Regeneración, 27 de mayo de 2015. En México hay una minoría (menos del 1% de la población) que controla el poder del Estado y lo utiliza para beneficio propio, se apropia del presupuesto público para hacer negocios sucios con el diento de todos los mexicanos. El ejemplo más claro es OHL, empresa española con la que Enrique Peña Nieto ha hecho negocios negros y le ha permitido defraudar con dinero público desde que era gobernador del Estado de México y ahora como presidente.
La corrupción no es un asunto cultural, es un tema de impunidad. En México se conocen casos de corrupción como la Casa Blanca, el fraude de OHL, la residencia de Malinalco de Videgaray, las casitas en Las Lomas de Osorio Chong, las corruptelas del Partido Verde y no pasa nada. Ya es hora de que pase algo.