Granos. Productores de la Ciudad de México, Morelos, Estado de México, Durango y Zacatecas elaboraron lo que denominaron el Plan Nacional para el Desarrollo Sustentable
Regeneración, 4 de agosto del 2019. Granos. La Sader promueve una agricultura sustentable; avanzar en la autosuficiencia conduce a la soberanía alimentaria, señaló el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, Víctor Suárez Carrera.
Afirma el científico Édgar Quero que aprender a usar la energía solar, los microorganismos y la materia orgánica permite duplicar rendimientos sin usar fertilizantes químicos.
Alcanzar la autosuficiencia
Producir en México los alimentos básicos y granos, como maíz, frijol, trigo panificable, arroz, leche, huevo y carnes, semillas, fertilizantes químicos y biológicos, los medios de resistencia y regulación de plagas y enfermedades, así como los conocimientos y tecnologías implícitos, es la base para alcanzar la autosuficiencia alimentaria nacional, afirmó el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Víctor Suárez Carrera.
Su producción conduce a la soberanía alimentaria, subrayó durante la primera edición de las Conferencias Mensuales “Autosuficiencia alimentaria e innovaciones tecnológicas con prácticas sustentables”, realizada en la sede de la Sader en la Ciudad de México.
Destacó que la soberanía alimentaria y la soberanía energética son los dos pilares de la soberanía nacional, visión con la que trabaja la Sader apoyando la producción y las capacidades de los agricultores, con especial énfasis en los de pequeña escala, los granos, las comunidades indígenas, las mujeres y los jóvenes.
Cambio de paradigma
Aseguró que una tarea principal es inducir una transición a sistemas agrícolas sustentables, pues “buscamos un cambio sistémico, un cambio de paradigma.
No más revolución verde. Es preciso pasar de una agricultura de insumos a una Agricultura de Conocimientos Integrados y Manejo Integrado de Cultivos Inducidos (ACCI-MICI)”, con incidencia en las pequeñas y medianas unidades de producción, que es donde se encuentra el mayor potencial de incremento de productividad y que por décadas estuvieron en el abandono.
El modelo ACCI-MICI, que está aún en construcción y es impulsado por científicos como Juan José Valdespino y Édgar Quero, así como por organizaciones campesinas de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras del Campo (ANEC), implica prácticas sustentables e interacción de científicos con campesinos.
Impulso a la productividad agrícola
Los resultados son, entre otros: un impulso significativo y en el corto plazo de la productividad agrícola, una reducción drástica de costos de producción con aumento de rentabilidad, producción de alimentos sanos y con mayor calidad nutricional para el autoconsumo y el mercado nacional, revalorización del trabajo campesino y modos de vida rurales, reactivación de la economía agrícola y rural, más empleo e ingresos dignos para los jóvenes en el campo y amortiguamiento del cambio climático, entre otros.
El subsecretario subrayó que se trabaja en alianza con instancias educativas, científicas y medioambientales para modificar la currícula de carreras técnicas agropecuarias hacia una visión sustentable y para difundir entre jóvenes y campesinos prácticas sustentables, incluidas las de ACCI-MICI. Todo ello, en busca de un sistema agroalimentario justo, sustentable y saludable, que es un reto de la Cuarta Transformación, agregó.
Aumento de la producción
El director del Centro Nacional de Innovación y Transferencia Tecnológica de Hidalgo (CNITTH), Édgar Quero Gutiérrez, afirmó que productores de ese estado están obteniendo cosechas de maíz de 20 toneladas por hectárea, a partir de que han aprendido a capturar energía solar por medio de las plantas, a oxidar sus suelos y a usar microorganismos. Antes de ello, estos productores obtenían ocho toneladas por hectárea, añadió.
“No se trata de ir a la tienda de agroquímicos y aplicar kilos de nitrógeno y fósforo; se trata de usar lo que tenemos”: la materia orgánica, la energía solar, los microorganismos, todo ello deriva en la producción de maíces con alto rendimiento y más nutritivos a menores costos, explicó.
Destacó el hecho de que la tortilla es el mejor y más completo alimento que podemos tener, pues el maíz integra todos los elementos: fósforo, hierro, calcio, potasio, silicio y zinc. “Cuando comemos un elote estamos consumiendo una gran cantidad de nutrientes, además de antioxidantes”. Y nuestros maíces nativos son mucho mejores en términos de nutrición humana que cualquier otro, como los híbridos y transgénicos, dijo.