España: La mujer que encuentra datos en su directorio sólo con dibujos

Encarna Alés es una mujer española que no sabe leer, pero su nieto Pedro la ayuda con dibujos a comprender el directorio telefónico

Regeneración, 4 de agosto de 2018.- Cada persona encuentra el mejor modo para comunicarse con los demás, aún cuando no sepa leer.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), alrededor del mundo hay 758 millones de personas que no saben leer ni escribir.

Cada circunstancia es distinta, pero la razón principal por la que las personas no acuden a la escuela es la pobreza y la falta de oportunidades.

No obstante, en muchos casos habrá alguien que apoye a las personas que no saben leer.

Esta es la historia de la señora Encarna Alés, residente de la ciudad de Linares, que pertenece a la provincia de Jaén, en la comunidad autónoma de Andalucía, en España.

A Encarna Alés le gusta hablar por teléfono. Cuando quiere llamar a alguien, busca el número en su directorio telefónico. La mayoría de nosotros encontramos el contacto por el nombre, pero ella no sabe leer.

La solución a este problema es obra de su nieto Pedro Ortega: cada serie de nueve números va acompañada de un dibujo que Alés identifica con la persona a la que quiere llamar.

Ortega ha compartido en Twitter algunas páginas de la lista que ha dibujado para su abuela. Ha sido retuiteado más de 16 mil veces. “Me sé todos los dibujos”, comentó a Verne.

Ortega tiene 31 años y vive en Sevilla, donde trabaja como responsable de comunicación de Izquierda Unida Andalucía. “Siempre que puedo vuelvo a Linares, donde crecí”, relata.

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Allí también dibujó la primera edición de la agenda con dibujos de su abuela, hace 20 años.

“Cuando yo tenía 11 años, mi padre le regaló un tarjetero para apuntar los números de teléfono. En vez de nombres, me entretuve dibujando algo que ella pudiese asociar con cada persona”, recuerda Ortega. No sabe leer, pero sí entiende los números. Estos son algunos ejemplos, pero puedes ver todas las páginas del listín al final del artículo.

Este verano, el nieto actualizó la agenda de su abuela. “Nunca cambia los dibujos”, explica la abuela.

“Es más, hubo una vez me cambió el dibujo de la modista. Normalmente era una tijera y un metro, pero añadió una señora. Le dije: Pedro, ¿esto qué es? No me cambies las cosas. Yo así me entiendo”, añade.

¿Y cómo establecen qué dibujo asignar a cada persona?

“Utilizamos cosas”, explica su nieto, “que ella relaciona con cada persona. Por ejemplo, mi hermano tuvo un conejo de mascota hace años. Ya no hay conejo, pero él sigue siendo un conejo en la agenda. Yo soy el que mejor notas sacaba de sus diez nietos, así que soy un libro. Una de sus hijas es una maleta porque hace muchos años trabajó vendiéndolas”, explica Ortega.

Hay asociaciones más sencillas, como un televisor con el técnico especialista.

“Cuando mi sobrino se casó fui a Madrid. Me llevé la agenda para poder llamar a quien quisiera. A cada persona que le enseñé la agenda se moría de risa”, cuenta Alés.

La agenda es especialmente importante para esta linarense desde que murió su marido, que sí sabía leer.

“Lo único que sabe escribir es su nombre. Mi abuelo consiguió enseñarle para poder firmar con su nombre en la boda y no con el pulgar”, dice el nieto.

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Alés asegura que su familia ha intentado enseñarle a leer desde hace años, pero no ha conseguido avanzar. Tuvo que dejar el colegio cuando tenía ocho años, en 1952:

“Éramos ocho hermanos y nos colocamos antes de tiempo, trabajando para que me dieran algo de comer. Empecé en una panadería y luego, a limpiar en casa de unos señores”, cuenta Alés.

“No sabía que otras personas hacían cosas así hasta que publiqué el tuit”, cuenta su nieto.

En una de sus ediciones, innovó con fotografías en vez de dibujos, pero a su abuela no le gustó. Estas son las páginas de la agenda de Alés, con los contactos pictóricos de su nieto.

Ellos no son los únicos

Cuando Pedro publicó en Twitter los dibujos que hace para su abuela, muchas respuestas le demostraron que su caso y el de su abuela no es el único.

Muchos nietos ayudan a sus abuelos a entenderse a través de este método: