Sostiene que la Patria es tierra para el bien de todos y no un pedestal de oligarcas y bandidos
* Una funesta camarilla saquea los bienes de la nación y lastima con saña al pueblo, denuncia
El presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, encabezó esta noche la ceremonia del Grito de Independencia en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, sitio que conjunta las culturas prehispánica, colonial y moderna.
Durante el acto conmemorativo por el Bicentenario del inicio de la Independencia Nacional, llamó al pueblo a que “tengamos fe en que México se salvará. Es cosa de que logremos que nadie sea indiferente al porvenir de la Patria.
Al recordar la lucha del pueblo y de sus dirigentes contra el colonialismo y el saqueo económico, aseguró que “todos podemos hacer algo por salvar a la Nación. Tenemos de nuestro lado la razón histórica: la Patria no la construyeron los héroes para ser mancillada por ambiciosos”.
Mientras “los opresores de ahora –dijo en referencia al gobierno del presidente espurio Felipe Calderón—festejan con un espectáculo frívolo este hecho histórico, usando para ello al principal instrumento de dominación con que cuentan: la televisión”, los integrantes del Movimiento por la transformación de México “venimos a recordar que no fueron los acaudalados de la época los que siguieron a Hidalgo y a Morelos en su rebelión contra la tiranía”
Hizo énfasis en que fueron precisamente la gente pobre, los desposeídos, los indígenas y los peones acasillados, quienes hicieron posible la gesta histórica de 1810 y afirmó que el Grito de Independencia fue de libertad.
A 200 años de distancia, puntualizó, el movimiento de Independencia representa un grito de libertad. El llamado de Hidalgo para abolir la esclavitud, el ideal de Morelos por la igualdad y el nacimiento de una República sin discriminación ni privilegios.
Ante miles de mexicanos que asistieron a la ceremonia cívica, López Obrador expuso que la lucha que libran actualmente millones de ciudadanos es para derrotar de manera pacífica a la actual oligarquía, al régimen de corrupción, opresión y privilegios que está destruyendo al país y que mantiene al pueblo en la pobreza, en el miedo, el terror, la desesperanza, el abandono y la pobreza.
Como ocurría en 1810, México es un país rico con un pueblo pobre y el gobierno “no es más que un comité de políticos y tecnócratas corruptos al servicio de unos cuantos. Un puñado de potentados tiene secuestradas a las instituciones y subordina todo a sus intereses”, abundó.
Los potentados –señaló— explotan para su beneficio personal los recursos naturales de la nación, aplican una política económica elitista que protege monopolios y castiga a pequeños y medianos empresarios y comerciantes, pero no pagan impuestos ni promueven la creación de empleos, obligan a los mexicanos a emigrar, imponen salarios de hambre y dejan a la mayoría de los mexicanos sin derecho a la educación y la salud.
Como si fuese poco, en estos tiempos de mayor sufrimiento, que se agravó con la crisis de inseguridad y violencia, fruto de una irresponsable declaración de guerra contra el narcotráfico, y la muerte de 30 mil ciudadanos, la funesta camarilla continúa saqueando al país.
Puso de ejemplo los aumentos a las gasolinas, la entrega de nuevas concesiones a Televisa, la disminución de las pensiones a jubilados, el despido de mineros, electricistas y trabajadores de Mexicana de Aviación, así como la inundación de Tabasco, causada intencionalmente por el desfogue de las presas del río Grijalva, para seguir comprando la energía eléctrica a empresas extranjeras.
El presidente legítimo de los mexicanos manifestó que la oligarquía considera que tiene todo bajo control y ahora pretende imponer al próximo presidente de México, mediante la teledictadura.
Desde esta plaza histórica –como así llamó a la Plaza de las Tres Culturas— donde los estudiantes del 68 fueron sacrificados por el autoritarismo del PRI, “les decimos a los que se sienten dueños de México, que no les será fácil consumar una nueva felonía”.
Posteriormente, López Obrador dio el Grito. Evocó a los héroes nacionales, a los hombres y mujeres, que hace 200 años hicieron posible que México fuese una nación independiente.
Mencionó por sus nombres a Hidalgo, a Morelos, a doña Josefa Ortiz, a Leona Victoria, a Ignacio Allende, a Vicente Guerrero y a Ignacio Aldama.
Al acabar su discurso procedió a dar la arenga de "El Grito":
¡Viva Miguel Hidalgo!
¡Viva José María Morelos!
¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!
¡Viva Leona Vicario!
¡Viva Gertrudis Bocanegra!
¡Viva Ignacio Allende!
¡Viva Vicente Guerrero!
¡Viva Ignacio Aldama!
¡Vivan los héroes anónimos!
¡Vivan los indígenas!
¡Vivan los campesinos!
¡Vivan los obreros!
¡Vivan los migrantes!
¡Vivan los artistas!
¡Vivan los maestros!
¡Vivan los profesionistas!
¡Vivan los sectores productivos!
¡Vivan los jóvenes!
¡Vivan las mujeres!
¡Viva la cultura!
¡Vivan los dirigentes sociales y políticos asesinados o desaparecidos por defender las causas populares!
¡Libertad a los presos políticos!
¡Abajo el mal gobierno!
¡Abajo los privilegios!
¡Arriba los de abajo!
¡Viva la nueva República!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
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