Por Jenaro Villamil | Homozapping
Dicen que 20 años no es nada, pero tampoco 46. Han transcurrido tres generaciones desde la matanza de Tlatelolco del 2 de octubre, 9 gobiernos federales, muchos libros, testimonios, documentales, reflexiones, comisiones de la verdad sobre las herencias del movimiento estudiantil que cimbró al sistema autoritario priista de esa época.
Sin embargo, las similitudes vuelven a presentarse entre una época y otra, aunque hay diferencias sustanciales que son importantes mencionar.
Como hace 46 años, hoy tenemos 10 semejanzas:
1.-En las calles de la Ciudad de México vuelven a movilizarse miles de estudiantes de las dos instituciones principales de educación superior pública: el Instituto Politécnico Nacional y la UNAM. El primero es el epicentro y la UNAM, al igual que la UAM, la UACM y otras se han sumado a las demandas.
2.-Existe un clima represor que tiende a la criminalización de la protesta social, como se ha visto desde el 1 de diciembre del 2012, y en otras entidades del país, especialmente Puebla, Veracruz y Quintana Roo.
3.-Hay indicios de brotes de insurgencia no sólo cívica sino de disidencia guerrillera. Vemos hoy la serie de ejecuciones extrajudiciales como la de Tlatlaya, en el Estado de México, y lo que está ocurriendo en Iguala, Guerrero.
4.-Existe una falta de comprensión del gobierno federal de los reclamos de los jóvenes, no sólo del Politécnico, sino de todos los grupos que se manifiestan. Los estudiantes y jóvenes se ven peligrosos, porque no están “controlados”.
5.-Existen dos tendencias en el gobierno, como en el 68: una dialoguista y otra represora. Como en el 68, hay una adelantada disputa por la sucesión del 2018 y los movimientos sociales se vuelven rehenes o instrumentos de esta disputa en la sombra.
6.-Los medios de comunicación masiva están menos cerrados que en el 68, pero igualmente menosprecian a las nuevas disidencias. Están al servicio del “señor presidente”.
7.-Hay una restauración clara del modelo presidencialista. Lo más importante no es atender los reclamos y los derechos humanos que exigen los estudiantes sino “cuidar” la imagen presidencial.
8.-La solidaridad de la sociedad civil del Distrito Federal es muy clara, ahora en el movimiento de #TodosSomosIPN como lo fue en el 68.
9.-La autonomía es otro tema que está en juego. En el 68, el rector Barros Sierra le dio otra dimensión al movimiento del Consejo Nacional de Huelga cuando colocó la bandera a media asta en el campus de la UNAM. Ahora, cada vez más jóvenes y maestros están conscientes de la necesidad de la autonomía del IPN, cuyo director siempre ha sido nombrado por el presidente de la República y no por la comunidad estudiantil.
10.-Existen presos políticos que no son admitidos por el gobierno federal porque eso atenta contra su imagen.
Las Diferencias
Estas son las semejanzas. Sin embargo, hay 10 diferencias muy importantes que son las herencias a 46 años de distancia.
1.-Hay menos temor a la represión militar y policiaca –al menos en el Distrito Federal- por los espacios ganados por la propia ciudadanía.
2.-Existen medios de comunicación alternativos, mucho más interactivos y rápidos. Las redes sociales permiten crear movilizaciones mucho más dinámicas que hace casi cinco décadas, y una deliberación mayor.
3.-Se trata de una juventud eminentemente digital y no analógica. Lo importante para ellos es su capacidad de interacción y convergencia. Los discursos verticales y analógicos ya no funcionan.
4.-Hay una mayor fiscalización y observación de medios de comunicación y organizaciones internacionales, a diferencia de 1968. Ahora lo estamos viendo en el caso Tlatlaya, al que ya le habían dado “carpetazo”.
5.-Los brotes de insurgencia no son únicamente motivados por la disidencia social sino también, desgraciadamente, por el crimen organizado. Hoy es mayor la fuerza del narcopoder que hace 46 años.
6.-Existe una menor ideologización en esta nueva generación. La guerra fría terminó. El bloque soviético desapareció, pero continúan los reclamos de justicia y dignidad. Hoy los derechos más importantes son los de la llamada “Tercera generación”.
7.-Es el segundo movimiento estudiantil y juvenil importante en dos años: primero el #YoSoy132 en plena campaña electoral presidencial y ahora #TodosSomosPolitécnico.
8.-Hay un vacío de liderazgos intelectuales y políticos, al menos hasta ahora, entre estos jóvenes. Sus métodos son más horizontales, pero ya no tienen los referentes que antes tenía la generación del 68. En parte, esto dará origen a otros estilos y discursos.
9.-La tentación de una represión abierta tiene un mayor costo. Además, ya no cuentan con los grupos paramilitares de choque que se formaron en el 68, como el Batallón Olimpia.
10.-El intento de querer instrumentalizar o utilizar el movimiento para fines políticos personales o partidistas hoy es más grotesco que hace 46 años. Existe esta tentación, pero ya será más difícil operarla en la oscuridad.