Por Michael Lohmuller | insightcrime
Regeneración, 1 de abril de 2015.-El presidente de México Enrique Peña Nieto aseguró recientemente que la estrategia de seguridad de su administración mejoró los índices de seguridad y que la policía no está lo suficientemente preparada para confrontar al crimen organizado; dos premisas cuestionables que merecen una inspección más detallada.
En un discurso durante un evento policial en el estado de México —donde cientos de vehículos nuevos y otros equipos fueron entregados a las fuerzas de seguridad—, Peña Nieto dijo que la estrategia de seguridad de su administración ha mejorado tanto la seguridad del país que “incluso los más escépticos y los más críticos” lo reconocen, informó El Universal.
Refiriéndose a la reducción de los homicidios, la extorsión y los asaltos a mano armada, el presidente aseguró que la estrategia gubernamental de “prevención, coordinación y fortalecimiento de las instituciones de seguridad está dando resultado”. También señaló que aunque les “falta mucho por hacer”, los secuestros también están disminuyendo.
Adicionalmente resaltó las capturas de criminales de alto perfil, aseverando que 92 de los 122 criminales más buscados de México han sido capturados o abatidos.
Sin embargo, Peña Nieto agregó que los grupos criminales de México están mejor “preparados y equipados” y que “tienen armas más sofisticadas”, las cuales usan contra las fuerzas de seguridad.
Implementar su iniciativa de “mando único” —que consolidaría unas 1.800 policías municipales en 32 policías estatales— permitirá al gobierno facilitar la preparación y el equipamiento de la policía, dijo.
Hasta el momento, la estrategia de mando único solo ha sido implementada en el estado de Morelos, y está en las manos de los congresos estatales decidir si implementarán el modelo y en qué momento lo harán.
Análisis de InSight Crime
En cierta medida, actualmente México es más seguro que en el pasado. Las tasas de homicidios han caído en un 12 por ciento desde que Peña Nieto asumió el cargo en 2012, y la violencia de los carteles también ha disminuido desde los sangrientos días de la guerra contra las drogas durante el mandato del expresidente Felipe Calderón.
Sin embargo, no está claro en qué medida las políticas de seguridad de Peña Nieto fueron las responsables de la reducción en los niveles de violencia y delincuencia. Por ejemplo, y pese a las afirmaciones del presidente en sentido contrario, en la actualidad existe un gran debate sobre la realidad de la reducción de los secuestros en México. De hecho, un reciente informe de Animal Político encontró que el secuestro en México aumentó en un 52 por ciento desde finales de 2012 (un aumento potencialmente relacionado con la creciente cantidad de secuestros de los migrantes centroamericanos que se desplazan a través México, o con el incremento en la cantidad de denuncias de este crimen).
La afirmación de Peña Nieto de que los grupos criminales están mejor armados que las fuerzas de seguridad también resulta un tanto desconcertante, dado el nivel en que México ha aumentado su inversión en armamento militar.
A pesar de esto, si bien puede haber cierto nivel de credibilidad en la afirmación de que el crimen organizado está mejor preparado que la policía, esta es una comparación indebida, dado que no se trata de dos actores similares. Es más fácil para los delincuentes cometer un acto ilegal con impunidad que para la policía prevenir la actividad criminal y asegurar el cumplimiento de la ley.
México ciertamente ha mejorado su capacidad para reunir información de inteligencia y para realizar las operaciones necesarias para capturar a los más prolíficos capos del crimen. Sin embargo, el hecho de que Peña Nieto pregone sus capturas como un éxito resulta irónico, teniendo en cuenta lo mucho que se distanció de la estrategia de su predecesor cuando asumió el cargo.
En cualquier caso, la verdadera prueba de México radicará en la capacidad del Estado para abordar las condiciones resultantes de las capturas de alto perfil, para consolidar sus avances en materia de seguridad y para prevenir el arraigo de nuevos elementos criminales.