataque, aunque la prevalencia es mayor en mujeres, sin que se conozca la razón.

Diferencia entre ataque de pánico, trastorno de pánico y agorafobia

Estos tipos de crisis tienen diferentes grados de ansiedad. Como ya se mencionó, un ataque de pánico se presenta cuando la persona tiene miedo de una amenaza o situación desconocida, lo cual le provoca mucha ansiedad.

En el caso de los trastornos, se diagnostican cuando el individuo sufre ataques de pánico de manera frecuente. La persona que los padece tiene un miedo e inquietud persistente de sufrir uno de estos ataques, lo cual le dificulta relacionarse con los demás y adaptarse a situaciones o lugares nuevos. También hay una preocupación constante por las consecuencias de cada ataque, que es perder el control, sufrir un infarto o «volverse loco».

Esta cuestión de sentirse un tanto aislado por miedo a ser juzgado o porque simplemente no se comprende qué es lo que pasa, puede conducir al tercer nivel, la agorafobia, que es cuando la persona se ve incapacitada para continuar con su vida normal.

La agorafobia es un temor a quedar «atrapado» en un lugar o situación que le impida a la persona salir en caso de sufrir un ataque de ansiedad.

En el caso de la agorafobia, la ansiedad que se experimenta al estar en lugares en donde se cree que puede ser difícil «escapar» o tal vez embarazoso irse, provoca que las personas que sufren este nivel de ansiedad recurran al total aislamiento, aunque no lo deseen realmente. Se evitan situaciones que impliquen aglomeraciones o que obliguen a estar más tiempo de lo que se quiere —como hacer fila en un supermercado o viajar en autobús—. Las personas se aislan al grado de que sólo estando dentro de sus casas, en alguna zona de confort o con alguien de confianza, pueden realizar sus actividades.

El porqué de pronto las crisis de pánico se presentan en la vida de alguien no puede ser contestado de manera general. Depende de cada persona, cuáles son sus antecedentes médicos o personales, qué ha vivido o está viviendo, etcétera. Lo que sí se puede responder es cómo identificar cuando se está frente a un ataque de pánico y cómo ayudar a las personas para que hallen un poco de calma en esos momentos.

Síntomas de un ataque de pánico

Comienza de repente y alcanza su punto más crítico después de 10 o 15 minutos.

Taquicardia y molestia en el pecho.

Mareo y algunas veces desmayos.

Sensación de asfixia ya que, como se tiene taquicardia, es más difícil respirar.

Miedo a perder el control o temor a la muerte —debido a que no se puede respirar bien y a la taquicardia.

Náuseas o malestar estomacal.

Entumecimiento u hormigueo en las manos, la cara y/o las piernas.

Sensación de estar «fuera de la realidad».

Sudoración o escalofrío.

Temblores.

Para que se pueda considerar que una persona está sufriendo una crisis de pánico, debe presentar al menos cinco de estos síntomas. Si estos ataques ocurren de manera frecuente, puede tratarse de un trastorno de pánico y es recomendable acudir con un especialista.

Tips para hacerle frente a los ataques de pánico

Estar consciente de que se sufre un ataque de pánico y que no se corre un peligro de muerte, pues va a pasar.

Respirar profundamente, sostener el aire por 5 segundos y exhalar poco a poco. Después respirar con normalidad y repetir la respiración profunda.

No buscar controlar la situación, ya que esto sólo empeorará los síntomas. Procurar enfocar la atención en otra cosa, como una conversación, contar números en pares o nombrar los objetos que están alrededor.

De ser posible, acudir a un lugar en donde se sienta cómodo y conversar con alguien que lo ayude a sentirse más seguro.