«Mi corazón se llena de esperanza, de valentía y de gratitud cuando veo que el movimiento de música indígena está revitalizando nuestra cultura de la misma manera que hace 30 años el rock mexicano se hizo carta de naturalización», Roko Pachukote
Te presentamos aquí algunas bandas
2 de septiembre de 2014.- Bandas indígenas mexicanas, se expanden cada vez más con éxito, dando diversidad y frescura a la escena rockera nacional.
Muchos grupos que cantan en sus lenguas originarias, se han presentado en varios países y cada vez participan más en grandes festivales como Vive Latino y Cumbre Tajín.
«El futuro del género está en ellos», afirma Roko Pachukote, integrantes de la popular organización «La Maldita Vecindad».
«Mi corazón se llena de esperanza, de valentía y de gratitud cuando veo que el movimiento de música indígena está revitalizando nuestra cultura de la misma manera que hace 30 años el rock mexicano se hizo carta de naturalización», dijo el líder de la emblemática agrupación.
El rock en maya, mixteco, tzotzil, zapoteco, zoque y otomí ya no asombra a los fanáticos del género, pero sí causa perplejidad su creciente variedad en un país habitado por 15,7 millones de indígenas de 68 etnias, de los cuales 6,6 millones siguen hablando su lengua originaria, según el último censo nacional, de 2010.
El movimiento musical indígena ha comenzado a tomar fuerza, gracias a la proliferación de más grupos y del apoyo de instituciones, músicos y festivales.
Sak Tzevul, Vayijel, Lumaltok y Hamac Caziim son solo algunos ejemplos de los proyectos que han surgido de sus comunidades.
«Son más de 80 bandas que se concretan en 11 lenguas. Los temas que tocan son muy diversos y se ubican básicamente en el rock y en las fusiones a partir de sus raíces musicales», afirma Adriana Hernández, Coordinadora del programa de la Dirección General de Culturas Populares titulado «Tradición y Nuevas Rolas», que inició desde 2010 y que busca dar a conocer esta forma de expresión.
Lamentablemente, son pocos todavía los discos que se pueden conseguir de rock indígena y los conciertos también son insuficientes, pero bandas como La Maldita Vecindad han ayudado a la enseñanza y producción de música.
«Todo el movimiento de rock indígena ahorita está completamente subterráneo, pero yo siento que en los próximos años esa música que trabajan en su propia lengua será un gran aporte a nuestro país», evaluó Roco Pachukote, miembro de la banda.
La efervescencia del movimiento permitió que se abrieran las puertas a estos grupos en las más recientes ediciones de dichos encuentros musicales, aunque el músico sostuvo que «falta mucho camino por recorrer», debido a la discriminación.
«Mi idea de hacer música y de cantar en tztozil es porque tengo ese coraje de que siempre se menosprecia a los pueblos indígenas, me enoja que separemos los mundos y que nos vean alejados, cuando nosotros son lo que más cerca tienen», añadió Demián Martínez, líder de la banda Sak Tzevul.
Tzevul deplora que en Estados Unidos, España y Japón sean más valorados los exponentes del rock indígena, lo que atribuye a que «vivimos en un mundo occidentalizado». «Hay tantos grupos que imitan el rock anglosajón, que olvidamos de nuestras raíces», objetó.
Demián propone para resolver este problema formar una industria propia, que incluya estudios de grabación y sellos discográficos que promuevan el rock indígena.
«A los empresarios les da miedo invertir en un grupo de rock indígena porque sienten que van a perder su dinero y en a ese sentido tenemos que generar nuestras propias vías de forma autónoma», afirmó Martínez.
El pasado 9 de agosto, Día Internacional de los Pueblos Indígenas, se presentaron diferentes bandas de este tipo en conciertos simultáneos a lo largo de la República Mexicana. El éxito de las bandas de rock indígena ha motivado a grupos que interpretan otros ritmos como el ska y el hip hop a lanzarse al ruedo.
El estado sureño de Chiapas, escenario del surgimiento de la guerrilla zapatista en enero de 1994, es el estado en el que más grupos se han conformado.
(Agencia: ANSA)